Nuestros horizontes

Nuestros horizontes fueron definidos hace más de mil centurias. Y por lo tanto nuestro juramento y destino fueron escritos por un dios inasible y exigente. Un dios supremo y lógico que ventiló palabras para renovar el discurso. Escrito el destino manifiesto la sonrisa y la lágrima, uncidas ambas hacia el ser y el todo, descifrados por la nada, queda al arbitrio del viento. Los sucesos fueron narrados en tiempo real. Sin embargo el diario acontecer tomó partida en el juego. Ti...ramisú. Bien. Un poco de dulce para amielar el ambiente. Y que lo real como jalea se debata en el devenir de los tiempos. Macizos los dientes, sugerente el labio, modelar la sonrisa. Enero o junio. La historia fue escrita a dentelladas y con sangre. Quedan para el análisis las páginas blancas, el hueco en el alma defendible, la esquirla rota, el verso blanco, alejada la rima para el llanto en llamas. Páramo el alma. Inolvidable el guiño

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