Capirotada

Leonor, mi madre, hacía capirotada y tortas de camarón para Semana santa. Era una dicha la llegada de esos días por la alegría de comer con gusto esas dos maneras de saborear lo hecho en la cocina. Ahora refiero sobre la capirotada. Rodajas de pan frito. Luego meterlo en una olla de barro con caldo dulce de piloncillo, mas nuez, queso y canela. Nosotros recibíamos nuestra porción para la urgencia del hambre y gusto de entre diez personas. Luego a escondidas nos escabullíamos para tomar otro tanto. Siempre llevo ese recuerdo de sabor y olor de la cocina cuando lo dulzón del ambiente con la capirotada. A donde ando lo platico. O lo escribo. Hace días me llama una amiga: te consiguió nuestra amiga común capirotada. te lo entregará hoy si vienes a Villahermosa. Raudo nos pusimos de acuerdo. Y raudo fui. Efectivamente me tenía un platito minúsculo con una buena porción de capirotada. La real y original capirotada. La comí. Recordé mi infancia. Me comenta: "Anoche en palacio. Me dieron un platillo. Pregunté. Era capirotada. No lo podía creer. Me acordé de tu gusto por ese platillo. Lo hizo Antonio Medina. Que tiene un restaurant por el aeropuerto. Le dije que a un amigo le gusta. ¿Qué amigo? me preguntó. Calvillo, le dije. Toño Calvillo. Ah, sí lo conozco. Llévele. Y dígale de mi parte que con gusto. Que bueno que le guste.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam