Ah, una luz

Ah, una luz. Que acompaña desde siempre. Fiesta de claridad. La luciérnaga en lo más oscuro de la noche. Irrumpe como serenata mañanera. Y devela luz, haz y movimiento. Yo la sigo deslumbrado. Al fin y al cabo es el poema como lámpara votiva. Y uno envuelto con la brisa. Los recuerdos del campo de amaranto. La nostalgia por otras luces de otro tiempo. El cuerpo limitado por el tiempo. La mirada que va de despedida. Y la luz indiferente irradia hacia todas las cosas un sello para el color . La esperanza. La señal de Dios. Amanece. Y esa luz verdadera no compite con la luciérnaga.

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