Peripecias de carretera

1. Hace años me pasó en un municipio pequeño de Veracruz, de los tantos que tiene. Había un retén de policías y tránsitos. Y tenían su bote. Y paraban a todos los vehículos que iban de paso. No se andaban por las ramas: amablemente pedían su aguinaldo. Quizá como si fueran de la tradicional "Rama", grupo de niños que pasan cantando por Navidad por las casas, y les dan monedas e invitan refresco (a veces). Te presionaban con la gran cola de autos. No te ofendían. Hasta disculpas pedían en la petición de apoyo para completar el aguinaldo.

2. Me platica un sobrino de Matamoros que el día 25 apenas pasando las 12 de la nochebuena del año antepasado, que había estado con nosotros en un convivio familiar, que lo detuvo un agente de tránsito. "Anda usted manejando tomado", le soltó a quemarropa. Y mi sobrino no toma. "No oficial, se equivocó en la estadística de fiestas decembrinas", le dijo con cierto coraje. "A ver sopleme, si ahasta acá em llega el olor a alcohol", le dijo, sospechando que a lo mejor una cerveza o copa, o hasta el mismo leve licor que contiene el vino para brindar. "Y ni eso, tío", me contaba. Ya por último el agente le ordenó:"A ver muéstreme su licencia" . 

3. Y para suerte del mañoso agente de tránsito, y mala de mi sobrino, estaba vencida con apenas cinco días, "tan reciente, que ni me había dado cuenta". "Le voy a tener que levantar una infracción para multa, a menos que se deje ayuder", le tiró la tarascada a ver si alcanzaba a morderlo. "Yo estaba tan enojado, tío, que si me pide la licencia primero, me parecía algo correcto, pero de que dijera que andaba tomado me dio coraje y le dije, sí que me levantara la infracción por lo de licencia vencida. Y la pagué con gusto."

4. No son todos los agentes así, aclaro. También hace años, quizá unos veinte, andaba en Matamoros en un vehículo que me habían prestado. Y no me había puesto el cinturón de seguridad. Y me detuvo el agente. Le dije que tenía razón. Me pidió la licencia y estaba vigente. Si el vehículo de quién era. De una hermana, me lo prestó. Y qué anda haciendo por acá. Nací en matamoros. Trabajo en Tabasco y vengo de vacaciones "a ver a la jefe y el jefe", le dije. Quizá pensó que eran otro tipo de "jefes". No lo sé. O era un tránsito sentimental y honrado. "Ándele, disfrute sus vacaciones, póngase el cinturón de seguridad, y no se le olvide. Le puede salvar la vida". Me dio la mano, nos despedimos. Y quedé grato de la atención al turista mexicano.

5. Por eso digo que hay de todo, como en las viejas boticas y los viejos tendajones. Encuentra uno de todo allí. O como en los mercados populares, que hasta menjurjes secretos para atraer pareja o regrese la que se fue, te venden. También venden altas esculturas de yeso con la muerte para quienes la veneran como santa. De todo o casi todo. Recuerdo de la publicidad de una tienda en Brownsville, Texas, de aquellos años de los 70s en la radio. Decía orgulloso el locutor, como voz del dueño, que "tenemos de todo. Desde un alfiler hasta un barco camaronero". Así en las distintas profesiones, oficios, cargos y encargos. Habemos de todo. Los que mantienen la ética como estandarte. Pocos, quizá, pero hay que destacarlos por sobre los demás.

6. Uno debe empezar a contar sobre los ángeles. En el viaje de Villahermosa-Matamoros y viceversa, pernocto regularmente en el punto medio. Un hotel de dos estrellas o tres. A veces en el patio trasero de una gasolinera a campo abierto, hotel de millones de estrellas. Pero esa vez amanecí en Poza Rica, el auto estaba en el estacionamiento del hotel, que era un sótano. Era como en 1995. Y no encendió la marcha. Eran como las 6 am. Andaba corto en lo económico. Salí a la banqueta a preguntar a alguien por un taller eléctrico. En ese momento llegó un taxi a dejar a una empleada del hotel. me le acerqué. Y me dijo: yo le ayudo a sacarlo del sótano. Metió su taxi de reversa. Amarró el mío. Y me dijo mientras lo sacó, usted "dele marcha", para ver si arranca.

7. Y efectivamente arrancó. Ya le había dicho que andaba corto, que me dijera de un taller eléctrico para-bara. y ya arrancado, quitó su cable, y me dijo: "así vállase hasta Villahermosa. Procure solo no apagarlo, o solo apáguelo de bajadita, para que lo pueda encender en movimiento. "¿Y en las gasolineras?" El ángel me dijo que avisara que no podía arrancar, y o le ayudan, o le permiten que no lo apague mientras le cargan gasolina.

8. Hay tramos largos de carretera donde no hay gasolineras, a pesar que ahora proliferan por todos lados. La razón es que hay recientes autopistas, y aún no está en algunas partes la infraestructura de restaurantes y gasolineras. Así que donde pueda, aunque ande a la mitad del tanque, échele. Una vez me pasó que yo aceleraba el auto y al contrario iba disminuyendo la velocidad. No tenía ya gasolina. Cierto, me había avisado que andaba en un cuarto, luego en la reserva. Pero "no había gasolineras en el trayecto". Quedé varado. Eran casi las 6 e la tarde. Autopista. Llamamos al inútil seguro. En una hora le llevarán veinte litros y habrá que pagarla, aparte del veinte por ciento más, comisión para el que la llevó. A ese seguro de auto no vuelvo, me dije enojado. Hablamos a la caseta de cobro, y a los quince minutos estaba una grúa.

9. Me llevó a la gasolinera que estaba como a diez kilómetros. Y sin bajar el auto le echaron gasolina. "Arránquelo", me dijo. Y así hice. Y el auto encendió rápido. Y el chofer de la grúa empezó con las maniobras para bajarlo. La grúa tenía por escrito en letras grandes "SERVICIO GRATIS". Y al ángel imaginé comiendo una torta como agradecimiento, y le regalé para ello. "Usted no me lo está pidiendo", le dije.

10. Apenas antier. Por si el pendiente. La carretera es larga como serpiente casi interminable. No se altera la fórmula de distancia por velocidad sobre tiempo. El paso lento es seguro. De viaje. Saliendo de Matamoros un agente de tránsito vio las placas de otro estado y me detuvo. "¿El auto es suyo?" Le.iba a responder que me lo había robado o que era de mi bisabuelito. En cambio le dije que sí, que era mío. No me pidió la tarjeta de circulación. La licencia sí. Esperaba que estuviera vencida. En cambio vió que la saqué a diez años y vence hasta el 2032. Yo venía escuchando la mañanera. Sobretodo porque era en Villahermosa, mi lugar de radicación de hace mucho. "¿A qué se dedica?" Realmente me entró duda si era agente de tránsito legal o ilegal. Le dije que era profesor. "¿Y de dónde viene?" Le respondí. Me dijo que me iba a levantar infracción. ¿De qué o por qué?" "¿En su estado no levantan infracciones?"  "Y qué anda haciendo por acá?" Le dije verdad. De mis familiares. De mis amigos. "¿Y cómo están sus padres?" El interrogatorio estaba ya pasado de intenciones. Me comentó que la infracción era, primero que por alta velocidad, cuando es un tramo con semáforos, lo cual evidentemente no es posible. Luego que por cambio de carril sin avisar. Le buscaba por ese lado.

11. Precisamente esa fue mi duda si era agente legal o ilegal. La diferencia la pienso. Llamó por radio (o hizo que habló) y dijo que un auto robado. "Esto es grave. Mínimo unos dos meses en la cárcel", me dijo, escupiendo las palabras. Le ofrecí 200 pesos. Pidió 500. Lo dejamos en 400. Y me dejó ir. A lo lejos vi que venían otras dos patrullas que había llamado.Tuve miedo. Había pasado días antes lo del secuestro de pasajeros indocumentados que viajaban en un camión de Reynosa a Matamoros. A la fecha no se sabe sus condiciones. El"agente"  devolvió mi licencia. Subí al auto. Y seguí escuchando La mañanera que se transmitía desde Villahermosa, Tabasco.



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