Nunca como hoy

Nunca como hoy la rabia por la dicha. Por entretejer los sueños sin duelos rostros duros. Nunca como hoy para lanzar al aire la mirada, al aire fresco de la mañana cuando el rocío despierta. Nunca como hoy para cantar por todo lo que existe y lo que viene. Nunca la sangre esté en mejor momento. Nunca el horror del hastío y la rutina. Hoy puede ser cualquier día. Cualquiera inclusive el domingo de las rosas y los soliloquios. O los lunes de iniciar la marcha. Tome hoy usted la ducha. Y no como rutina sino iniciando en otras partes. Mucha espuma. Mucha. Respire pensando en el suspiro. Y ponga la mirada en la luz luego del descanso de lo oscuro. La oscuridad para los ojos es el descanso. Es la preparación para develar lo que existe alrededor y más allá. Nunca como hoy perder el tiempo. Nunca más. Buenos días. Buenas noches. Hoy es este segundo y el que le sigue. De este u otro día. Todo lo demás no existe sino como remedio y pretexto para alumbrarnos donde nada hay. Este segundo nunca como hoy. Soy hoy yo mismo y las palabras que me nombran.

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