Ánimo, maestros y maestras

1. Ahora que está por terminar el ciclo escolar, y que los maestros inician un Consejo Técnico Escolar que tendrá duración de 3 días, precisamente hoy leo dos notas sobre escuelas. ¿O fue ayer? Una que una escuela solo tiene preinscrito un alumno para primer grado. Y al decir de un padre de familia que lo declara la causa es porque los padres de familia de los egresados del preescolar los prescribieron en otras escuelas aledañas. Pensemos en la razón del por qué refieren otra escuela aunque les quede más lejos.

2. Me entero de una niña del área indígena que tiene 10 años y no ha llegado a la escuela primaria porque "no tiene documentos". Y lo peor es ¿quién hace algo por ella? ¿a quién le corresponde ayudar a su familia para que logre tener sus documentos que legalice su ingreso en la escuela? Lo cierto es que la escuela tiene la obligación de recibirla aún sin documentos.

3.En la primera situación de que padres de familia ya no quieren mandar a sus hijos de 6 años, egresados del preescolar de la comunidad, a la escuela que les queda más cercana, es deber del personal docente reflexionar la razón de ese no aprecio de los padres a su plantel y qué tanto tiene que ver la infraestructura escolar y el mismo trabajo de ellos como docentes. No es que tengan la culpa, aclaro. Sino que la reflexión ayuda a conocer errores que hemos cometido. Puede ser, sin que yo conozco las condiciones, que el edificio esté muy deteriorado y lo mismo los pupitres.

4. Esta situación la conozco en otro ejemplo que me tocó vivir en 2017. El personal de una secundaria llegó a platicarme su problema: la Subsecretaría de Planeación les estaba cerrando el segundo turno, lo cual les afectaría en su zona de confort porque tendrían que ubicarles horas en otras escuelas. "¿Por qué?", pregunté yo porque quería saber la razón del cierre del turno. "Porque hay menos alumnos", fue la respuesta. "¿Y por qué hay menos alumnos?", pregunté porque en efecto yo quería saber. "Porque los padres los están mandando a otra escuela", así fue la respuesta. "¿Y por qué los sacan de la escuela de ustedes y los están mandando a otra escuela? ¿Fue este año o la matrícula iba bajando de años anteriores?" así la plática.

5. La petición que ellos hacían era que yo prohibiera que los inscribieran en la "otra escuela", para que obligadamente se quedaran en el plantel de ellos. Y eso realmente yo no lo quería, ni lo podía, ni lo debía de hacer. Considero que a veces no nos damos cuenta que hemos caído en una rutina diaria, en ocasiones el personal está dividido, los alumnos se dan cuenta y resienten esta falta de armonía, lo cuentan a sus padres y en común acuerdo deciden el cambio de escuela.

6. Y me tocó ver situaciones también que llegaba una maestra por contrato a una escuela para trabajar tres meses o seis, o el año entero. Y con su trabajo se ganaba a los padres de familia, de tal manera que cuando venía el regreso del titular no querían que regresara y que se quedara la de contrato. Y los padres esgrimían las razones, la diferencia entre ambos docentes, y daban detalles a favor de uno y en contra del otro. 

7. Lo cierto es que la escuela es una fuente de trabajo. Tiene un horario definido. Tiene un calendario escolar. Y cerca de ese centro de trabajo hay otros que atienden a alumnos de la misma edad y grados. Y la forma de trabajar de todos los centros escolares es distinto. Y si los padres de familia se dan cuenta de las diferencias, entonces serán proclives a tratar que sus hijos queden inscritos donde consideran según su juicio que es el mejor. Aunque no siempre sea así. 

8. Hay un dicho conocido sobre los liderazgos en educación que dice: "un mal director echa a perder una buena escuela. Y lo contrario, un buen director mejora una mala escuela. Se requieren liderazgos. El plantel y los grupos requieren líderes pedagógicos. Y para convertirse en uno o una se requiere cierto esfuerzo personal para seguir aprendiendo. Y sobretodo tener amor al proceso de enseñanza y aprendizaje. Y en último de los argumentos, recordar que es nuestra fuente de trabajo, del cual obtenemos un salario merecido (debiera ser más, de ello no tengo duda), y con ese salario solventamos nuestros gastos.

9. Siempre mi reconocimiento a las y los maestros de escuela. Con tantos distractores que tienen los alumnos, es un trabajo de los más difíciles e incomprendidos. Y en muchos de los casos la burocracia no ayuda a que fluya mejor el trabajo escolar. Las escuelas están donde deben de estar, al servicio de las comunidades, sean estas las más alejadas. Y los maestros están allí, muchos lejos de sus casas, viajando a diario por varias horas, y otros sementando en las comunidades, cumpliendo una misión social, tan necesaria para el desarrollo personal y colectivo. Con vocación o sin vocación las y los maestros están allí. Y si hacen un trabajo digno, las comunidades escolares se lo reconocerán siempre. 

10. Y no olvido el caso de la niña de 10 años que nunca ha asistido a una escuela por no tener papeles. Así como ellas de seguro hay muchos y muchas más. Recordemos que hay comunidades desplazadas y hay migrantes nacionales y de otros países. Y en efecto hay procedimientos que la propia Secretaría de Educación tiene para atenderlos a ellos. No atenderlos es un crimen. ¿Cómo resolver estos temas? de entrada conceptualzarlo, reconocerlo y reflexionarlo en los Consejos Técnicos escolares.

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