Los libros (2)
Un buen día leí Crímen y castigo, de Fiodor Fostoyevsk, en la Editorial Progreso, de Rusia. Tensión permanente conocer a Raskolnikov, seguir sus pasos, su razonamiento sobre el concepto del crimen. Diametralmente el cambio con Epigramas, de Ernesto Cardenal, en el que tomo datos, flores, para el envío con flecha de miel al corazón. No funciona siempre. Acompañarlo sí, con uniforme y tarjeta.
Ah, esa desfachatez de Kafka en llevar por sinuosos caminos de lógica y entendimiento. Razón rota. El absurdo en su esplendor en Proceso y Metamorfosis. Ya dije de Borges: escritor perfecto, para mala fama del Nobel de literatura. Cortazar el juego permanente. Ibarguengoitia: cómo no le voy a reír. El de 20 poemas de amor y una canción desesperada, desespera para entregarlo con flecha dirigida. Estás y no estás, como un divino tesoro. No me preguntéis lo que recuerdo de mis lecturas. Yo mismo soy el reflejo y recuerdo en todo ese recorrido Como una especie de olvidar en mí lo que de lecturas tuve.
Ah, esa desfachatez de Kafka en llevar por sinuosos caminos de lógica y entendimiento. Razón rota. El absurdo en su esplendor en Proceso y Metamorfosis. Ya dije de Borges: escritor perfecto, para mala fama del Nobel de literatura. Cortazar el juego permanente. Ibarguengoitia: cómo no le voy a reír. El de 20 poemas de amor y una canción desesperada, desespera para entregarlo con flecha dirigida. Estás y no estás, como un divino tesoro. No me preguntéis lo que recuerdo de mis lecturas. Yo mismo soy el reflejo y recuerdo en todo ese recorrido Como una especie de olvidar en mí lo que de lecturas tuve.
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