Maestros hasta el último rincón de la geografía
1. Los estudiantes de educación saben que los centros de trabajo donde se ubicarán laboralmente, están en toda la geografía nacional, y por lo tanto estatal. Hasta el rincón más apartado de la geografía hay una escuela, aunque sea pequeñita, que debe tener un maestro que enseñe las primeras letras a los niños, y enseñe que el mundo es mucho más grande que su comunidad. Y también deberá llegar un médico para prevenir enfermedades, aplicar las vacunas y combatir las enfermedades, disminuir el dolor. Y serán y seguirán siendo profesiones respetadas, como si fueran divinas, porque salvan, porque dan esperanzas, porque dan vida buena y nueva.
2. Si no se comprende esto desde la aspiración (a llegar a ser) y la formación, entonces veremos maestros que no quieren estar en sus centros de trabajo lejanos, y por lo tanto sufren.Y si no quieren estar en esos lugares de la sierra, del pantano, comunidades de las más apartadas, entonces andarán con el carácter adusto, serio, sin conectar con las personas que viven allí. Yo de broma suelo decir: "¿Y cómo se vinieron a vivir tan lejos?" Y esas son otras historias. Mi admiración y reconocimiento a los docentes y doctores que cumplen a cabalidad -con ética- en esos lugares lejanos a su hogar. Los hay y son la mayoría.
3. Mi planteamiento es que son dos tiempos distintos. ¿Cuáles? los del profesionista que estudió en la ciudad, y el tiempo de las comunidades. Entonces el profesionista no logra comprender a las comunidades, que tienen otra cosmovisión, que incluye ritmo diario, otra cosmovisión, otra cultura, costumbres, modismos, motivos de risa. Logre ser ese profesionista, puente entre los dos tiempos. En tanto considere a las comunidades "atrasadas", y él representante de lo moderno, entonces las actividades diarias las hará sin hacer empatía con las personas. El maestro "puente" entre los tiempos, vive a plenitud la vida en las comunidades, trabaja, comparte sus conocimientos y aprende de ese modo de vida.*
4. Vivimos en una sociedad donde los malos hábitos alimentarios generan la mayoría de las enfermedades. Hay un porcentaje de familias pobres y muy pobres que apenas tienen lo mínimo para sobrevivir. Y a los docentes (y doctores) les corresponde trabajar con ellos. En el caso de los doctores, y también es cierto, sin justificación alguna, que hay centros de salud con poco material, equipos y menos medicinas para poder cumplir con el trabajo. Situación casi para llorar todos. Y hay escuelas con infraestructura del año del "caldo", cuyas condiciones de trabajo pedagógico son difíciles. Y aún así hay que trabajar. Porque podemos andar siempre con quejas. Eso cualquiera. Pero eso no soluciona nada. A veces los libros no llegan. No completos. Que faltan pupitres. Que trabajo en una palapa. Que los padres no apoyan. Que la SEP nos pide muchos papeles. Y todo eso es cierto. Y es cierto también que hay trabajadores de la educación que con todas las condiciones a su favor en las escuelas, no comprenden la verdadera importancia de su labor. Pocos, pero los hay.
5. Sé que es difícil. Lo más fácil es callar. Hace 45 años nos lo decía una maestra en la escuela Normal (de Matamoros): "si quieren profesión para hacerse ricos, no estudien para maestros. Están a tiempo: sálganse". Y sí, muchos se salieron. Ahora que mi generación cumplió 45 años de egresados, miro fotografías de compañeros y compañeras que no terminaron la carrera. Unos por extrema-extrema pobreza. Otros porque le hicieron caso a la maestra. Lo mismo creo que sucede con los que estudian medicina.
6. Hace días comenté ante estudiantes de medicina. Entre varias ideas les dije que "estudien, aprendan mucho". Que finalmente tendrán dos caminos para elegir: la medicina privada y la pública. En la primera también tendrán dos caminos: consultorios para servir y para aprovecharse de los enfermos. Aunque sin duda alguna hay sus excepciones. Esas excepciones, loables y destacables, hace que se noten más quienes la ambición les ciega para enriquecerse a toda costa. En cambio la medicina pública es servicio y limitaciones, es hasta llorar con los enfermos (casi). Pero la satisfacción que estudiaron para salvar, sin búsqueda de enriquecerse a toda costa, es salvar su vida misma de la enfermedad del egoísmo y la competencia por tener más.
7. En el caso de los maestros, irán de manera legal y normal, en sus inicios, a las escuelas más lejanas. Y conforme vayan pasando los años irán solicitando sus cambios de adscripción para acercarse a sus lugares de residencia. Hay quienes tienen que vivir en las comunidades lo que se llama semanear. La real y verdadera universidad de la vida anda por esos rumbos. Porque aprenden lo que no aprendieron en la escuela. Aprenden a valorar y a valorarse. Formamos parte de colectivos, aunque la educación que recibimos de casa y en el nivel básico, nos orilló a creer que somos islas. La educación del yo, primero yo, después yo y a lo último yo. Y en la comunidad se aprende de lo colectivo. Digo, si se quiere aprender.
8. No vinculamos que los problemas sociales, que padecemos, se derivan de muchos factores. Que nos han puesto a competir desde niños para ser el mejor (que no está mal), pero asimismo a imponernos como el mejor, teniendo más, pasando por sobre los demás, con ese estribillo de Maquiavelo, que el fin justifica los medios. Y allí vemos a casi todos tratando de obtener ganancias en cualquier circunstancia. Y reforzándo dicha actitud con refranes de que el que no tranza no avanza, y que el que no roba en el gobierno es un tonto. Por eso estamos como estamos.
9. No son las únicas profesiones, claro, la de los maestros y de medicina. La ética de la responsabilidad es transversal a todas. Pero pongo de ejemplo estas dos, por las razones que ya dije al principio: los centros de trabajo están en todos partes de la geografía.Y mínimo debemos estar un año en esos lugares. Hay quienes quisieran obtener la plaza laboral y que estuviera la escuela o el centro de Salud a una media cuadra de su casa. No les culpo, solo que es probable que hayan escogido la carrera equivocada.
10. A mí me tocaron otras épocas. Las plazas las distribuían los sindicatos y los funcionarios. Los que no teníamos conocidos en uno ni otro, nos ofrecieron plazas en la lejana Oaxaca, Chiapas y Tabasco. Las de los lugares de preferencia (plazas) eran repartidas según su discreción. Si acaso cuidaban las formas de que tuvieran el título respectivo. Solo que hubo instituciones que generaron licenciaturas y maestrías del tipo llamadas fast track o patito. Y se llegó incluso a presentar títulos a los que llamaban de la Universidad de Santo Domingo. Esta era el área de la ciudad de México de las imprentas, donde se hacían títulos con tu nombre y apellidos. Asimismo hay municipios que tienen más maestros per cápita, porque los secretarios generales del sindicato otrora único, nacieron en ese lugar, y por lo tanto favorecían a sus paisanos. Las plazas docentes de lugares de preferencia se heredaban. Se vendían. Se intercambiaban.
11. Luego vino una reforma (la "mal llamada" reforma educativa) que le quitó ese poder de la distribución de plazas docentes a los sindicatos, y se ponen en competencia federal, para que la obtenga el aspirante que mejor se prepare. Esa es la idea. Una vez, allá por 2015, comenté sobre este procedimiento de distribución de plazas. Y un amigo docente universitario me dijo: "¿Y a poco así se logra que las plazas sean asignadas a verdaderos maestros?" Mi respuesta fue que no había garantías de nada. Pero cuando menos se democratizaba en justicia la asignación de plazas docentes. Y una aspirante me dijo: "antes era más fácil, porque bastaba una palanca, un dinerito o algo más para conseguir la plaza".
12. Lo cierto es que en estos últimos años el trabajo docente en las escuelas es más complicado. Y lo estamos viendo en los casos de violencia al interior de las escuelas. Este es un tema por escribir. Pero sin duda las escuelas son el reflejo de nuestra sociedad. Es lo que lamentablemente estamos construyendo. Estas son las consecuencias de desentendernos, de ser indiferentes.
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