Me acuerdo

Me acuerdo de mis padres. La sonrisa seca veraniega con polvo. Su rostro adusto en el quehacer diario. Y los abrazos de manera reiterada. Nunca les vi ofenderse. Su silencio proverbial les permitió valorar las palabras en la economía del desierto con su sol rey imperante. En el invierno cruel del norte nos acercaban al calor de las brazas carbón. Nos acercaban tortillas para irle dando vueltas y quedaran tostadas. Nos pasaban la mano por el cabello. Nos acariciaban. Por las noches se aseguraban que quedáramos bien cubiertos por cobijas de lana.
Me acuerdo de un abuelo. Los otros solo en referencia por los nombres en algunas pláticas sobre el campo. El reino perdido en el feudo. Los graneros. El durazno en almíbar. Los caminos entre la nopalera, las tunas. Entre todos ellos quedó mi abuelo Jacinto. Abandonado en su ancianidad a su suerte en el bajío y rescatado por mi madre para sus últimos años en una casa pobre. Don Jacinto, eso sí, mantenía limpio alrededor de su cama. Y se escondía siempre en el humo del cigarro permanente entre su mano y sus pulmones. la diabetes le llevó sus piernas. Y nunca fue pretexto para no limpiar alrededor de su cama.
Me acuerdo de las tías y tíos. De ambas ramas. Por la de mi padre la humildad sabia en el campo. La sencillez. Su porte de rancheros pobres, bien alimentados. Y los primos siempre alegres, danzantes, cantarines, Y con la música por cualquier pretexto. Cada tía jefa de casa. Y en las tardes las pláticas interminables con alguna fruta compartida o el alimento del mediodía. Nosotros, de ciudad, merodeábamos niños por los alrededores: los becerros, las gallinas, el granero, la cocina pobre, la nopalera del bajío. Por la parte de mi madre, eran dos sus hermanas. Avecindadas en el norte. Mis tías. Sencillas. Calladas. Con toda la carga ancestral del trato a la mujer. En su lucha diaria hacían lo posible por ser un poco de todo. Pocos frutos cosecharon de su siembra. Y a una de ellas le da gusto verme cuando  le visito a su casa. me da trato de hijo. Y yo se lo agradezco.

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