Va

Ni en el pantano de la rutina. Ni en el lago azul calmo. Tampoco en el mar en un rítmico vaivén. Es en el proceloso mar donde  se forja el espíritu. El músculo del corazón se ennoblece. Se mira con exactitud. Se afina el oído entre la tormenta. Es donde la vida se vive en la intensidad, en su inmensidad, para expresar: vale la pena vivir porque es belleza la vida.

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