Gracias, Don Antonio


Gracias a Antonio Medina por la capirotada. Llegué a La finca, su restaurant. Un espacio natural generoso por la naturaleza, rumbo por el aeropuerto. Bella vista al río Grijalva en una curva que hace en este lugar.  Había quedado de estar un rato allí en la hora de la comida. Miro a Don Antonio, me acerco y lo saludo. Y le agradezco que días antes me haya enviado capirotada de la noche mexicana en el palacio. "Ahora no tengo, pero a ver que le hago", me dice con esa tranquilidad de monje budista, que transmite. Es una quinta el restaurant. Mas bien una finca. Tiene caballos y dos pastores alemanes, sin grasa, muy vigilantes y con gracia. Una vez andaba yo en auto de un amigo. Y nos quitamos del lugar. Mas cuando me llevó a donde estaba el mío, busqué mis llaves y no las tenía. Entonces regresamos. Y al entrar en el enorme patio que tiene con jardines al frente, vi que uno de los pastores estaba sentado donde había estacionado su auto mi amigo. Y me acerqué por si era donde abordé el auto o al bajar. Y el pastor alemán ladró para avisarme que él las estaba custodiando. Pero decía que comimos dos amigas y yo. Y al final nos sirven a cada uno un platillo de capirotada. Le agradezco a Don Antonio Medina ese detalle, que son de los que no se olvidan. Me remonta a mis días de infancia, cuando Leonor nos la hacía religiosamente en Semana Santa. Y también por Navidad.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam