Pasando el presente por agua

Soñaba un pino y un viejo. Era Juan y era yo. Sonrió al platicarle de mi presente. Todo lo sé, me contestó. La felicidad es soplo de vida, alcanzó a decir antes de irse. Para volver. Desperté en una casa. Un extraño. Amigo de mi amigo. Ahorita viene ya. Cristóbal traía una guitarra. Nos pusimos a cantar. Pregunta el sicólogo: ¿es recurrente una guitarra en sus sueños? En la vida real, le contesté. Y sonrió. En los sueños, volar y desnudez. Acuda a Jung, ordenó. Papá entró de pronto. Pino gigante caído. Cadáver vegetal. Un asesinato, pensó. Y me dejó decenas de días de hablar. Hasta que. Por esos días yo andaba de buen humor. En los sueños me platica la anécdota papá. Sí, me enojé por el pino, y por el miedo a que la casa no la fueras a terminar. Y nos dimos un abrazo. Yo Juan con Antonio. Yo Antonio con mi papá.

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