Ejercicio

Ejercí veloz entre los párpados, cámara. Luciérnagas al fondo, pasto. Allí. Movimiento a la izquierda. Ejercí de astronauta. Raudo entre los árboles la ingravidez de las esporas y polen. De todo ejercí mientras la luna rondaba nuestro espacio. Frescor de la noche en carretera. Miles de páginas en blanco al vuelo quedaban en la mesa. Y al día siguiente al reciclaje. Ejercí la música. No sabía tocar trombón. Y me puse a coleccionar instrumentos por si acaso tocábamos un vals en esa oscuridad de las referidas luciérnagas. Eran  de mañana y tarde los ejercicios. Procuré tocar la flauta como el de Hamelin. Y solo soplos  como el burro aquel por la casualidad. Dónde estaban los suspiros.Y a correr entre los árboles para llegar exhausto al lugar donde se aprendía de las llamas. Luego regresábamos con la lengua de fuera, sedientos y con parsimonia. También ejercí de caminante. Ampollas en los pies. Sudor. Costra. Calles, caminos, veredas. Y el viento en la cara, modelo polvo ejercí. Cómo olvidar al cantante de ópera en la calle. Pudor o miedo a que la perra fama le trague. Hoy es cantante retirado, calla. Falsa modestia para callar al ego. Ejercí de juez. Vengan a mí todos los culpables de antemano. Chismosos, calumniadores. tramposos. Gulos. Ejercí de faquir y mago. El hambre, bestia alucinada y doméstica.
  
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