Cuando pregunten mi nombre

Cuando pregunten mi nombre diré mis apellidos para hacer referencia a mis viejos en el umbral de despedidas. Porque soy el mismo que mi hermano, sangre del camino, sueños del paraíso, sangre de los sueños, rabia acumulada.  Porque siempre entendí la vida como un trayecto de dilucidar  escudriños, guiños. Y quitar grano a grano de la mazorca de los días, haciendo tiempo, perdiendo tiempo, eludiendo el tiempo. Y el miedo a los dientes flojos por la tanta sonrisa, a la arruga primera y al tinte de las canas por la tanta vida. Y hubo razón en todo, sobretodo en los colores, los pasos y el canto. Este rumiar de palabras fue la gota que derramó el vaso, porque fue siempre un pretexto para dejar huellas en el camino, como miedo de la especie para el olvido. Este es el silencio mayor. Cuando pregunten mi nombre buscaré iniciales, palabras en otros idiomas. Miraré absorto mi fotografía o el espejo. Y seré siempre el otro con mi mismo Antonio y los mismos apellidos. Hable el espejo sin mí cuando preguntes mi nombre, y no encuentre mi memoria el rostro de tu nombre.

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