La vida


 1.  La vida no es una carrera ni de velocidad, fondo y tampoco de obstáculos (aunque se tengan). Así que no te apures. Ve a tu ritmo. De todas maneras vas a llegar al final.

2. Llegarás al final de la vida, aunque la vida no sea carrera, ni tampoco carretera. Aún que te quedes sentado mirando la televisión, rumiando la mala suerte, quejándote de todo, mirando esquivo a lo cotidiano, no valorando las cosas pequeñas.

3. Por eso te sugieren de manera común que la vivas, porque un día llegará el momento de marcharte. Nadie escapa. Ni esclavos, asalariados, príncipes o reyes. Ni papas, ministros, bellas modelos o Misses universo escapan de irse. De ese fin.

4. "Ya sé, ya sé. No me digas mas", dirás. Pero aún sabiéndolo sigues con las prisas, las preocupaciones, las agitaciones, la incertidumbre por el futuro mañana. Y ves mal al que le va bien. Y te es indiferente el que sufre. Y sigues con el odio anidado en tubo de venganza.

5. "Ya sé, ya sé", reiteras burlón. Pero sigues en tu empeño de conseguir algo al que llamas triunfo o éxito, fortuna desmedida. Sigues apurado en llegar primero. Sigues preocupado por recibir invitaciones a las fiestas. Y en el desenfreno del crédito con rédito para vacacionar en la Costa Azul de París o en la Riviera Maya.

6. La vida no es más que un paréntesis de la inercia, del ser leve. Solo es una transformación dinámica de la materia. Y si hay Dios que te salve, no sabes de qué. Y el paraíso no es más que una zanahoria, pero que no localiza dicho lugar el gps universal.

7. Aún te preocupa el qué dirán. Aún desconfías de tu inteligencia y de tu intuición. Aún crees ingenuo en las promesas. Y no crees ni entiendes el amor eterno. Y sobre la amistad no has leído ningún epígrafe.

8. Y aún más. Sigues creyendo que la especie humana es la más inteligente. Que es muy superior a las demás especies. Y que razón e inteligencia son sinónimos. Que las casualidades son las constantes en los encuentros. Y que la generación espontánea es una realidad insuperable.

9. Te hacen promesas y las crees a pie juntillas. Luego de ilusionarte te desilusionas. Y así vas por la vida. No sabes qué esperas, pero esperas. Y sientes que la vida tiene un sentido cuando no la tiene.

10. ¿Y qué será después de mí cuando yo muera? Se preguntaba el sabio. Aunque ya se había dado respuestas antes, sabio, a esa interrogante, no recordó ninguna en su lecho de muerte.

11. Y murió. Palabras bellas dijeron en su nombre y memoria.


  

 

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