Perdón

Te pido perdón, a ti, que eres distinta con otros rostros, pensamientos y miradas. A ti que eres tantas y todas. La misma en Dios y en tardes, transparencia, polvo encarnado. La misma en luz y sombra. La misma en el alfabeto nuevo y el antiguo. Perdón por la espera en la penumbra, en la madrugada y noche. Porque no dije la palabra precisa en el momento justo. Y mi acto se contradijo muchas veces. Mis escritos fueron siempre retórica pura lo mismo que mis cuentos para dormir de noche. Y tuve muchos silencios para tratar de explicarme el punto exacto donde confluyen todos los tiempos en un segundo. Los poemas si hubo alguno eran falsas monedas de tres pesos. Perdón por el calor que no subió de intensidad cuando el frío. Y no supe ser el fuego cuando de eso se trataba. Me anduve por las ramas explicando miedos cuando no eran necesarias explicaciones. Y tu llanto llenó un mar de ambos solos, solos en palabra y llanto. A ti, perdón, que eres madre, hermana, hija. Perdón por mi existencia, Por ser así. Yo te escribo y pido perdón pero me escribo también a mí mismo, y a Dios que se distrae fácilmente ante ruegos y oraciones de todo el mundo. Te pido perdón porque mi canto fue ausencia. Y ahora es a la pared a la que hablo. Astucia en el sueño para solo de guitarra en ego y vanidad.

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