Ha pasado el camión de la basura

Hombres necios. Ha pasado el camión de la basura. Van allí las portadas de los discos viejos. Algunos cachivaches. Papeles irredentos guardados. Lapiceros sin tinta. Botellitas de tinta seca. Las piezas del ajedrez descompletado. Y el viento. Está pasando el viento. Nótese el gerundio y la diferencia. Un rumor ha quedado atrás. Ha pasado el camión de la basura. Los hombres con afán trabajan en recorrer las colonias con su camión y a llevar lo que nos queda en sobra de lo que se consume y se consumió. Baratijas. Restos de comida. La cáscara del cacahuate y de la nuez. Huesos de mango y durazno. Las espinas del nopal.. Cables que ya no conectaban. Medicinas caducadas. Y quienes señalan como el peor oficio, son los orgullosos y vanidosos consumidores de primera, segunda y tercera mano. A veces tarda el camión y se amontonan resentimientos como crítica mordaz y mendaz. Y un olor empieza a inundar el ambiente. Los perros saltan y los cerdos abren las bolsas y no encuentran las margaritas porque no las buscan. Lo que les importa son los desperdicios. Los huesos del pescado con su anzuelo y cordel. Todo pasa y todo queda. El tiempo es inmanente. El fuego consume los recuerdos. El agua cristalina los transaprenta. La tierra con su detritus y humus esperan la nueva primavera. Mientras tanto ha pasado el camión de la basura. Y la limpia ha sido efectiva.

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