Librero de vuelos
1. Los libros de poesía han sido parte fundamental de mi formación. Más allá y acá del concepto de lo que es poesía, que directamente la relacionamos con versos, sabremos siempre que lo poético es mucho más que los versos, mucho más que los textos variopinto que se anuncian con ese carácter de lo poético. Para empezar esta lista me permito comenzar con el Cantar de los cantares, bíblico. Se le atribuye al rey poeta Salomón. La suliamita es la musa, que se percibe joven y sensual. Pero ella también responde a los cantos de su amado. De El Cantar 1: Ella. "...Mi amado es, entre los hombres,/ como un manzano entre los árboles del bosque./ ¡Qué agradable es sentarme a su sombra!/¡Qué dulce me sabe su fruta!/ Me llevó a la sala de banquetes/ y sus miradas para mí fueron de amor./ ¡Reanímenme con tortas de pasas,/ aliméntenme con manzanas,/ porque me muero de amor!/ ¡Que ponga él su izquierda bajo mi cabeza,/ y que con su derecha me abrace!..."
2. Ronda siempre en mi cabeza la poesía como lector y memorioso recuerdo. Siempre algunos versos se pegan a mi plática, por lo que algunas palabras sueltas o versos, me llevan a algún poema que leí y abracé en la adolescencia. Platicaba con un amigo cubano. Lo saludé con "¿Cómo va la vida?" Y su respuesta: "como viento en popa", me llevó a "Canción del Pirata", de José de Espronceda, que me aprendí para declamar en un concurso de secundaria: "...viento en popa a toda vela. No surca el mar, sino vuela, un velero bergantín...", y le dije de memoria algo más del mismo. Y él sorprendido. Otra vez en una secundaria de La Habana, a donde nos llevaron en un Congreso de Pedagogía, en un silencio que hubo, estaban como mil estudiantes formados y los maestros y visitantes de varios países, di un paso al frente, y dije: "Cultivo una rosa blanca, en junio como en enero, para el amigo sincero que me dé su mano franca..." Lo dije completo, alegre. La rosa blanca, de José Martí, en su tierra, poema que me aprendí desde la escuela primaria.
3. Los versos de Catulo a su musa Claudia, Clotis, han estado en mis pensamientos desde hace años. Luego los leí en versión del poeta Ernesto Cardenal, sacerdote nicaragüense. Los publicó en México la editorial Siglo XXI en un libro pequeño, forma cuadrado, llamado "Epigramas". Y en sus primeras páginas vienen precisamente las versiones que hizo a los famosos de Catulo, poeta latino que se enamoró de una musa que trabajaba en las esquinas de Roma. Ese libro lo he tenido varias veces. Y ya ni sé si los di prestados y no volvieron o los regalé con esperanzas fallidas. Dos epigramas: "Ésta será mi venganza:/ Que un día llegue a tus manos el libro de/ un poeta famoso/ y leas estas líneas que el autor escribió para ti/ y tú no lo sepas". *** "Me contaron que estabas enamorada de otro/ y entonces me fui a mi cuarto/ y escribí ese artículo contra el Gobierno/ por el que estoy preso".
4. Había una pareja de maestros de Español en la secundaria, que recién habían llegado de México. Irma Delgadillo, el nombre de ella. De su esposo, no me acuerdo. Una tarde nos invitaron a su casa a Víctor Orduña y a mí. Y salió el tema de la poesía, poetas y poemas. Por esas fechas yo me estaba aprendiendo "Nocturno a Rosario", de Manuel Acuña, pero yo no sabía del nombre del autor. Y el maestro preguntó por él. Mi respuesta fue: "Creo que su autor es Cornelio Reyna". Y él se rió por mi supina ignorancia. "¿Y por qué crees que sea Cornelio Reyna el autor?", me preguntó él, aún con risas. "Porque él la canta, y es cantautor". Fue mi respuesta. Y cierto, Por esos años este cantante norteño tenía en la radio el "Nocturno a Rosario" y "En paz", de don bien Amado Nervo.
5. Tres libros de poesía que han sido como de mi cabecera son Canto a mí mismo con "Hojas de hierba", de Walt Whitman; "Recuento de poemas", de Jaime Sabines y "Versiones y diversiones", de Octavio Paz. Hay un video famoso de, cuando joven, Joan Manuel Serrat recita un fragmento de Whitman: "...Creo que una brizna de hierba/ No es menos que el camino que recorren las estrellas/ Y que la hormiga es perfecta/ Y que también lo son el grano de arena y el huevo del zorzal/ Y que la rana es una obra maestra digna de las más altas/ Y que la zarzamora podría adornar los salones del cielo/ Y que la menor articulación de mi mano/ puede humillar a todas las máquinas/ Y que una vaca, paseando con la cabeza baja supera a todas las estatuas/ Y que un ratón es un milagro capaz de asombrar a millones de incredulos...."
6. Tanto el "Recuento de poemas", de Jaime Sabines, y el de "Epigramas", sirven para conquistar tierras extrañas, estrellas lejanas, casi imposibles. No siempre ha de funcionar. El poema Los amorosos se lee, canta, recita, declama, se dice al oído, como un himno de amor, reconocimiento de la vibración interna que canta a dueto y lo grita a los cuatro vientos. El poema de "La tía Chofi" es la declaración de la sangre que fluye con tranquilidad en una estancia del ser allí, en la casa, mirando y escuchando, y sea el paso del tiempo el juez implacable. "... Tan miserable fuiste que te pasaste dando tu vida a todos. Pedías para dar, desvalida./ Y no tenías el gesto agrio de las solteronas/ porque tu virginidad fue como una preñez de muchos hijos./ En el medio justo de dos o tres ideas que llenaron tu vida/ te repetías incansablemente/ y eras la misma cosa siempre./ Fácil, como las flores del campo/ con que las vecinas regaron tu ataúd,/ nunca has estado tan bien como en ese abandono de la muerte.
7. Uno de los descubrimientos en la adolescencia tardía, fue el Poema XX, de Pablo Neftalí Neruda, el chileno mayor. Estaba en la biblioteca de la Normal en reunión política. Yo tenía 17 años. Y me llamó la compañera más bella de la escuela. No escribo su nombre. No platicaba conmigo de manera normal. Y me preguntó: "Toño, ya leíste este poema?". Y le dije que no. Abrió el libro y lo leyó en ese momento en voz baja. Ambos cerca. Y al terminarlo me abrazó, y besó cerca de la comisura de mis labios. Yo sentí la gloria, el cielo y todo junto. Bulló la sangre más tibia y más rápido desde ese momento. Y mi corazón latía desbocado cuando ella pasaba junto a mí. A partir de allí empecé a leer mucho de Neruda, hasta la prosa memoriosa de "Confieso que he vivido".
8. Cuando tuve problemas de estrés muy fuertes, hará unos veinte años, acudí a un galeno de Macultepec. Escribo la palabra "galeno" por su pulcritud y dedicación y por el origen del nombre allá en Grecia. Acudí con él, platicó conmigo media hora con base a preguntas. Y me diagnosticó ese mal moderno causado por las prisas, la incertidumbre y las preocupaciones. Frisium 10 mg, una pastilla cada día. "Doctor, pero tengo temor de convertirme adicto a los químicos". "No pasa nada, Don Antonio. Venga en 30 días". Volví en ese lapso. "Ahora la va a tomar un día sí y otro no. "Pero, doctor..." Y vuela en 30 días. Volví. "Ahora ya no la va a tomar, pero las va a llevar en su portafolio como bastón emocional. Y cuando sienta ansiedad de madrugada y sienta que va a morir por falta de aire, abra un libro de poesía que más le guste y lea poemas". Me había preguntado antes si era creyente de lo religioso. "No". Y qué libros le gusta leer. "Poesía". Por eso me recomendó leer poesía y no la Biblia.
9. Siempre he de volver a Walt Whitman. Escribe como un personaje poético omnisciente. Un Dios que mira su obra y la describe. Cuando el ataúd de mi padre estaba ante el foso, ya listo para ser enterrado, se dieron unos minutos para que los que quisiéramos lo viéramos por última vez cuerpo inerte, carne en ruta de descomposición. Yo tenía a la mano el poema "Oh, mi Capitan". Y lo leí: "¡Oh capitán, mi capitán!/ Terminó nuestro espantoso viaje,/ El navío ha salvado todos los escollos,/ Hemos ganado el codiciado premio,/ Ya llegamos a puerto, ya oigo las campanas... ¡Oh capitán, mi capitán!/ Levántate y escucha las campanas,/ Levántate, para ti flamea la bandera,/ Para ti suena el clarín,/ Para ti los ramilletes y guirnaldas engalanadas,/ Para ti la multitud se agolpa en la playa,/ A ti llama la gente del pueblo,/... Mi capitán no responde,/ Sus labios están pálidos e inmóviles,/ Mi padre no siente mi brazo, no tiene pulso ni voluntad/ El navío ha anclado sano y salvo; Nuestro viaje, acabado y concluido,..."
10. Cuando le dieron el premio Nobel de literatura a Bob Dylan en 2016, se abrió una nueva perspectiva para los poetas que cantan sus poemas. Se rompió un paradigma, pero se volvió a esos cantares de gesta de la antigüedad, que acompañados de un instrumento musical, se declamaban y cantaban en los pequeños pueblos para deleite de quienes escuchaban. Entonces algunos dijimos: habrá la posibilidad del Nobel de literatura para Joan Manuel Serrat, Para Silvio Rodríguez, Joaquín Sabina y Luis Eduardo Aute. Sabemos que los criterios del jurado siempre son arbitrarios. Y si bien dejaron abierta la posibilidad con el acierto de nombrar a Dylan, pasaran otros años para que vuelva el premio a un cantautor poeta.
10. Ladrón y poeta fue François Villon, francés,(1431). De él se pueden encontrar algunos poemas en internet. De ellos Balada de los ahorcados y Testamento. Fue condenado a la horca, y perdonado. Vividor que fue, deja constancia en su obra de sus preocupaciones, intenciones y acechanzas. Aquí, la parte final de Testamento: "...Aquí se cierra el testamento/ que escribiera el pobre Villon./ Salid camino de su entierro/ en cuanto oigáis el carillón/ de color bermejo vestidos/ porque murió mártir de amor:/ esto juró por sus cojones/ cuando del mundo se marchó./ De su palabra estoy seguro,/ pues como a un bicho lo ahuyentó/ llena de odio la que él amaba/ y desde aquí hasta el Roussillon/ no hay matorral, zarza o maleza/ que no tenga -y no miento yo/ tela arrancada de sus bragas,/ cuando del mundo se marchó./ Tal su aventura fue; un harapo
vestía cuando se murió./ Peor aún: amor lo pinchaba/ y le causaba más dolor/ mientras él se estaba muriendo/ que la hebilla de un cinturón/ -tanta crueldad nos causa asombro-/ cuando del mundo se marchó./ Sabed lo que hizo él cuando se iba,/ Príncipe bello como azor:/ bebió un trago de vino tinto/ cuando del mundo se marchó".
11. Hay muchos poetas más, sin duda, que bien vale la pena asomarse, beber de su obra, recrearse y crecer. La armonía, ritmo y vuelos metafóricos siempre harán que nuestra sensibilidad alcance la parte humana. Nombraré algunos. Pessoa, Lorca, Vallejo, Miguel Hernández, Ezra Pound, TS Elliot, Dickinson, Rimbaud, etc. cada quien puede poner los propios, los de sus filias. Toda lista es arbitraria.
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