Maravilla

Maravilla el establo. Las mañanas con fresco y neblina. Y el trabajo por la leche o por el corte primero de las rosas. Maravilla la lluvia. Me circunda glamurosa y me entretiene en el sopor del sueño. Maravilla una mirada posada en otro espejo o roca. Yo me entiendo. Y los cien mil pétalos de tu rosa. Maravilla el libro viejo donde posa aún la mirada. Cada palabra o verso trae de nuevo lo vivido, lo soñado, lo que ya no es, cabalgata entre poemas y canciones. O vislumbres de lo que podría, o será. Cada mes sería noviembre como oportunidad para el rehacer la historia donde a veces agua, a veces muros. Maravilla la sangre poderosa, donde habita más que viva la destreza, el modo del habla, la espera. Maravilla la oscuridad para el beso o la luz del beso en la luz misma. Maravilla ese haz de vuelo claro o el aroma del fruto nuevo, por sí mismo el pan de nube, como vida nueva.

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