Del revés

Vi, en tantas ocasiones, a la escopeta tirándole a los patos. Hasta que una vez exactamente sucedió al revés. Lo cuenta bien la fábula, con su elección al final. Y qué decir del cántaro, el que tantas veces al agua fue en el pozo, y se rompió. Pero una vez lo vi, sucedió al revés. En pequeñitas gotas de agua, de tanto insistir, el agua se dividió. Y el caballo reventó, de tanto recibir el punzón de las espuelas, en medio camino. Y quedó allí, reventado. Pero un día fue el hombre, en su afán de dominar, quedó a mitad de la batalla personal, destruido en muchas formas. Y habrá versiones mil, en todos los rincones del planeta. Suele suceder. Solo que esta vez, dejaremos en su lugar a cada quien: patos y escopetas, cántaros y agua, y caballo con jinete. Dejemos en paz lo que no se debe torcer. La luna aún está. Y esta canción, infantil, de las cosas al revés. Para el burro, de vez en cuando la miel. Y las maragaritas a los cerdos, deberíamos de saber, que todo puede suceder.

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