Apostemos por la memoria

1. La vida humana son recuerdos que se ubican en lo que llamamos memoria. Qué difícil decirlo, pero sin recuerdos apenas seremos un cuerpo con vida que se extingue poco a poco. La mirada va diciendo cada vez menos. Y el olvido gradual hacia la nada, va llevando a la persona hacia el olvido de las funciones básica como coger la cuchara y comer del plato. El olvido es el borrador de los recuerdos.

2. No sé a quien se le ocurrió la famosa frase de "Recordar es volver a vivir". Yo no vuelvo a vivir cuando recuerdo. Lo que sí es que me gusta hacerlo. Apenas el sábado anterior lo comentaba con un amigo casi hermano. Era en relación a que hemos vivido una época de constantes cambios tecnológicos. Que pasamos del teléfono fijo al móvil, de la carta física que se iba por correo para llegar a su destinatario y tardaba entre una semana y hasta dos, al mensaje instantáneo que se recibe al mismo instante de enviarlo, esto gracias al internet. Y así varias cosas más.

3. Ahora se le puede avisar a la madre que vamos a llegar tarde. Y hasta mandar la ubicación y, en caso necesario, el trayecto en tiempos real cuando ya nos dirigimos a casa. Y el novio o la novia tóxica hacen videollamada si tienen duda de que no está su pareja en el lugar donde dice estar. No estoy diciendo nada nuevo. Pero es bueno reconocerlo: me gusta recordar no como nostalgia mortal por lo que ya fue y más no será, sino como ejercicio para prevenir el Alzheimer.

4. Tengo recuerdos nítidos de cuando en la televisión dieron la noticia que acababan de bombardear el palacio de la Moneda en Chile para derrocar a Salvador Allende. Era el 11 de septiembre de 1973. Era en el noticiero 24 horas con Jacobo Zabludovsky. Yo no sabía nada de geopolítica ni conocía el término. Tenía apenas 13 años. Y me pareció un horror el solo hecho de que el propio ejército del país chileno bombardeaba su propio palacio de gobierno. E intuí que algo muy grave estaba sucediendo. En mi secundaria, como en todas las escuelas del país se izó la bandera en señal de luto. 

5. Recuerdo mi primer día de clases en primero de primaria. Me llevó mi padre. Yo iba peinado estilo Benito Juárez. Lo supe porque a mi paso lo dijeron de burla los alumnos más grandes. A mí me disgusto. Ya sabía yo leer y sabía quién era ese personaje que de una choza llegó a vivir en palacio Nacional como presidente. Nos formaron en fila en la cancha. Y luego nos pasaron a los salones. El momento mágico es que el maestro Carlos Martínez sacó de su portafolio un libro pequeño, cancionero Cristianos Cristianos, y empezó verso a verso a ponernos la canción de las vocales.

6. Recuerdo cuando el sexto informe de Gustavo Díaz Ordaz, presidente mexicano de 1965 a 1969, miembro del clan de presidentes manchados con sangre, y era el instante que se echaba la culpa por la brutal represión de 1968, conocido como la matanza de Tlatelolco, cuando soldados y paramilitares aesinaron estudiantes. Lo estaban transmitiendo por televisión. Y yo había ido a la tienda a comprar un refresco, y el televisor estaba encendido en la transmisión de cadena nacional.  Y cínicamente dijo tender la mano de amistad al pueblo de México.

7. Recuerdo cuando vi por primera vez nevar en Matamoros. Ya había visto y sufrido las heladas. Amanecia a 0 grados centígrados. Y afuera los charcos estaban convertidos en pistas pequeñas de hielo para patinaje. Y descalzos las quebrábamos. Éramos niños y era nuestro juego. Mi madre me regañaba y nosotros reíamos. pero en los primeros minutos del 25 de diciembre de 1997, salimos de casa de una hermana para irnos a casa de papá y mamá. "Está nevando", me dijo una de mis hijas". "Estás loca, en Matamoros no nieva, sino hiela". "Es nieve, papá". "No!, fue mi lacónica respuesta. Ya en la mañana cuando nos levantamos salimos al callejón y los vecinos jugaban a lanzarse bolas de nieve y otros a construir muñecos. "Te lo dije, papá", me recriminó mi hija. Era cierto.

8. En 1978 la ciudadanía quemó el palacio municipal de Matamoros. Esto luego de una protesta estudiantil a causa de que a unos policías municipales golpearon a un estudiante de secundaria y murió. Los estudiantes del tecnológico se solidarizaron y convocaron a manifestaciones de protesta. Y en una de ellas se salió de control la manifestación y le echaron fuego al palacio y hubo saqueo en los comercios del centro de la ciudad. Era simple la petición: que echaran del puesto al jefe de la policía. El presidente municipal dijo que "no" delante de los estudiantes concentrados en la plaza. Y de allí el disturbio de quema de palacio y saqueo. 

9. Recuerdo que yo tenía 14 años y Memo, un vecino del barrio, hijo de un tendero, me dijo "vamos hoy en la noche". Se refería a ir a la zona de tolerancia que estaba a unas diez cuadras de nuestro barrio. "Pero yo no tengo dinero", argumenté. "No te preocupes, yo te doy el dinero". Se refería al dinero para pagarle a una de las mujeres que ofrecían servicio sexual en dicha zona. Era una calle a lo largo de 4 cuadras. Y entre bares, cantinas y cabaretes había cuatrerías en donde había mujeres de distintas edades y con falda muy corta. Y te hablaban para que ocuparas el servicio que ofrecían. Ya se me olvidó si fui o no. Es selectiva, pues, la memoria.  

10. Recuerdo a mi madre cuando nos llevaba a vacunar al centro de salud. Éramos cuatro sus hijos de menos edad. Digamos de 6,5,4, y3 años. Nos arreglaba muy de mañana. Y a eso de las ocho ya tenía listas las cartillas de vacunación de cada uno. Ella que no sabia leer ni escribir nunca se le pasaba la fecha correspondiente de cita. Y nos llevaba caminando por todo el bordo del canal Soliseño que atravesaba las colonias del oriente de  Matamoros, y luego de como una hora de camino llegábamos al centro de Salud que sigue estando en la calle Sexta cerca de calle Solernau. Llegaba nuestro turno rápido. Era muy puntual. Y los piquetes de aguja. El llanto de los más chicos. Y listos de regreso. Le escuchaba decir: "misión cumplida". Gracias, mamá.

11. Me acuerdo de mi primer día de clases. Me acuerdo con nombre y apellidos de mis maestros de primaria, secundaria y Normal. Del primer beso de tornillo y de la primera vez que hice el amor enamorado. De la primera vez que viajé de Matamoros a Villahermosa, y de quiénes me fueron a despedir a la central de autobuses, entre amigos, familiares y ex. Me acuerdo quién fue mi compañera de asiento en ese viaje. De la tarde noche que llegó el autobús al ADO de Villahermosa y el primer hotel donde nos hospedamos. Etc. 

11. Luchemos por nuestra memoria. Tanto en lo individual (me acuerdo de...), como en la memoria colectiva: fraudes electorales, promesas de campaña, quiénes han gobernado bien y mal, quiénes fueron aquellos que nos golpearon. Lo mismo sucede al individuo que al colectivo humano si nos dejamos conducir al olvido y no a los recuerdos. Sin recuerdos, el colectivo bípedo podrá ser todo lo que sea, menos seres humanos (con conciencia).

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam