Ese afán nuestro

La mañana a risa batiente. Por lo gris. Bienvenido el aromático café del ayer. La palabra viva. El recodo en la carretera. La oscuridad en el recuerdo, donde brilla la luz. Luciérnagas. Tú me recuerdas las calles de Matamoros. Y de pronto aparece el ángel Serrat. A brillo de sus canciones, motivaciones para caminar. Y de vez en vez probar con las palabras pez, quizá o paz. Hemos navegado en incertidumbre. Con los dientes a flor. Apretada mandíbula. Y mueve a buen tiempo la flor, el libro, el amor. Consideraciones aparte. Una mañana gris de sábado es bella. Perfume. E igual de bella con sol. La chicharra sigue monótona. Y es muestra fehaciente de la vida. Aquel se pone a cantar. Ese otro a escribir. El payaso a hacer reír. Si escribo libro aquí es por decirte que me acompañan fiel. Con esa discreción en palabras del autor. Entre el silencio de la quietud. Y la vorágine del hablar. Las palabras estés donde estés. Este afán nuestro de persistir en lo efímero. En el sueño tragaluz.

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