Sombras de colores en la pantalla

1. ¿La realidad es lo que nos muestran nuestros sentidos? Sea que vemos formas y colores. Sea que olemos perfumes de las flores y fétidos olores. Sea que tocamos rugosidades y asperezas, pieles tibias, con quienes nos conducimos por caminos sinuosos. Sea que escuchamos el canto de los pájaros y música bailable o la del ruido. Sea que emitamos sonidos hilvanados que se convierten en palabras.

2.  Se dice que tenemos o debemos tener un sexto sentido que nos permita darnos cuenta de otras cosas que nuestros cinco sentidos no pueden captar. Algunos le llaman intuición. Y que por medio de este sexto sentido podemos darnos cuenta de revelaciones o del peligro que nos acecha. Es el sentido que nos alerta.

3. Lo cierto es que la realidad no es como nos la pintan ingenuamente los cinco sentidos. Hay algo más que no alcanzamos comprender. Y he allí que debemos meternos a otros temas que de manera normal nadie nos acerca a ellos. No es ni magia negra o blanca. No es superchería. Ni es asunto de magos. Es asunto de libros. Sí, así como lo lee.

4. Y si la realidad no es como la percibimos, ¿entonces cómo es esta? ¿a qué nos referimos cuando hablamos de realidad? ¿La realidad la podemos modificar? ¿O ya está dada de por sí y siempre? Donde había un campo deportivo, un consorcio inmobiliario levantó edificios de varios pisos para vivienda donde habitan como en enjambre miles de personas gritonas, hastiadas y con prisas. Donde había una "Michoacana de aguas frescas y paletas, ahora hay una hamburguesería  Macdonal  o pollos Kentucky. ¿Modificaron la realidad? ¿Crearon otra?

5. Lo cierto es que radicamos en nuestro pensamiento, que no es el cerebro, sino que se produce en el cerebro. Podríamos decir a semejanza del hardware y el software: el hardware sería el cerebro, esa masilla gelatinosa. Y el software serían los pensamientos esa volatidad que nos permite construir nuestro discurso personal que se suma al colectivo.

6. Estoy leyendo un libro que se llama "Infocracia" de Byung Chul-Han. Nos dice entre otras cosas que nuestra realidad está moldeada por la hiperinformación que circula en los medios digitales. Que la democracia está sucumbiendo a la Infocracia, o siendo demolida por esta. Y que los datos personales los hemos estado entregando a una maquinaria algorítmica para que de manera individual seamos controlados. 

7. La democracia es ante todo un colectivo de personas que escuchan. El discurso es de ida y vuelta entre el hablante y el escucha. El discurso es estructurado con elementos de falibilidad, que permita que el otro refute, y en esas discusiones se crea el discurso público. Y la inforcracia nos atomiza encerrados en una burbuja, en la que contradictoriamente nos sentimos libres.

8. La autocracia para sostenerse necesita la coerción, el castigo. La democracia necesita la construcción del discurso colectivo, y este se construye con lectores y oyentes. El libro juega papel determinante en la democracia. En cambio en la infocracia se prescinde del libro. Y el discurso colectivo queda obsoleto. La infocracia crea una realidad construida con datos, fake news y moldea una sociedad a la que llama "ganado consumidor de datos", a la que pueden llevar dócilmente -con sensación de libertad- a los hipermercados y a votar en determinado sentido cuando de elegir representantes en secreto se trata.  

9. La infocracia, la dictadura de los datos e información, requiere  de consumidores, de "libres" creadores de contenido -memes, transmisiones directas, que en su burbuja consideran que realizan una actividad preponderante que busca likes y "me encanta", y que el otro sea precisamente quien interactúa con él, pero solo en el nivel de fan, de seguidor.

10. Vaya la vigencia de Platon con su concepto de realidad construida por ilusionistas y titiriteros que proyectan sombras proyectadas en la pared de la caverna. Ahora en la dictaplacentera de la Infocracia las sombras son proyectadas a colores y en pantallas de computadoras y smartphone, dándonos la ilusión que tenemos fans, seguidores y amigos, pero aislándonos de lo colectivo, de lo social, que en esencia es la condición del ser humano y de la democracia. Precisamente por eso No olvides nunca el libro.


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