La tía Carmen

 1. La tía Carmen no era mi tía. Solo que así le decíamos. Mi madre había trabajado de joven con ella y nos agarró mucho cariño. Tan así que siempre en Navidad nos regalaba algo a cada uno de la casa. Éramos 11, con mis padres. Y en esos primeros días de frío inmensos de enero, o finales de diciembre, nos mandaba decir que le visitáramos. Y hacía fiesta con nuestra llegada. Ella vivía sola. Le acompañaba una o dos personas de apoyo doméstico. Y en el momento ya casi de nuestra despedida, dos o tres horas después de pláticas y risas, nos iba llamando uno a uno junto al árbol de navidad para entregarnos nuestro regalo. Siempre tenía pan y chocolate.

2. La tía Carmen era un ángel, no era "como un ángel". Hay una diferencia entre una y otra expresión. Lo era. Si algunas tardes yo le acompañaba, sobretodo en vacaciones, ella se ponía hablar de su pasado, pero también me daba como una clase de geografía platicándome de los lugares que había conocido. Y muchos de ellos los describía de manera fantástica. Como que eran de otro planeta. De otras civilizaciones muy distintas a la nuestra. Era su prodigiosa imaginación que desplegaba entre risas y movimiento de manos..

3. Ya era grande de edad. Su cabello cano completamente. Tendría algo más de los sesenta. Y me decía por ejemplo: "Raúl fue a la luna y te trajo esta fotografía y gorra". Y me entregaba una gorras de piel y una fotografía de Armstrong o Collins. Que Raúl su hijo, estudiante en Monterrey, era aficionado a las noticias de viajes al espacio, y me regalaba cosas relacionadas a ello. "Fue a la luna...", etc.  Ella me lo inventaba así. 

4. Con ella vi la noticia del asesinato de Salvador Allende en la televisión. A ella le escuché cantar canciones de Armando Manzanero. "Me gustan mucho sus canciones, es un gran compositor, pero no me gusta su voz", me confiaba. Y seguía cantando de "contigo aprendí, que la semana tiene más de siete días"; "somos novios, y los dos sentimos mutuo amor profundo". Y le veía en su rostro el evocar su tiempo pasado de amistades y amores.

5. "¿Que´vas a estudiar cuando salgas de la secundaria?", me soltó un domingo al mediodía. Tomábamos limonada o té negro en la terraza. Ya era mayo. Y yo muy seguro de mí le respondía que algo así como Filosofía y Letras. Ella se quedaba callada. Pensaba algo, de seguro. Tal vez se imaginaba a su sobrino postizo como filósofo o escritor, o bibliotecario, o conferencista. Y luego de unos minutos me volvía a preguntar. ¿Qué dijiste que ibas a estudiar? Mi respuesta era invariable. "Filosofía y Letras". Yo ni sabía bien a bien qué era eso.

6. Yo relacionaba Filosofía y Letras con la poesía y la narrativa. Ya en la secundaria me atraía la lectura de las obras literarias que leíamos en clase. En los concursos de declamación, que se hacían, como debe ser, enfrente de todos los alumnos, yo había escuchado La Chacha Micaila, Los Motivos del lobo, La casada infiel, Por qué me quité del vicio, El regalo, Mamá soy Paquito, y muchas otras. Eso eran "Letras" para mí. Los declamadores en la secundaria eran Víctor Orduña, la hermana de Manuela, Toño Rocha y otros. Y Filosofía imaginaba como un borrador en ideas de todo lo que existe. 

7. O más bien, como si Dios o algo parecido a un arquitecto, a imagen y semejanza del hombre hubiera escrito, apoyado con dibujos, sobre o que iba a construir en tamaño magno, y sin antes hacer una maqueta o algo parecido, que fuera adorable, y sobre todo viable. Así que mi respuesta sobre qué estudiar tenía su base a todo lo  relacionado con poemas e ideas sobre el mundo. Y creo que no andaba tan errado. Y Doña Carmen a la semana me volvía a preguntar y reía. Reía como si no me hubiera preguntado antes. Y lo hacía adrede. Como para que yo tuviera firme la idea y se fortaleciera más.

8. Una tarde de domingo me dio mi pago de fin de semana. Era invierno como ahora. solo que allá en Matamoros realmente es invierno y realmente hace frío. Me dicen que estos días pasados anduvieron alrededor de los cero grados centígrados. El agua de la fuente se congeló. Esa tarde  aparte del pago me dio dinero de más para que fuera al cine a ver una película de nombre "Papillón". "La vas a ver y me cuentas sobre el tema y la lección que se aprende allí", me dijo. Y efectivamente fui a verla. Dos grande autores son los protagonistas. Steve Mcqueen y Dustin Hoffman. Antípodas sus personajes, presos ambos a cadena perpetua en una isla como cárcel, Steve representa al que siempre sueña con la libertad y todo lo que hace es en función de ello. Dustin es el personaje que se encuentra ya acomodado a ese vivir en la isla, con sus hortalizas y criando marranos.

9. A la semana siguiente me preguntó si la había vista. Y que le contara y sobre la lección aprendida. Le hice la sinopsis. "¿Y la lección?", que para eso me había pagado la entrada y dado para el refresco y palomitas. "Que el ser humano tiene dos caminos: el de ser conformista en la manera como vivimos, o buscar ser siempre libres", así le dije. Yo tenía 15 años. Ya había abrevado en mis clases de secundaria. Ya me había dado cuenta que el mundo es más grande que la colonia y mi ciudad, mi Matamoros querido. Ya había comprendido que los seres humanos somos seres vivos y por lo tanto mortales. Que la Tierra e apenas un pequeño espacio entre tanto que tiene el universo. Y me di cuenta allí la diferencia entre los seres humanos y los animales: los sueños de libertad. Utopía sí, pero vida con búsqueda.

10. "No deberías de estudiar Filosofía y letras. No por ahora. Creo que debes estudiar una carrera corta, por ejemplo Normal para maestro. Luego ya cuando trabajes, y cuando tengas oportunidad de estudiar esa bellísima y humana carrera, lo podrás hacer sin problemas. No importa los años que tengas, sean 30 o 40. Pero un día lo lograrás." Así me dijo la ángela Carmen. Sabía de lo económico en mi familia. Me sería casi imposible. Yo tenía 15 años. Terminé la secundaria. Y así entré a la Normal Mainero. Y ahora en esta edad que tengo, entré a estudiar temas formales de Filosofía. Y no tanto por el grado académico. Sino porque forman parte de un Plan de estudios, entonces van en secuencia, en orden, los temas dentro de las materia. Y así voy a segundo semestre a partir de febrero.

11. Diría Ortega y Gasset, que somos y nuestra circunstancia. Es lo que evoco. El ángel (ángela) que nos alumbra y conduce, nos orienta. Es quien pone ante nuestra vista y oído una semilla de ideas por germinar. Hagamos caso al ángel. Es quizá el mismo de la guarda. Todos tenemos uno, una, o varias. Solo que a veces somos cabeza dura. O ciegos, y sordos, tercos. Aquella película Papillón, la vi en un momento oportuno y gracias a la tía Carmen, que era tía adoptiva. Por eso digo que debiera haber cineclub en los barrios y escuelas. Y sean principalmente aquellas que dejen un mensaje en la mente fresca de los y las niñas, los y las jóvenes, que van en en el camino de la vida. Y requieren señales para su bien vivir. Con Papillón, gracias a la tía Carmen, la idea de la libertad. Que bien dijera Quijote a Sancho, por ella bien vale la pena arriesgar hasta la vida.


 

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