Demonios

Es la usura y el silencio, la manera de saber que el bien mejor, no llega a ser, solo por anunciarlo. Sacrifican al hombre (no siempre), aunque en la usura sí, siempre. Es el castigo de cien latigazos por el mendrugo de pan, la usura, sí. Hay que leer, para entender. El que tenga oídos, etcétera. La usura es demonios, quitarle parte del trabajo y darle la sobra, al esclavizado. Allí va también, el crédito, por sobre todo, y el auto o la casa de granito y mármol, y la madera fina. El ebanista no comió aunque terminó, al fin, el alcohol, para olvidar. Luego viene también, a manera de ejemplo, el sembrador, y al fin importan desde el confín del mundo, ese maíz, que hay que comer y el frijol, así lo digo, no hay fruto mejor que el que sembré ayer, y ahora a disfrutar, esas toronjas o la sandía. La fruta debe ser para el que la siembra, aunque con la usura no. Demonios, el silencio es peor, porque en la usura se pueda gritar, claro que sin llegar a ser opinión a publicar, porque el ostracismo es parte de lo peor. Mas sin embargo el silencio llega a lacerar. Ya ve. Mejor morir que callar. Ayer es mi historia. Hoy atisbo un tren, al que quiero arribar, desde la estación, no el bar, sino un lugar. Por eso escribo, para que salga el demonio que va en mi, a juntarse a los demás. Pero demonios. Ya no lo sé. Un día todo cambiará. Un día. Esperanza, dile a paciencia.

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