Solo el amor duele

 1.

 Es normal lo que sucede. Digamos el paso del tiempo y esta extraña sensación de madrugada, la voz se niega a salir en el sueño. Entonces despierto y es en el sueño mismo. 

Seguir durmiendo es estar desconectado del cuerpo, como una práctica de muerte. Y luego despertar de madrugada o ya en la mañana, y entrar en las relaciones de prisas en el día a día. Sin brújula. O estar durmiendo metafóricamente, que andar despierto pero como zombi. Sin conciencia de ser humano, indiferente a cuanto sucede alrededor.

 

"Nos hemos perdido como pájaros ciegos", dice. Y ha sido por las prisas. Por la falta de risas. Porque no dejamos migas de pan para saber del regreso. Porque nadie nos dijo nada del final de los tiempos. Porque creímos estar en otra historia. Porque el premio era una zanahoria. Porque no miramos más allá de nuestra nariz. Y creimos que no afecta para nada a uno lo que le sucede a los otros. Como si fuéramos islas, que no lo somos.

 

Errabundos en los caminos, en la búsqueda de asideros para con la vida. Sea a veces una palabra de amor mil veces pronunciada, una sonrisa con motivos, la flor en plenitud, el recuerdo grato, la fotografía de la abuela bella, el libro ajado, aún abierto con lectura interrumplida, la lagrima detenida. Errabundos buscando la próxima salida que conduce hacia no sabemos dónde. 

 

Mas es al final la luz. Nos alumbra ell rostro amado y la posibilidad de mirada. La letra comprendida es la luz. El beso de tornillo. La chispa que brota del ritual orgánico de la fricción del pedernal. La carne abierta como flor de sangre. El esqueleto en movimiento es la luz que irradia en las buenas intenciones. Es el amor que brota en el campo y se fuga a al ciudad. Y no hay retorno.  


Aquella vez del si y no, entonces no condicionemos. Mientras esto sucedía las manos se encontraron para dialogar entre ellas al puro roce en la caricia. Y fuimos felices con los ojos cerrados y abiertos. Captando las imágenes que nos representaban sin condiciones. Las luces artificiales, las luces de neón fueron solo caricaturas. Las luces verdaderas irradiaron de nosotros. 


2. 

Sería bueno contemplarnos. Vernos de nuevo cara a cara. A ti. A mí. A todos. Vernos. Sin necesidad de competencias. Sin fijarnos en detalles. Todos luz. Iluminando nuestras sombras.

Sería bueno todo eso. Contemplarnos iguales. Al mono dicharachero y aullidor. Al lobo manso del estero y a la caperucita tierna. A la gallina ciega y sus pollitos. A la mariposa de la noche. Mirarnos, vida y muerte. Como si fuera mirada de niño que empieza hablar.

Contemplar las plantas que sin moverse de lugar reciben la dicha y se expanden en polen por todas partes. Contemplar los pájaros. Y ahora sí, saber lo que dicen en sus cantos. Plantas y pájaros, en armonía. Unámonos. Es tan necesario.

Contemplarnos en los ojos de los animales. Leer lo que nos dicen. Comprender esa mirada serena que viene desde mucho antes. Son ventanas por las que se asoman al universo con sus mounstruos, fantasmas y ángeles.

Yo me miro en ti. Me contemplo en tu fruta. En tu flor lila marrón. En el extasis de tus palabras. En la sonoridad de tu canto. En la algarabía de tu risa. Porque hay un dios que nos contempla. Y con su mirada nos hace limpios. Nos hace puros. Todos somos uno. La naturaleza somos nosotros.

Yo miro el mar como un espejo. Como el origen que reberbera en mí y retumba en mi corazón maltrecho. Miro la humedad que es la mía, humedad del amor por la vida. El mar aspira profundo y exhala sueños de marineros cuya carne fue alimento de peces y sus huesos polvo de humedad que está en el fondo.

Te contemplo cuando pronuncias la palabra. Cuando tu alma puebla e ilumina los lugares oscuros. Cuando tu palabra entretiene a las almas tristes. Cuando contagias alegría a los que han perdido esperanza. Vamos, les dices. Y van contigo.

Me contemplo como si mirara a otro. Y el otro me mira como si no fuera yo mismo. Le saludo. Me saludo. Y el otro, siendo yo.mism, a veces me contesta, a veces no. Y yo hago como que no me doy cuenta. No. Si. Lo comprendo porque me comprendo.

He logrado mirar el olvido. Por allí andas.aunque borrosos, identifico a cada quien que ya es pasado. Si están tristes los miro felices. Si están felices les multiplicó la alegría. Si tenen hambre les sacio con palabras. Si tienen sed nos acompañamos en vino. Es el olvido vivo qué no muere.


Fue entonces que llovieron piedras. "Al amor hay que matarlo", gritaba enfurecida la turba. A veces aprovechaban el descontrol, el desatino y se erguían para poder mejorar la puntería. Ese fue nuestro destino desde entonces. Y la pesadilla era la vida misma. Solo el amor salvaba como destello de que algo humano estaba presente.

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