Velamos a mamá

Que turbia la borrasca del duelo. Vorágine. Antenoche murió mamá. A las 10 PM se fueron las últimas visitas. Por Dios que no vi la muerte. Ni una queja de mama. Ni señal visible. La muerte en su ronda. Mi madre al momento de acostarse sintió el rayo suave. Al instante levantóse. Y en automático caminó hacia la sala. Se sentó en el mueble de la sala. De niños nos mandaba a las posadas de la iglesia. De niños nos cuidaba en la enfermedad. De niños se angustiaba al jugar fuera de su vista por horas. De niños nos llevaba a Brownsville. Nos tocó andar de aquel lado cuando la muerte de Kennedy. De niños nos llevaba a casa de su hermana tía nuestra Socorro. De niños nos cobijaba. Su féretro todo ayer en despedida. Allí, callada y sencilla. Durmiendo santa, noble. Todo hijo tiene la madre más linda. Así era ella. De joven me tenía mi uniforme listo para la escuela. Péinate bien, ordenaba . Y su sufrimiento cuando sabía que yo andaba en la alberca sin saber nadar. Me lo recrimina amorosa en mi regreso. Su cuerpo estaba allí en reposo. En unas horas más seria el sepelio. Nos decía siempre. En el ropero tengo un dinerito para mi cripta. No quiero solo tierra y cruz de madera. Triste en la mañana la veía sentada en sillón en el  patio de la casa mientras  preparaba mis cosas para mi viaje de regreso a Tabasco. El rostro de tristeza de ver al hijo adulto que viajará para tierras lejanas. En el supermercado, ya en caja al ver ella que iba yo a pagar: "yo pago, tú andas de viaje".

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