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Mostrando entradas de marzo, 2015

Me hundí en canciones

Por lo común me hundo en canciones. No por otras razones. Solo para surfear en melodías de la suerte, como curriculum o ruta sentimental. Diario de mis emociones. Y aparece por allí árbol y mosca, con su respectivo fruto y sombra, y ese vuelo de mosca que canta Machado. Es la suerte común. Y de todo como motivo recurrente para filosofar sobre ilusiones y desdichas, y basura por los ojos. Hiedra, humo, paloma querida. Pasaba por aquí, ojos de la suerte, cantaba la rockola. Urge.

Luna de miel

La recepcionista del hotel hizo todo el trámite. Datos. Fotos. Identificaciones, firmas. Garantía. Acostumbrada a eso, lo hacía con elegancia. En su clase de psicología universitaria, tenía siempre tareas relacionadas con reacciones, risas, gestos, reacciones, etc. Y hacía sus anotaciones, propias entre literatura y ciencia. Era su pan y motivo diario: observar, elucubrar con visos de acierto, elaboraba hipótesis. Por ética nunca anotaba nombres De vez en vez ha cía una pregunta como si al caso. Y siempre su palabra acompañada de una sonrisa amplia, casi franca: bienvenidos. Al fin, terminando el protocolo de entrada y registro, y al verla hacer las respectivas y sabidas anotaciones, su ayudante le dice "no se les ve felices en su luna de miel". Y ella, sin dudarlo. responde. "No siempre viajan las parejas por ese motivo. Y si el caso fuera las lunas de miel no siempre son para ser felices. Muchas veces son para cumplir, pagar y sellar pactos, acuerdos, 

Piensa bien el pedir

Al recuerdo del cuento donde  el niño tuerto aquel, cuya madre pidió a Dios en aflicción  que le quitará ese mal, y Dios le cumplió: lo dejó ciego. Por eso pide bien. Piensa muy bien el pedir, cuando pides fama, lujo, dinero, autos, casas, éxito.  No está mal. Pensar en París o la cima del Everest. Alfombra roja, pasarela o parlar en parlamento. O vender un millón de discos o cinco mil libros. Si pides pez, procura no ser carnada.  Pide bien. Roma no se hizo en un día o diez años. Aquí de nuevo el diez. La vuelta de noria en la tierra la hizo posible un gato.  Y el pato no pudo volar. Este texto es broma, aclaro. Que cada quien pida de acuerdo a su medida. De acuerdo al valor de su letra de cambio. En el amor, ni el amor se exige a cambio. La utilería  es para el teatro. Yo pido  aire, viento, tierra, mar, de amar. Polvo soy, al fin y al cabo.

Cuando hables con él

Cuando hables con Él, dile todo. De los paseos por el bosque Caperusa, del lobo feroz al acecho, de los sueños cenicienta, de los murmullos al oído, de ese grato correr por la playa y meterse entre las olas como sábanas y caer y levantarse, de la orquídea en el avión derribado, de las palabras húmedas, de los calcetines mojados, del disco repetido, del no vuelvo más, volvamos, de los cuentos para otros, de las avenidas en la ciudad como montaña rusa. De la carnada puesta en el sueño dorado. Del pescador pescado. De las palomas blancas y las palomitas en la estancia de paso. De las tribulaciones por el olvido, los insomnios, el llanto callado. De cuándo estabas sola.  De las tardes en patineta para sobreponernos al llanto. De la jaula dorada. De la hoja que cae. Del himno hiedra. Del portugués. De cuando estabas sola y necesitabas mi mano. De la ruleta rusa. Cuando hables dile de nuestro concepto del tiempo relajado, de los breves amores eternos que duran un mes, diez o cien años

Hemos de enontrarnos

Hemos de encontrarnos ya. En un abrazo contenido y detenido. No importa si es en el plazo de veinte siglos o veinte minutos. Es precisamente preciso. Hemos de encontrarnos sideral a mi manera o a la tuya, polvareda en el camino, brisa suave, playa de paso. Queda tanto tiempo para la cita, que se va dicho tiempo en un suspiro, sueño o mirada. Encontrarnos para recoger los pétalos de la margarita deshojada. Para escribir la historia con besos de tornillo en sustitución de las palabras. Encontrarnos para escribir con nuestras manos la crónica de una historia de amor inconclusa. Hemos de encontrarnos en otra playa, otro tiempo, otra galaxia. Coincidir cuando donde.

Veinte siglos

Veinte siglos sin ti. Pasarán otros veinte. No importa si son los cinco minutos de Aute, o diez años en el abecedario de la vida. No importa. Vals del tiempo detenido. Notas sueltas en el espacio. Notas ausentes de la fotografía. Tiempo de presencias y de ausencias. Escopetas poderosas en el vuelo. Patos guardados en su granja como armería de oro, sin palabras ni sueños. Punta del icberg, solo. Causa de las causas. Llueve. Veinte siglos para un te amaré por siempre Bosé, dices. Y el silencio es parte importante de la escenografía.

Circular

Todo gira. Como rueda de la fortuna. La vida misma. El tiempo. Todo gira como los planetas, como vuelta de noria. Rehilete en el pim pam pum de feria. Por eso me gusta que leas lo que escribo aquí o donde sea. Incluyendo los oficios o las circulares.

Ayer y mañana

Loca ventolera de la tarde, ayer, derribó techos, tumbó hojas, despeinó y levantó faldas. Parecía renovar el universo, como constancia terrenal del tiempo, para uvas y burbujas.  Llegó de pronto y se fue. Cuaderno esencia para las palabras. Hoja limpísima para el registro de las voces en palabras. Ventolera perdida de sí. Como decir desatada la furia de los vientos. Ahora está la luz y la calma. Ahora está el movimiento y ese desperezar la conciencia para la manzana. Ayer ventolera perdida en la locura. Ahora la suave brisa que acompaña. Soñar palabras, y escribir de imágenes distintas, a veces encontradas, es manera de dejar constancia de nuestro paso por el tiempo. Amanece de nuevo. Y el sueño permanece intacto.

Y dormí bien

Y dormí bien. Muy bien. Como bulto. Conjunto de ángeles de la guarda a mi alrededor. Es extraño escribir así. Dormí bien, con todos los sueños. Un pecesito fiel. Un pez fiel. Estuvimos un tiempo. Le acariciaba dentro de su pecera. Y entornaba sus acuosos ojillos. Es un sueño, aclaro. Cuento del sueño. Luego tuvo que cambiarse de lugar. Yo decía por lucro. Mas fue necesidad, luego lo supe. Pero es el pez. Es el sueño. Estuvimos lejos la mascota y yo. El pez, el pez. Y así pasaron meses, años. Y luego volví. Me acerqué hasta estar en un punto cercano a su mirada. Estaba ya en otro lado, bien acomodado. Y al acercarme un poco más, saltó hacia mi cuerpo. Y allí estuvimos, dándonos de muestras de apego. Alguien cercano, de gusto le puso sal y limón en sus agallas. Y vi que estuvo a punto de morirse. Lo estuvo, lo viví. Casi asfixiado lo llevé rápido a un pozo de agua. Y lo dejé allí por varias horas. Y ya recuperado. Me hizo señas los sacara. Aquí lo tengo ahora. Me habla de su flor, su flo

Ahora duermo bien

Ahora duermo bien. Despierto entre dos y tres de la mañana. y escribo un texto breve, algo que soñé. Lo escribo para recordar. Y me vuelvo a dormir. Y sigo soñando. Ahora duermo bien. Y mis pasos son seguros. Camino por donde quiero. Y donde no hay camino, no hago desfiguros. Solo abro brecha. Respiro profundamente. Y pateo latas o piedras al caminar. Y silbo una melodía, por no dejar. Dormir bien, es el reflejo del alma. Nada turbe, nada turba. Y menos esa lejanía de la soberbia. Que refleja brillo solo. Reflejos. Rebote de luz en pared. Duermo bien y el cuerpo se relaja. El músculo lo agradece. Y cuando amanece. Observo por la ventana. Y sé que queda tiempo para el disfrute. En este transitar. Flores en el jardín. Mas las sonrisas propias de lo feliz. Escribo por no dejar. Salud. Y buenas noches.

Borrador de historias

Es difuso el recuerdo. Se suma a ello la neblina del día. Cada caso es distinto, de la historia personal. Mas se necesita un buen borrador con cloro para borrar la historia. Allí la foto. Con Photoshop quitamos una imagen para el no estar. No hace falta decir. Borrar es regresar el rollo de película y hacer cortes, como en la censura del cinema paradiso los besos y abrazos, o el escote florecido. Borrar es hacer uso de la necesidad de obtener beneficios a cambio de la historia. Y limpiar todo es desaparecer por asalto los mejores datos, las mejores imágenes que fueron de película. Quema de fotografías y cartas. para decir nunca fue lo que ha sido. la historia se repite. Pasar tijera o mezcla blanca y sacar copias nuevas donde desaparece el año, el mes, el día, el momento preciso del encuentro. Un nombre. Nunca quitarán los borradores la luna ni el parque donde caminamos ni la banca. Y los pájaros regresan siempre al lugar de su canto. Nadie borrará el poema, ni el canto mismo de los pá

Otra vez: Amiga a la que amo

Amiga a la que amo: no envejezcas. Que se detenga el tiempo sin tocarte; que no te quite el manto de la perfecta juventud. Inmóvil junto a tu cuerpo de muchacha dulce quede, al hallarte, el tiempo. Si tu hermosura ha sido la llave del amor, si tu hermosura con el amor me ha dado la certidumbre de la dicha, la compañía sin dolor, el vuelo, guárdate hermosa, joven siempre. No quiero ni pensar lo que tendría de soledad mi corazón necesitado, si la vejez dañina, perjuiciosa cargara en ti la mano, y mordiera tu piel, desvencijara tus dientes, y la música que mueves, al movere, deshiciera. Guárdame siempre en la delicia de tus dientes parejos, de tus ojos, de tus olores buenos, de tus brazos que me enseñas cuando a solas conmigo te has quedado desnuda toda, en sombras, sin más luz que la tuya, porque tu cuerpo alumbra cuando amas, más tierna tú que las pequeñas flores con que te adorno a veces. Guárdame en la alegría de mirarte ir y venir en ritmo, caminando y, al caminar meciéndot

Muro (1)

En mi muro escribo. A veces citas. O texto propio. Casi nunca opinión política. Mis textos propios, la mayoría, tienen que ver con el mundo ficticio de la literatura. A veces subo fotos. Principalmente de mis actividades de trabajo. Expongo mis ideas sobre educación, donde he permanecido en lo laboral desde 1979. Y como estudiante de 1975 a 1979. No opino en los muros de otros. Ni etiqueto.Si tengo una opinión favorable sobre dichos textos a veces la expongo. No siempre. O  acomodó un Me gusta. Si alguna vez alguien se sintió ofendido me disculpo. Mis textos literarios no tienen persona destinada. Y menos utilizo nombres de personas reales. Literatura es ficción. Tampoco tienen flechas mis composiciones. Y los poemas o cuentos de otros que publico, tienen el único fin de compartirlos. No me autocensuro. No acepto censura. Un abrazo a mis lectores. Tres o cinco. No sé. Aunque fuera sólo uno o una. Gracias.

Búsqueda

Lo que buscas está en tu mirada.

Crónica

Crónica de un instante: la vida con el no estás.

Tiempo

Se hace necesario precisar lo que en tiempo se precisa. Líquido es el instante en el que nos mojamos. Humedad somos. Y nos volvemos agua porque de allí venimos. Polvo en lodo con el agua. Todos los tiempos coinciden en este instante. Y dejan de serlo en el instante mismo. Todos vivimos en tiempos distintos. Por eso las diferencias entre las personas. Y por eso las felices y extrañas coincidencias con otras. Tiempos distinto el que vuela con lecturas. El que mira nubes y el que mira piedras. Tiempos distintos y distantes.Platón decía que el tiempo es la imagen móvil de la  eternidad. Y yo coincido con ese navegante de todos los tiempos, que transita más que saludable en las ideas de hoy. Sombras gratas de la juventud, en el recuerdo, en ruta hacia otro andén.

El tiro de basquetbol

Estaba en la charla ante estudiantes de universidad. De varias anécdotas para completar el tema. Y me acordé al final del tiro en la inauguración de la olimpiada infantil, una semana antes. Me dice el organizador "haga un tiro inaugural, es lo que se acostumbra". Y tomé el balón y lo boté caminando rumbo al otro extremo de la cancha. Tres o cinco botes di. Y moví mi brazo en círculo para que los músculos recordaran cuando lo hacían hace como cuarenta años. Y ya en la linea de tiro me acomodé. E hice flexión de cuerpo, como resortear. Y respiré profundo. En el camino le había pedido a Dios: "ayúdame Dios, y no importa que no vuelva la que se fue. O no me haga caso ya más. pero ayúdame" Y lancé el tiro. Lo veo en el aire. Y en esa fracción de segundo sucedieron tantas cosas. Recuerdos de adolescencia en otras canchas. Y vi con claridad que iba un poco de lado, como para pegar en el aro en su parte interior y de allí saltar y salir. Y quizá en mi pedido a Dios, este gr

Charlemos

Charlemos. Platiquemos. Hace falta. Desde nosotros mismos para nosotros mismos. Se nos agota nuestro tiempo. Y ya están las generaciones de los otros tiempos. Ensimismados. Cada vez mas. Charlemos. Como antes lo hacían bajo la sombra de un árbol las parejas o los abuelos con sus nietos, los padres con sus hijos. Es necesario. Es imprescindible. El diálogo, La chala nos hace diáfanos. Nos permite dilucidar y clarificar nuestro pensamiento. Charlemos, más que invitación es un ruego. No de rogar. Si no a manera de reflexionar que realmente lo necesitamos. Escucharnos. Estar. Mirarnos. Trasladar los sueños humanos. A una realidad tangible en donde se coincida que todos nos necesitamos. Que ambos nos necesitamos. No importa quién seas. No importa quién sea yo. Charlemos. Ciegos aún, tenemos la palabra y las imágenes.

Sucede a veces

Sucede a veces que no puedo escribir y no escribo. O hago un esfuerzo, como ejercicio. Y escribo. Cuando no puedo hacerlo, borro todos los intentos. Y me dedico a algo productivo. Por ejemplo a escribir sobre los oficios que me hubiera gustado ejercer: faquir, mago, alquimista, hacedor de papalotes, cantante, botarga de hombre feliz, malabarista, payaso. Hasta allí llego. Y abandono todo intento por dejar escrito el texto. Entonces me acuerdo del libro vacío. Del hombre vacío. Y escribo las palabras polvo, tiempo.

Día de la felicidad

Ayer, hoy y mañana. La felicidad. A mi piel y en la mirada. La felicidad en un vaso de agua fresca. En una sopa de letras calientita. Unas palabras. Un poema. Una oración. La felicidad en la hoja que cae y se detiene por una muy leve brevedad. La felicidad en los colores. En el viaje a uno mismo o al exterior. La felicidad en la tarde de café. En el barco de papel. Y en el verso aquel. En la risa del niño al elevar el papalote. En el abrazo de llegada. En el volverse a ver. La felicidad en caminar. Sentir la espina en el corazón. En tu exacta flor. En la heredad. Libros y canciones. En leer la biblia. En asomarse al mar y mojarse los`pies. En el jugar a dejar de respirar. En el escribir. En el tomar té. En la exacta medida de las cosas. En el tomar agua directamente de las manos. En el hacer camino. En el solo quiero para vivir un cuarto con silla mesa y hamaca. Lo ves. No pido más. Tu risa. Sí. Tu exacta felicidad aunque no estés aquí. Sed felices.

En tu ausencia

En tu ausencia busco un cerillo para encender y alumbrarme. Como en carretera de noche, entre la oscuridad enciendo las luces. Dice el poeta que entre un amor y otra que llegará (porque llega)  hay angustia. No la debe haber. Juguemos a sonreír mientras tanto. En tu ausencia un cerillo para encenderme también y alumbrarte. Las palabras.

Tantas veces me fui

Tantas veces me fui. Nos fuimos. Volvimos. Regresamos. Se fue. Volvió. Regresé. Y así. La muerte vino a sacar cuentas un día. Y me dejó a causa de mi risa. Esa felicidad se transparenta, me dijo. Otros años más, por fin. Y así. Por varios años. Nos fuimos. Nos venimos. Huimos. Trasnochamos. Escribimos la historia. Sueños. Canciones. mar. Se fue. Me fui. No estamos. Y recordamos. Paradiso. Alfombra mágica. Nubes de miel. Palabras por adivinar. Cabalgamos. Hipocampos. Botella al mar. Un país de maravillas. Luz en la oscuridad. Anzuelo sin pez. Mar. Cómo te extraño mar. Serrat cantará desde el fondo del corazón. Para ayer. Para amar. Tono de mar.

Es viernes

Es viernes, ya. Amaneció con neblina por estos rumbos. Ahora hay sol. Mucha claridad. Y mañana será sábado y luego domingo. Y así el paso de los días. En este trafalgar del tiempo que registra nuestro efímero paso. Tengo grabado el miércoles. La luz como de rayo. Y la enorme alegría de la plática. Con brillo. Así sea. Tarde o temprano referimos al tiempo en su sabia virtud. Música. por todas partes. Un decir y hacer. Recordad los puntos luminosos para materializar el recuerdo. Apenas ayer, hoy mañana. Y entrecierrro los ojos. La humedad del ambiente todavía queda.

Cuando digo tu flor

Cuando digo tu flor, es de tu precisa flor que escribo, en esa nostalgia siempre de la dicha. Y tu flor es por supuesto esa sonrisa tuya que me envuelve. Ríe tú, sonríe siempre. Y son tus palabras también, pronunciadas como el canto de sirena para Ulises.  Y cuando escribo la palabra pasado. es que ha sucedido tanto entre nosotros, que mares he llenado en tu cobijo del abrazo. Yo me entiendo cuando escribo tu flor, como nombrando tu preciso nombre. El tiempo nuestro de coincidir lo llenamos de tantas alegrías. Y a no dudarlo en acompañarnos precisos, en el momento necesario. Aún en lo lejano. Cuando un rayo me parte el alma, solo preciso recurrir a tu recuerdo, en esa sonrisa luminosa, para saber que todas mis partes se unifican nuevamente. Me reconstruyo en ti. No importa lo que suceda a partir de ahora. A partir de ayer, hoy, mañana. A partir de que andamos por rutas diferentes. Mas se que acudes a mi cuando más te necesito. Aunque nadie nunca más nos mire juntos. La distancia es lo

Ellas

"Ellas" es un proyecto que inicio el día de hoy. Estará redactado en primera, segunda o tercera persona del singular. Con voz propia o ajena iré presentando mujeres especiales, grandes, luminosas, quienes por diversas razones considero que deben aparecer en este conjunto de textos. Sus nombres no corresponden al propio de su vida real. Además el objetivo es meramente literario; y en todo caso no habría elemento  alguno que les identifique, y menos que les agreda.  Cada una con particularidades de existencia, situaciones a las que se han enfrentado. Amor por el que han transitado. Soledades. Etcétera.  Con todo el cariño por la mujer, con toda la admiración por ellas, dondequiera que estén. Un ejemplo es este: Ella (geranio, gis, girasol) llegó a la reunión entre amigos. Ella amiga de siempre. Veinte personas reunidos en la sala de la casa. Música de fondo. Alguien hablaba pero no era junta revolucionaria, y menos de partidos; quizá palomas de papel en promoción para su vent

Neblina de nuevo

Neblina de nuevo como promesas de sol. Como esperanza de ver donde nada se ve. En la carretera avanzamos solo por las luces en la confianza de que en nuestro frente haya nada. Solo el espacio para el avance. Como ciegos en la vida. Con la inmensa claridad de la leche. Avanzamos sin retorno sin saber la ruta que define. Solo luces como señales de vida. Escucho la radio. Y nada dicen de la paz ni la nostalgia. Ni del hecho de sabernos ausentes. Neblina como señal de los buenos días. Para darnos cuenta que todo pasa. Y vamos dejando rastros de mar, agua de sal. Y la sonrisa derrite el hielo. Canciones, noticias, datos de vida y muerte en la radio. Mientras tanto la neblina, yo canto una canción que se me enreda entre vencer, mujer, soledad y volver. Y me río.

Aqui estamos

Irreverentes, aquí estamos como hace años. Con el mismo tipo de jeans y la misma música por dentro. Con los puños crispados, pero con la esperanza. despreciando el oro como meta. Despreciando la perra fama por no hacer lo propio, en el barrio. Sin mentir a la conciencia sobre honrar la vida. Y en disputa contra el tiempo y los buenos modales. Aquí estamos tanto en el río Bravo del norte y en el Grijalva. Orgullosos del Norte y el Sur que nos corresponde en genealogía. Cantando canciones sublimes de tierra y pan para una despedida tras otra. Aquí, donde la nostalgia se transforma en verso y evocaciones sin futuro. Y el mar palidece ante la sombra. Aquí donde la luna nos recuerda nuestra historia personal, pero sobre todo tu flor. Estamos para dar cuenta de los hechos en los que fuimos testigos. Sin jueces ni acusadores, solo la conciencia de ser quienes somos. Nostálgicos descarnados. Soñadores descarnados. Aquí frente a la nada, sin anteceder tampoco nada, paréntesis apenas entre dos t

Costumbres

Repetición de asuntos diarios, vistos desde una poltrona. Costumbre vieja de repetir hasta el cansancio las palabras gastadas de tanto decirlas. Yo te amo, yo tampoco, en el juego con sonrisas. La costumbre de saber de los colores y los versos. Tanto va el cántaro al agua, hasta que se encuentra con el pozo seco. Otro asunto es la repetición de la ola o la vuelta repetible de la claridad y oscuridad con los días y las noches. Convocatoria plena para valorar las miradas y los  besos. La costumbre es más fuerte que el amor, repiten en la radio. Yo me excuso de comentar. Pido permiso. Uno no puede andar de juez y parte. A la vuelta de la esquina con sonrisas anuncian crema dental. Y la vida breve sigue. Para dar tumbos y levantarse como si nada. Esta vieja manía de escribir no es costumbre. Es una forma de darle sentido a la vida. Y preguntan por el beso de tornillo, lee, lirio, libro.

Convocatoria

  A punto de cerrar el día, convoco a los sueños. A esas imágenes con secuencia que se presentan como si nada, irreverentes y festivas. En blanco y negro, sepia o technicolor. Los recuerdos son tantos, y ninguno de pesadilla. Siempre serenos, raros, enigmáticos, dentro de una lógica perfecta. Desfile de interioridades que saltan a la vista. La madre ausente que me visita como entre nubes  con la paz de su sonrisa . Un juguete de la infancia chamuscado, perdido en los años aquellos. Una ciudad roja, vacía, con calles y aceras de mosaico. Un edificio sepia, de apartamentos, de 1940, en el que encuentro postales y cartas de amor con listón y letra garigoleada. Un escondite de adolescencia donde en par desertamos de la niñez. Unos besos de tornillo que permanecen grabados con fuego. La desnudez como inocencia. Tu flor, no olvidar tu flor ni los libros. Y el pasar la mano por gis, geranio, girasol. La mirada transporta. Así como leer, lirio, libro. 

En café La Antigua

Hoy en la tarde estaré en Café La Antigua. Palabras y café. Y mirar pasar pasar por las escaleras de calle, en su ritmo de caminar, sirenas, zombies, disfrazados como estrellas y arrastrar en prisas sus tribulaciones nacionales. Estaré para escuchar y platicar sobre participación en estos días. Educación. Libros. Política. Allí en La Antigua se escucha de fondo buena música para equilibrar café con los nervios. Suave la música. Caliente y cremoso el café. Se agudiza la sensibilidad entre dos gatos y los amigos. Yo a veces tomo fotos y las paso al blanco y negro y la subo a la red. Me suceden imposibles y reafirmo la esperanza entre libros viejos, amigos y la divina palabra. Hay una musa instalada en el horizonte. Y adelantó Serrat el desenlace en su canción. Hoy en la tarde tendré café aromático y pan con mantequilla. Vamos, el día es largo y espera. Nos dará tiempo para todo.

No estamos solos

No estamos solos, nunca. Desde la más tierna infancia nos acompañan sombra y destino, y con ellos el cúmulo de imágenes y sueños. Los recuerdos, claro y mas. En un recuento como balance entre esas lágrimas de cocodrilo que me acompañan y las risotadas. Nunca olvido los abrazos y los besos y las canciones. Dicen que escribo como si me fuera despidiendo, y bueno la conciencia del viaje en los andenes con ruta definida hacia el último. Discos y libros no olvido, en el recuerdo, porque pesan mucho. han quedado en varias casas como prueba de mi paso. Cartas con palabras al vuelo, con gotas de perfume. Miel sobre hojuelas en etapas de la vida. Sueños de futuro y llanto. Nunca está de más la espina para recordar que cuerpos doloridos somos. Y al final el polvo. Mientras dure, dijo señora, aprovecharé. Mientras dure el viaje en celofán. Seguridad ante todo por monedas. Vino la muerte con vino tinto, celebramos y se fue. Estaré de vuelta, dijo sonriente y coqueta. No estamos solos. Me acompañan

Ella

Ella (geranio, gis, girasol) llegó a la reunión entre amigos. Ella amiga de siempre. Veinte personas reunidos en la sala de la casa. Música de fondo. Alguien hablaba pero no era junta revolucionaria, y menos de partidos; quizá palomas de papel en promoción para su venta. Llegó ella discreta como siempre, bella, morena clara. tenía semanas de no verla. Acaso ese arribo intempestivo y la visita a su casa de como tres meses. A espaldas del suceso familiar, la plática postergada cien mil veces. Acá una reunión entre gente distante, pero era el mirarla entrar y recordar como en película. Un sueño de verdad, un sueño real, me dije para mis adentros. Me adelanté para recibirla. La saludé del modo que se saludan dos hermanos que tanto se tienen cariño, y que es mejor así delante de la gente. Y estando llena la sala nos acomodamos en un extremo, recostados, como en las reuniones de los muchachos. Y la abracé de manera natural como las personas que se aprecian y por lo tanto se extrañan. En el a

Desde aqul día

Dice Borges que desde aquel día no mueve las piezas del ajedrez. Yo me muevo. Y me mueven pieza. Y pieza muevo en el tablero por si acaso el tiempo ya no es. Y como tal elucubro futuro, sonriente, sí. Adelanto la jugada y dejo pasar otras, el destino me dicta tiempos, momentos. Miro el reloj detenido desde aquel día. Y he dicho que el tiempo no lo mide el reloj. Giran sus mancillas en el movimiento de la luna y el planeta mientras luz y oscuridad se suceden. Me entiendo. Desde aquel día tengo una certeza, que son un conjunto de dudas que se desvanecen en el día a día. Soñé pueblo con caminos y accesos difíciles. Miré transparencia y generosidad en las personas. Vino generoso para los visitantes. Música de acordeón. Y te soñé punto g, letra consonante para gato, recostada en mí, a ojos discretos de los otros, en público. En luz y sueño, las piezas se mueven en ese canto de las alturas. Dice Borges lo que dices Borges.

Polvo

Por si fuéramos en otro tiempo el polvo que ahora somos, polvos de aquellos lodos (o cenizas de aquellas brazas, chispas de otros fuegos) pero específicamente polvo, por eso es que no lo quito de la mesa donde tengo el libro. Ni a los mismos libros les quito el polvo. Carta a D. Cartas. Por si acaso allí andas ya adelantada. Y dejaré escrito que no quiten el polvo.  No sea que seas tú o yo, o tú y yo, polvo mezclado.

Es domingo

Es domingo y me repito en las reiteraciones. Si hay neblina escribo que hay neblina. No la hay a esta hora avanzada la mañana. Suena monótona en sus reiteraciones la campana de la iglesia, y a su llamado acuden sus fieles seguidores. Los vecinos amanecen en su vuelo. Me repito en la nostalgia, las evocaciones de un gris certero sobre el espejo. A lo lejos  música a todo volumen, esa de los amanecidos. Aquí entre nos... la nada y Chente. Conglomeración de nostalgias con ritos paganos. Es un domingo cualquiera, sin mayores pretensiones. Me preparo un café. Acudiré a un libro en este soliloquio. Es vuestro y nuestro este domingo de marzo. Así fuera un retrato de otros domingos pasados o futuros. Saludos y parabienes a los amigos, mis hermanos del alma. Convoco a Serrat para escribir que mis amigos son unos atorrantes, convictos de atrapar sueños al vuelo. Ah y consigno la felicidad de tener solo un tiro hacia la canasta. Y encestar. En fin. Es domingo y me repito. Asuntos sencillos es la

La caverna

Creí verte en la caverna a donde acudo cuando no salgo. Andaba en la nube definiendo palabras sobre el algoritmo de la vida. Y era preciso. Entonces sin salir entré de nuevo en la caverna. Imaginé la luz con tu presencia. Y estuvimos a oscuras, escuchando sin saber lo que decíamos. Ciegos no nos vimos. Yo andaba sin ganas de defensa. Y era  oportunidad de oro para las palabras. Ese conjunto de palabras del renacimiento. Había murmullos a nuestro alrededor. Se rompió una taza. Y a tientas decidimos levantar piedras de colores, flor lodo, de pantano, polvo de otras eras. En la radio no hubo canción, solo anuncios comerciales. Y decidimos entrar de nuevo en la caverna. Ojo. Estamos sin estar en la caverna. Y entrar o salir significa exactamente lo mismo. No era taza, me corrigen. Era platón.

Ayer en la tarde

Ayer en la tarde pasé a saludar, solamente, porque andaba por allí, al personal de la escuela primaria vespertina Luis Donaldo Colosio, de la colonia La Selva , del municipio de Nacajuca. El conjunto de maestros tenía un taller de Braille, como parte de las actividades de la Semana de la inclusión educativa. Tuve la oportunidad de platicar con ellos. Recordé de cuando trabajé en mis inicios con primer año, y la anécdota de la niña maga que sabía desaparecer las verrugas. Ellos me escucharon atentos y festivos. Lo noté en sus miradas. Muy jóvenes, con mucho entusiasmo, los maestros y maestras.

No sé

El día es, a veces, un remolino o vorágine. Luego es la paz completa, como vaivén suave de ola. No sé. La vida pasa entre sonrisas. No tiene un orden o ese es el preciso orden de las volteretas. Los asuntos sencillos forman parte del todo: una flor, tu mano, un poema, la lluvia. Y de pronto en vivo miras un anuncio de sonrisas que no es para televisión. Y acudes a la cita del tiempo. Pasaba por allí, canción. Mientras las naranjas caen de la nube, yo camino con las manos metidas en las bolsas del pantalón. Me acompañan sombra y destino. Ah, decía de la sonrisa. No sé.

Miré un punto

Miré un punto en una fotografía. Un punto pequeñito. Minúsculo. Un punto luminoso entre la oscuridad del rectángulo de papel. Era una fotografía tomada por una nave terrícola espacial. La tierra. Y el texto hacía la relación de hechos entre ese punto y la existencia humana. Papabras más, menos, decía: allí, en ese punto sucede lo que conoces y sucedió lo que has escuchado en las clases de historia. Allí las generaciones de humanos desde el origen y antes. Allí se han sucedido celos, ira, vanidad, ego, amor, odios. Allí guerras con sus triunfos y derrotas. Allí se elevaron tronos y cayeron. Allí se ha pensado y combatido. En ese punto estamos. La dimensión es proporción, solamente. Allí, aquí estamos. Yo miré el lunar de tu cara. Y diría Serrat y la Pinacoteca nacional.

En paz

1 En paz conmigo mismo. Ahora y ayer. En paz con mi momento en el tiempo. Con los dioses de la paz y la guerra en concilio. En paz con la palabra, esta que me acompaña y las imágenes que amo. En paz con los vecinos en sus alegrías, el dejar pasar y sus tribulaciones, maestros de la vida. En paz con los libros, los que están junto a mí y esos dos lejanos que amo, siempre. En paz con la sonrisa de los amigos y enemigos. En paz con la espina y la rosa, en equilibrio. Y las tunas  del nopal. Con la exacta mujer que busco en las nubes. Con el exacto hombre, hombre bueno, que se despide en esa agonía de los recuerdos recurrentes. Letal la vida. Miel la vida. Belleza la vida. Y estuviste, y estás, por los siglos de los siglos. En paz. leche y miel. 11 En paz con las distancias y ausencias, y en justicia con las cercanías, presencias más que rítmicas, lúbricas. En paz con la guitarra y el violín, que de vez en cuando, ahora menos, me cantan al oído con sus notas. En paz con la radio en

Dónde carajos

Donde carajos encuentro la palabra olvido que la necesito. Dónde. Creí haberla encontrado apenas antier. Olvido es el seleccionar datos e imágenes. Esos que se transformaron en fuego cuando eran lluvia. Piedra para la batalla. Canción de madrugada. Entre el pasto de rocío la busco o bajo la piedra. En el canto del pájaro y las canciones de la radio. Olvido es también borrar la huella del fuego, la marca en la punta de la lengua y los labios. Dónde la encuentro, carajos, que la necesito como pieza única que falta del rompecabezas. O pieza de ajedrez para activar la última jugada. Duermo y despierto y transito en la búsqueda efímera del tiempo que ya no existe.

Presea El árbol de la vida

Cuatro vi. Eran cuatro las mujeres. Premio El árbol de la vida. Honra en su luz. Y en la oscuridad también. Una y otra a cual más. Gigantas. Unas perla, otras sal, con esa cara de satisfacción. Lorena del Carmen. Mi parienta. Prima. Algo así. Por el apellido Solís. Y a quien conozco grande de siempre, y escuchar de su vida, empeñada en su ser. El periodismo muy profesional. Además sonríe y anima. Y a Inés, verla desde hace mucho, por años y escucharla ahora, con plena lucidez en su edad. Y leyó sin lentes. Su vida en educación. Y Carmita Saurett, ni se diga. En la alfabetización. Sonrisa plena, y su estilo del decir, elegancia y sencillez. Y Guadalupe Azuara. Me honro de ser tu amigo, le dije, y sonrió. Exactamente también, me respondió. Y en el frente su madre, orgullosa y plena. levantó la mano e hizo la señal de triunfo.

Hoy la vi

Hoy la vi. Amaneció con neblina. Y preparé mi jugo de naranja. Era en sueños. Neblina de verdad y en sueños. La vi. Radiante entre la bruma. Caminamos de verdad y entre la bruma.  Parecía realidad y era real. Por sobre el piso cinco centímetros ambos. Como volando. De las manos. Y la sonrisa, claro. No nos soltemos, dijimos a coro. Neblina. Aparecerá el sol, dijo. El sol, repetí mecánico. El poema, pronunció reiterando, no olvides nunca el poema. Pero se necesitan monedas de cambio, le susurré al oído. No importa, necesito del poema. Yo me levanté en verdad entre la neblina de verdad y la del sueño.

Fue posible todo

Fue posible todo.Por ejemplo una burbuja donde encerramos los sueños. Unas páginas donde escribimos el poema único y final. Un contenedor para recuperar el oro del tiempo con aire, fuego y agua.  Fue posible entrecerrar los ojos y traer la luna entre nosotros. La miel y leche tibia para todos. La transparencia de las almas. Ángel, dijiste, de la guarda. Reina, respondí. Fue posible hacer pequeño el tiempo juntos, subirnos a la nube, transitar los vagones de tren, subir y bajar las escaleras eléctricas, esperar, en la fila, por años, para vernos. Todo un poema. Ahora todo tiende a ocurrir como una máquina de hacer cosas. Mientras pido un café -y me lo sirven- escribo datos de coordenadas, altura, rutas, señales de identidad. Ahora voy por lo imposible, pensé entrecerrando los ojos. Y aparecieron de pronto a mi frente lo siempre bien amado: una pluma, hojas de papel pautado, la palabra vals, como ritmo de vida . Aire, necesito aire, solo aire. Y apareció la flor frente a mí. Esto es magi

Ayer caminé

Ayer caminé entre mujeres, con mujeres, junto a mujeres. Agradezco la invitación y la oportunidad de desentumirme. Caminé varias cuadras junto a ellas, alegres, esperanzadoras, poderosas. Me abracé. Les comenté. Sonreímos. Sudé yo que poco camino ahora desde hace meses. Me asomé a los ojos de todas en algunas. Miré la decisión en su mirada de ser partes con conciencia de la historia Escuché las palabras. Cada una de ellas con su experiencia personal de lucha desde siempre. Cada una con sus cicatrices, mas caídas, mas actitud de levantarse siempre. Caminé y me puse a recordar a todas las que me han alentado, sostenido, empujado, motivado, escuchado, levantado. Y a cada rato miraba a las nubes para encontrarte, Leonor. Y me imaginé que orgullosas me miraban mis hermanas, mis hijas, mis amigas. Que me mirabas orgullosa tú. Y yo orgulloso, alegre de caminar entre mujeres, con mujeres, junto a mujeres. Fui de blanco adrede. Te abrazo siempre en tus tribulaciones. Te abrazo fuerte. Y de allí

Hoy voy a un jardín de niños

Hoy voy a un jardín de niños. Me nutriré de esperanza en la mirada de los niños. En la marcialidad de su escolta. En los saludos a la bandera con ambas manos. En su prodigiosa memoria y sonrisa. Y pienso en ti, con claridad. Voy porque me gusta caminar entre prodigios. Porque creo firmemente que tenemos que levantar los ánimos. La esperanza mantenerla. Y el sueño fortalecerlo. Porque no tenemos nada más que esta vida. Y la actitud debe ser positiva. Cauta sí y prudente sí, pero esperanzadora. Porque nos necesitamos todos, siempre. Porque estos niños merecen que les dejemos otro modo mejor de convivencia. Porque los sueños deben ser mejores en cada generación. Y las caídas serán recuerdo en la memoria de  que nos levantamos a pesar del páramo, de los que se cruzan de brazos o desalientan. Porque tenemos raíces fuertes poderosas. Porque nunca nos dejaremos vencer por el destino que nos pintan de derrota. Y traficamos palabras para provocar sonrisas. Como esta de ahora. Hoy voy a un jardí

Por ti

Por ti vuela la esperanza. El día es extraordinario. Los pájaros sueñan palabras y melodías. Por ti la semilla cae y se levanta, segura de sí. Y se escriben libros sobre sueños que fueron y serán. Se alumbra la caverna. Y en los parque dialogan y se besan y abrazan. Por ti la percepción del tiempo y distancia es distinta en el cine o el banco. Y la nube se transporta como diosa en las alturas. Y llueve por ti. Por ti el poema es una flor con rocío. Y ese caminar de ayer es jubiloso en la sonrisa, en la seguridad de todo es posible. Por ti pronuncio las palabras y el silencio, complementados en un discurso de alegría. Contemplo el mar  y la ola escucho como un canto permanente, perenne, omnisciente. Por ti se mueven millones de moléculas que representan también proyectos y hcehcos con palabras y sueños. El pez es pez. La paloma lo es. Y surge música por todos lados con estas manos para derribar egoísmos y paredes. Por ti la solidaridad lleva tu nombre. Y eres brazos extendidos. Cara son

Extraordinario lunes

Eres extraordinario, lunes. Como cada día, cierto, pero eres tú el tiempo presente. Con todos los atributos y espacio de tiempo. Con tus horas, segundos, minutos y horas firmes, fuertes, vigorosos. Tiempo para sembrar y cosechar. Para dirimir entre paz y más paz, interna y externa. Para dilucidar entre el amor y más amor. Como firmeza en el ahora y siempre. O en esa nuestra conocida expresión de ni nunca. Para saborear las mieles de la vida, néctar de percepción, de visión. Eres extraordinario, lunes por cien mil maneras de ofrecerte a todos, sin distinción de nada, sea de estaturas y sueños. Porque la esperanza está mas viva que ninguno o cualquiera. Porque la dicha es mía aún en la espina o en la ausencia de palabras. En el bolsillo de la infancia siguen las canicas, un papelito desde entonces con tu nombre, de tiempo y polvo. Alucinada fracción de tiempo en este amanecer de todo es posible. Incluida la felicidad de las palabras y el mirar o escuchar con calma. Albricias la vida. Est

Otro domingo

Otro domingo que se cuela y fue sin historia personal. De trámite. Una piedra a la palabra. Un escudo para la flecha. Día del arroz como símbolo. De café y caminata por el límite del recuerdo. Entre gris y humedad. Tarde de alondra que espera paciente a la primavera. Cantos como himnos para tiempo de paz o guerra. Flores de esperar como esperanza. Somos otros distantes y distintos. Mientras tanto la noche describa su propio tiempo, entre la penumbra del recuerdo. Y la luz está. Solo que no es el momento. En la radio llaman a guerra. Yo ofrezco este corazón y un poema. No olvides el libro. Nuestro testimonio del breve tiempo. Por si acaso.

Me gustas

Me gustas caracola, mar al fin en el sonido, eternidad. Me gustas pan de sal o azúcar, salido apenas del horno de un pueblo en la montaña o periferia de ciudad. Y tortilla con mantequilla también con sal, calientita, memoria de la infancia. Me gustas flor, con pica flor, miel alerta. Me gustas espina dorada del secreto exilio. Me gustas papalote libertad, sujeta al plan del juego en la niñez.  Me gustas agua transparente, de manantial sereno. Roca, hielo, alas nube ayer, mañana, todo tiempo. Me gustas pasto verde en el silencio final, sombra de árbol, lápida azul de mar. Me gusta hueso callejero, patas, pies, raíz. Me gustas palabras preñadas de sol, también de oscuridad. Me gusta esta mano solitaria o en par. Me gusta ese inicio de hubo una vez, habrá otra vez.  Me gustas hoja de papel doblado con las palabras no dichas. Ese olor de tu piel, me gustas.

He aquí, marzo 8

He aquí de mañanita de este día 8. Descubriéndome de sombrero ante la mujer. La que hizo historia pública o personal. La que caminó sobre cien fuegos sin zapatos durante días y noches. La que enseñó las primeras palabras en el ma y pa. La de las cinco vocales con sus consonantes. La que descubrió el velo de la enfermedad. Y la que humedad tiene nombre y apellido, mientras los sueños lluvia estuvieron presentes. La que un día no llegó y se fue dispersa y conversa, lejos de primera portada en los periódicos. La que me dijo eres un moderno lázaro no lazarillo. Y a andar por este camino del Valle. La que en la distancia vislumbra en el recuerdo los boletos del camión que iba por laberintos entre cumbres con nubes dibujadas. La que me dio de su alimento en mi boca desde niño y adolescente, otra, y adulto ciudadano, otra. Y otra vez como canciones de cuna permanentes. La que pronuncia mi nombre en silencio y lo escribe y rompe la servilleta. La del café las buenas noches y recoge lluvia nuev

Mujeres

Paso frente a un jardín de niños. Es temprano aún. Y van las mujeres con el niño hacia la escuela. Las admiro siempre. Aún en sus prisas los conducen con amor. Y ellos van bañados recién, vestidos para la ocasión con su uniforme escolar. Cantan con su sonrisa. Y las miro también en un horario normal, de 7 a 3 de la tarde, con su uniforme para entrar al galerón de la compañía en la que ensamblan partes de auto o licuadora. Con un gis en la mano, ley o semilla. O en el  restaurant tomando órdenes sirviendo mesas a orgullo o la gerente. Y de azafatas en el avión de uso personal. A medianoche con frío en el exterior. O en su interior con insomnio. Y las miro con su luz en los textos de poemas. Radiantes. Elocuentes. Y en las pasarelas, descubriendo su destino. Y en el martirio de la desolación. Y en este gran hotel o en otros sin estrellas. Mujeres en la distancia. Con corazón de manzana o roca. Soñadoras al vuelo. Maestras de la vida. Enfermeras de la metáfora. Hermanas del fuego. Cantan

Algo simple

El agua, algo simple. Tan necesaria. Una hoja, seca o verde, simple. Un corazón con su sangre vertida, simple, también. La vida misma es el conjunto de asuntos simples. Y en esa simplicidad de cosas sencillas, como un beso, sucede la vida. Pienso ahora en un andén, la luna, las cartas. Pienso en una bicicleta, una manzana o toro de barro. Un canto de pájaro. esta mañana leí un texto de Johon Berger que tituló Un regalo para Rosa. Y hace recuento de hechos simples que adquieren belleza por el conjunto de imágenes.

Si me dieran a escoger

Si me dieran a escoger entre tu mirada y los helados del Coppelia, por supuesto que tu mirada. Aunque ya te vas o fuiste. Y yo camino en sueños por Prado y Neptuno. O entre el libro y la maravilla de palabras y tu boca, no tengo dudas, son las palabras en ti, contigo. Y si estuviera entre la espada y la pared, por tu nombre y esa manera de decir las cosas, yo optaría por decirte, nunca dudes, yo te espero. Y entre el mar , con posibilidades infinitas, yo prefiero tu humedad, que es un poema. Y entre todos los decires, que son de tantos, yo prefiero esos detalles fuertes donde te expresas en la duda. Y si me dieran a elegir entre los dardos del amor y tus besos, preferiría los dardos, porque eso mismo significan, el determinar en el dolor amoroso que existo. O entre la flor, qué flor podría sucederte, y tu cabello. Me enredo en ellos y nada decido, esa flor no está, y eso lo define. Entre la curva de tu cuerpo y el paraíso, yo decido recorrer la sinuosa carretera, donde existo solamente

Llueve

En estos momentos precisos llueve. Jueves a punto de cambiar a viernes. Es marzo que anuncia abril. Soledad en tu flor con llama. No oigo a Manzanero. Goterones resuenan en techo de zinc de la casa de enfrente. Y vienen a mi memoria los instantes de cantar juntos. Llueve y qué importa en la distancia. Arena suave de la playa. Marcas en la pared de pintura vieja o relavada. Instantes de notas musicales para seguir el camino. Llueve. Palomitas con película. Llueve y libros y relojes. Llueve y el pasado se aleja y vuelve. Llueve y moja en la distancia. Cielo rojo, canción. Y el tribunal de cantautores dicta sentencia que usted es la culpable. Y llueve. Qué mas.

El mundo del revés

Suele suceder. Aún con todo, ni se escucha ni se ve. Tampoco se sueña. O abraza. Y en peor, el tiempo irreverente se va y nos va. De a poco o de mucho. Al revés, sucede. En cambio el ciego mira muy bien, el sordo escucha mejor. Y el cojo corre y vuela en su soñar. Y el manco abraza muy bien.  El vegetal a vivir. Ah, y la luna de anoche. La  miré. Me vio. Decía del tiempo, del viento, del verso. Y de este caminar más soñar. Borrador es el tiempo.

Vamos de nuevo

Vamos de nuevo. Tenemos otra oportunidad con el nuevo amanecer. Martes para probar un nuevo café, pan y palabras. Horas a disposición para construir futuro. Sonreír no es consejo de manual de autoayuda. Es mostrar decisión de valorar la única vida. Tomo té y sonrío. Camino y sonrío. Entrecierro los ojos y sonrío. Voy por un café. Vuelvo. Lanzaría mis penas al viento, de tenerlas. Es martes. Todo para el presente. Adelante. Beberé agua de la fuente. Siempre.

Vamos

Vamos hoy. El día se presenta nuevo. Pondrá las horas a tu frente  como invitando a vibrar el universo. Aquí, donde estamos, instalados plenos en presente. Con sol o nubes. Mira los colores de la ropa. Este es mes de la primavera. Y esto significa: atrás el odio, el resentimiento, el celo. Atrás la vanidad y el ego que endurece la sonrisa y el rostro todo. Abre el día con sonrisas y el buenos días. O un hola convencido. Asomate al rostro de los otros. Y contagia. Asomate al poema o firma el documento. Inicia la carta que has dejado para después. Escribe, escribe. Canta. Llama. Levanta la mano. Vamos hoy. Irrepetible lunes. O si corresponde, di te amo. O un mínimo te extraño.

Olvido, dos versiones

Dos versiones del olvido  I Tengo dos boletos en el bolsillo izquierdo trasero de mi pantalón para abordar el tren con ruta del olvido. A punto de abordarlo no estás. Y no sé si aún vienes. O abordaste ya el anterior. II Ni irá u odio. Tampoco vanidad. Ha tenido en palabras mi diccionario de hechura personal. Tampoco el olvido, me dije siempre. Es obra de magia o indiferencia. Sin querer lo abrí en sueños y al abrirlo, quedó ante mi la palabra olvido.