Cuaderno

Cuaderno en cuaderno, este texto. Una reflexión del pesar, de las piedras, de esta semana donde la espina y la cruz. Y "ese hágase tu voluntad", no la mía, doloroso. Y percibir que las piedras las quiebro con mi propia cabeza. Todo el dolor caiga sobre mi, condena eterna, si es porque nadie sufra ya de por siempre. Las lágrimas vertidas son cristal traslúcido. Y ese viacrucis es el camino del valle donde andamos todos. Sin embargo hay luces que ciegan y otras que guían. Y hay también oscuridades claras donde habitan las palabras o los silencios. Mi rostro no es otra cosa que una máscara adherida donde hay antes otra máscara. Bien de las edades, bien las del adulto o niño que se disfraza como payaso para hacer reír. Cuando escribo de trenes, refiero a las vidas, estaciones, y al viaje nuestro, de todos, por una sola vez con boleto sin regreso. Cuando escribo sobre el valle, refiero también a este geográfico y sideral donde lágrimas humedece el camino por donde vamos. Cuando escribo aquí es mi manera de dejar como dices migajas de ternura para no perderme en el camino de regreso, a donde vuelvo a veces y en otras donde sigo como si nada, con lágrimas escondidas. Y sin embargo la esperanza.

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