Miradas


1. ¿Qué es aquello que me mira? ¿Será acaso un hurón o una vasija de plata? Ya no distingo entre lo vivo y lo sin vida. Un árbol está cerca de mí y parece que me mira. Una silla que nadie usa ya. Un armario que está desde hace cien años sin armas. Un agujero en el techo donde se cuela la luz y se proyecta en el piso. La luz y la sombra también me miran.

2. Me mira un gorrión que a veces pasa por mi casa y se queda en la ventana. Como si mirara el crepúsculo. El día se aleja. Me mira la montaña con su ojo gris. Me mira la vaca loca sin cencerro. "Por acá anda", grito cuando me doy cuenta que la buscan. Me miran unos críos que pasan y me saludan.

3 Me mira el cielo en silencio. Ya se agotó la paciencia. Nadie responde a los llamados. Hay un cerco de postas viejo. Con alambre roto. Por allí se cuelan moscas y gaviotas. Pasa un auto viejo haciendo ruido. Pregonando ya no sé que cosa. Me dicen adiós desde lejos. Las piedras me miran sin saber lo que pasa. Yo o ellas. Para ellas es lo mismo.

4. Me miran comejenes a quienes interrumpo en su trajinar de los instantes. Ya han comido varios de mis libros. Les tengo un terror antiguo. Devoran casi todo. Ya una silla. Ya una mesa. Y van contra las puertas de la casa. No estaría mal. Una casa con solo quicios, sin ventanas y sin puertas.

5. Yo también miro sin afanes. Los colores y las formas forman uno solo en mi mirada. Un mazacote multicolor, en el que sin brillo destacan los ocres. Me mira una mariposa. A quien pido que me lleve. Y dice no sé que cosa. Si ocupada o alerta. Tanto daño hemos hecho. sin misericordia. Hubo pasión, cenizas quedan. Estamos ahora sordos, somos indiferentes.

6. Me mira el futuro ataviado de un bastón, una silla de ruedas. Un pino de navidad en agosto. Y ya seco y sin luces. Los muñequitos de yeso están en sus cajas a la espera del siguiente diciembre. Revueltos pastores y borregos, Reyes magos y niño Dios. María, vacas y José. Lo mismo que en la caja del ajedrez luego del apasionado e inteligente juego, revueltos torres, rey, reyna y peones. Nada cambia.

7. Me mira un juego de sala parchoso. ¿Quién aquí se detuvo para charlar un rato, de planes, de proyectos, de amores? ¿Quienes sonrieron abrazados y se dijeron cosas. Cada mueble tiene su historia. Miro aquella cafetera que me mira. De tantos temas afines y palabras quedamos quietos. Miro una lata vieja. La costumbre de asomarse a todo. Una muñeca muchas veces seducida en el juego de miradas. Los niños, las niñas absortos en su juego. "Ya queremos ser adultos". "Y yo quiero ser niño", les respondo.

8. Me mira el tiempo y creo mirarlo. No me dice nada, como si se burlara sin importarle los destinos. Héme aquí. Hete allí. Ambos. Las canciones de moda ya pasaron. Están muriendo los cantantes que oía de niño y de muchacho. El tiempo anda como si nada. Como si no le pasaron los años, digo. Y él me ignora como si no supiera lo que sabemos. El tiempo fue cobijo, fue verdugo, es fuego sin hoguera.

9. Miro autos que pasan raudos. Manzanas rojas y amarillas ya mordidas. Me mira la iglesia de la que siempre admiré su arquitectura. Imaginando las tantas manos que la levantaron. Me mira la calle donde hay tanta basura y un perro muerto. Me miran las casas por donde paso. Pálidas en su color. Abandonadas. cercos rotos. Antenas caídas. Ventanas y puertas muy deterioradas.

10. Me mira el cementerio a donde sin querer se dirige mi mirada. Ya vi las tantas cruces. Las construcciones de criptas y de mausoleos. He leído los diversos nombres, las tantas fechas binarias. Voy entre los pasillos. ¡Que frondosos se miran los árboles, llenos de pájaros en sus nidos! Miro a albañiles preparando el espacio que será utilizado este día. Miro entrar el cortejo. Las tantas lágrimas vertidas. Casi todos de negro. ¿Y dónde estoy yo?, me pregunto. Si todos me miran. Solo yo sé lo que miro.

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