Yo, Carlos

Escudriño en el pensamiento del qué, para qué y por qué. Intento saber exactamente del origen y las rutas para llegar al final. Y nos llenan de ideas tan más cual descabelladas, mezcla de mitos y soledades. Choques de estrellas, desprendimientos. Y nos dieron datos el ajedrez, el oráculo, las cartas del Tarot, la sibila y hasta  la ciencia concupiscente de la gitana. Teorías, hipótesis, dilemas, yuxtaposiciones de datos. Calcas al carbón de la estupidez humana. Al fin cada quien, en ese albedrío libre según, dedicó su tiempo en cruzar mares, navegar ríos, buscar el vellocino de oro y El dorado. Y el hombre se transformo en lobo del mismo. Reyes subieron al trono y luego abdicaron o quedaron sin cabeza en parques públicos. Y se declararon guerras entre todos aduciendo luchar por libertades ajenas y por rancias ideologías del martirio. Aquí, desde la habitación 5. Yo, Carlos Castañeda.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam