Cerrado por Inventario

A cuento el chocolate, de la tía aquella con los gatos de la oscuridad. Dato duro de por sí, y su hija. Y luego el libro que te nombra, en la página 69 y en la 96. Una liendre anida en mi cabeza; es la pobreza de ideas, ya qué. Mejor guardo silencio y pienso, qué joder. Debo  dibujar un pato, o tigre o la lluvia pertinaz y hacer humedades el cuaderno. En este detallado recuento, a vos, recordar, que los tiempos se acortan en rutinas. Nuestra vestimenta es gris, aunque brillen los colores saturados. Y el poema -que es la vida- nunca es de papel. Y la piel canta al polvo en esculturas del futuro. Tan coqueta la señora Muerte nos espera. Un café, sin azúcar, por favor. No guiños más a las meseras. Ni palabras en tono del "gracias" con notas de canción. Y esa sonrisa pilla que atrapa al duende, a Caperusa, al Pinocho que se yo.
Mañana vuelvo al Casablanca, a certificar  que la vida es bella por los datos que inscribe en nuestro corazón. No renuncio a los postres de vainilla. Ni a la rosa o al punto y coma en el guiñol. Mejor los puntos suspensivos, que los finales de montón.
Traigo a cuento esta luna morena. Traigo a cuento este sol de insolación. Las canciones al oído, en murmullo, el amorcito corazón.

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