Lo otro sería callar
Lo otro sería callar y esperar que suceda el milagro. Lluvia de lluvia. Durazno en el durazno. Y esperar. Lluvia de oro en la nostalgia. Iridiscencia permanente mientras tanto. Esperar a detener la nube y que la lluvia permaneciera quieta. Lo otro sería. Veamos bien. Desesperar ante el anuncio, la cola en el quirófano, lo desafinado de la guitarra. Y sucede entonces que esa sonrisa, precisamente esa en la memoria, hace que el interior resplandezca como si fuera precisamente ese el milagro de la espera. Estamos bien eso es lo importante. Lo veo en la sonrisa. La del espejo. Lo otro sería callar, poner mordaza o bozal a los sueños. Solo porque sí. O por la atractiva carnada del anzuelo. Hola, digo a la princesa azúcar de este cuento. El viento levanta polvo, falda. Nada.
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