Ante un cadáver

No te asustes. Lector. No estoy ante un cadáver. Es un poema de Manuel Acuña, el que escribió perdidamente enamorado Nocturno a Rosario.  Viene de entrada en un libro titulado Aprenda a declamar sin maestro. Y al hojearlo encuentro decenas de poemas que fueron declamadas por compañeros de escuela desde la primaria hasta la escuela preparatoria. Vienen Los motivos del lobo, La Chacha Micaila, Por qué me quité del vicio, El seminarista de los ojos negros y muchas otras, viene también Naela. Es grato recordar la emoción en los ensayos. Los declamadores individuales. Los grupos corales. Era una verdadera fiesta los concursos de declamación y oratoria. Los siguen siendo donde se hace. Anécdotas de cuando se olvidaba a la mitad del poema. O los triunfos de los compañeros. Yo quería participar. Buscaba poemas breves. Algunas rimas de Becquer. Que es poesía, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. Que es poesía. Y tú me lo preguntas. Poesía eres tú. Claro  que siempre ganaba en esos casos Los motivos del lobo. O alguna otra de esa extensión. Calidad o cantidad, me hacia decir mi envidia ante tanta memoria de los compañeros. Otras del libro: volverán las oscuras golondrinas; La vida es sueño; quien supiera escribir; Fusiles y muñecas; A una ramera; Cultivo una rosa blanca. Yo estoy seguro que en muchas escuelas se siguen motivando a los alumnos a apreciR la vida mediante el arte. Y se que se siguen organizando bandas de guerra y coros y estudiantinas. Lo se.  Entre tantas otras actividades. La sociedad necesita ese empeño, esa dedicación. Y aún hay más: El divino amor; El Cristo de mi cabecera; Despedida; Poema 20. Ese que dice Puedo escribir los versos más tristes est noche... El libro lo venden en la librerías de remate en 20 p 30 pesos. Por cierto, para que los leas con tus ojos grises, para que los cantes con tu linda voz... Hice mis versos yo. Me inscribía en el concurso de la secundaria. Y siempre eran con dedicatoria, en mi imaginación.