Libros (1)
Uno de los instrumentos de mi mayor afecto es el libro. He tenido varios como decir los he poseído. Aunque ha sido al contrario. Me han poseído. Sigo enamorado perdido de algunos que tuve y no tengo, el cancionero Serrat, el de Sabines, pero están a buen y mejor resguardo: las bibliotecas lo son. Y otros que están en un rincón, a la espera que regrese yo con mi emoción sobre ellos. Recuerdo la aparición de Milán Kundera con La broma, y La vida está en otra parte. Los amores ridículos. Era iniciar a leer hasta terminarlos. Hambre, siempre, del escritor noruego Knut Hamsum, en él mi corazón: un escritor vagabundo y su estilo con brillo de humor fino. Luego Hamsum obtendría el premio Nobel. Su novela me ha acompañado desde hace varios años. Cuando aparecían los artículos de José Emilio Pacheco y los de Gabriel García Márquez en Proceso, los leía con fruición, imaginando verlos algún día en libro. No ha sido posible. Salvo el de los discursos del Gabo en donde incluye el célebre que leyó en 1983 cuando recibió el premio Nobel de literatura. En cambio me dio satisfacción ver el libro de Pacheco donde reúne toda su obra: Tarde o temprano, voluminoso de 779 páginas. Uno de los libros que quiero poseer es el de Adolfo Bioy, que de manera desenfadada comenta las visitas de Jorge Luis Borges a su casa. Y es aún más voluminoso. Tengo el de cuentos y poesía completos de Borges. Los libros son siempre tema central. Como decir de esta manera: han intentado de manera infructuosa hacerme mejor.
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