El amor

El amor es bitácora de vuelo; pájaro en las alturas; un llano con gusanos, una oruga, una crisálida en cielo envenenado. Es un vertebrado con mal de diez mil vértebras. Es una pluma de pavo real, una alcancía con cariño; un niño que se recrea en el instante de la risa; es la cornisa donde descansa Palas Atenea y Minerva. Son tantas definiciones. Como en la feria se vive. El amor definido desaparece, si no se vive. Es bálsamo para el enfermo. Alimento del hambriento. Líquido que fluye entre la tarde y el pan. Es otro Pan, un dios, fauno del laberinto, una Arcadia remozada. Es un sueño que despierta a un azar donde no se corresponde. Es un elixir que da vida y muerte a la vez. Es una razón de existencia donde predomina la sin razón. Es una fuerza de vida. Es la muerte medida en esperanzas. La mucha o poca, eso nunca se sabe. Es un acordeón con fuelle suave. Es un flautín de cinco notas. Es un ave que se posa donde pueda cantar.  Es una serpiente ignota. Es un abecedario nombrado para poderse callar. Es una necedad y necesidad. Es el alma que toma cuerpo. Es el cuerpo sublimado. Es un ansia, una prisa, es la risa. Es un céntimo de ningún valor en el banco. Es la moneda sin metal necesaria para la vida. Es dar sin recibir. Es servir sin fijarse a quien. Y sin anotarlo o decirlo. Es una comunión. Pero vamos a otra cosa. La página se ha vuelto pastel.

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