Viene al caso

Oigo en este amanecer las campanas de una iglesia. Y sé que habrá personas allí de edad mediana a grande con alguna oración para aligerarles la carga. Y yo escribo mientras tanto como si no hubiera nada a mi alrededor más importante. Amanece. Un día más para la breve historia de los encuentros. De la risa o el gesto adusto. Amanece y agradezco la vida. El jugo de naranja. El desayuno y el boleto para seguir el viaje a ninguna parte. Mejor dicho hacia la última estación. Que envidia a quienes viajan ligeros. A quienes apenas juntan sus manos para beber agua. Y solo llevan lo puesto. Y ni libros que les hagan peso. Viene al caso. Dejar constancia. Tanto por seguir descubriendo en el viaje. Bienvenida la luz. Dame tu mano.

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