Qué haremos hoy

Llueve y es tarde. El día se esfuma con la imagen de nenúfares. En la mente, claro está. Allí el frescor de la tarde, la flor, el agua. Pantano, maravilla natural. Por la ventana pasan autos rumbo al mercado que es toda la ciudad. ¿Qué haremos hoy? No mañana. Esa es pérdida de tiempo. Pasado, futuro, inaccesible tiempo. Hoy dura siempre. Reitero: hoy siempre. Así en sus palabras, oportunidad única que tenemos para armar un arcoiris con miles de gotas de agua a trasluz del sol. ¿Qué haremos hoy y siempre? Mirar rostros de hambre y de hastío. Mirar ojos sin mirada de esperanza. Es crimen cruzarse de brazos. No basta darles un poema en una hoja. No es así. Ya utilizamos margaritas echando a los cerdos. Ya estuvo bien. Ahora es necesario despertar. Y tomar al vuelo el arte y las ciencias. Y exigir que vuelvan la mirada a la tierra. Andan a veces por las nubes, como el cisne aquel, al que se indica torcer el cuello. Hoy es día propicio para inventar de nuevo el fuego y la palabra. Esta mirada es nuestra.

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