¡Con ustedes, el gran Alejandro García... Virulo!
Con ustedes, el gran colibrí: ¡Alejandro García “Virulo”!
Aquí con ustedes, Alejandro García "Virulo”. Se van a divertir. Se van a desternillar de risa. Les va a doler la barriga por tanto reír, se les advierte. Porque no hay otro igual que él, ni parecidos. Habrá quienes los hagan reír y está bien. Pero casi no hay genios o casi, que los hagan reír a la vez que reflexionar, analizar, lo que ha sucedido y sucede en la relación de la cultura, la política y el ciudadano común, y que sea contado con música, como los viejos juglares que iban de pueblo en pueblo llevando las buenas nuevas.
Fui al teatro universitario a encontrarme con Alejandro García "Virulo", para deleitarme con su genio creativo en la composición, luego de más de 42 años de no verlo en vivo. Lo veo casi igual de aquella vez, por su genio creativo, que lo vi en el Teatro Esperanza Iris, junto con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, los tres, junto con Vicente Feliú+ ( el de Creeme cuando te diga que el amor me espanta/ Que me derrumbo ante un te quiero dulce) grandes figuras de la nueva trova latinoamericana, cubanos.
Ya a las 6 se avisó de la primera llamada, minutos más, la segunda y para la 3a salió Gilberto Quesada, comunicador muy apreciado, quien fungió como maestro de ceremonias. Dio lectura a los datos generales del genial "Virulo". Y finalmente hizo su entrada el artista cubano, jovial como siempre, de mezclilla y playera oscura, delgado como si tuviera 20 años y cabello de algodón, en la edad que le corresponde.
Aquel 1982 lo recuerdo bien. Pablo con "Yo pisaré las calles nuevamente". Silvio con "Vivo en un país libre que solo puede ser libre en este instante..." Y como equilibrio estaba Alejandro García, con sus canciones hilarantes, con temas históricos en parodia, para voltear la historia de la narrativa que nos habla de una "conquista" y el susto de Cristobal Colón al ser descubierto por los indígenas americanos. He allí al gran Virulo. Era un muchacho flaco de lentes, aquella vez.
Pero helo aquí en el teatro universitario en el marco de la Feria anual del libro que organiza la Universidad del estado. Un hombre y su guitarra. Y un programa muy completo, para niños y grandes. Pero sobre todo para personas inteligentes o que aspiren a serlo, en todo caso. Empezó con la canción del niño Canibal, que se come al abuelo y enfrenta el enojo de la abuela, pero se atraganta con al dentadura postiza. Luego hizo recordar a los programas enajenantes de Chabelo. Con la teatralidad de dirigir un programa infantil. Recibe dibujos los describe, pero no le atina. “Este es un refrigerador y una televisión, qué dibujo más bonito. Ah no, es un señor y una señora, los papás del participante…” Y risas. Cada dibujo lo arrugaba y tiraba diciendo que lo iba a pasar a su ayudante para que lo enmarcara porque era una verdadera obra de arte. La niña participante siempre gana los concursos porque el conductor es su papá.
Intercaló canciones, charlas con dibujos animados que fueron muy famosos en los años 80 en Cuba. Como la bomba que va a estallar por los picotazos de un pajarito. O el vampiro que le distrae el trasero de una mujer dormida que debe succionarle la sangre por el cuello. Y cosas por el estilo. Para esto el teatro estaba lleno casi a tres cuartos. Asistio el rector Guillermo Narváz Osorio y su comitiva de funcionarios.
Hilarante todo: el cubano que va a Amsterdam y visita el callejón rojo donde exhiben muchachas desnudas, y se acerca a una y a otra, les dice algo al oído, y lo abofetean. Lo que les dice es que si le aceptan pesos cubanos por el intercambio venereo. También del cura a quien le roban al bicicleta y al repasar los mandamientos con la felifgresía, se acuerda dónde la dejó con el mandamiento de “no fornicarás”. Yo me la sabía con el de “No desearás a la mjujer de tu prójimo”. “Ah, ya recordé dónde dejé mi bicicleta”, dice el cura sin vergüenza ni pena.
Cuenta de la gira que tuvo en Checoslovaquia donde no le entendían nada y la suspendió por pulmonía a causa de los 20 grados bajo cero. Cuenta de la emisora radio reloj y de los relojes rusos que les llegaron inservibles, que en lugar de dar la hora la preguntaban. De las visitas de presidentes africanos Buchilanga y Burundanga que llegaban a La Habana. Que uno era de Madagazcar, y el locutor de televisión dijo Madascagar. Y como ya está nuestro cantante Virulo arraigado en México, donde vive desde hace ya muchos años, agradece a Vicente Fox que a los cómicos les haya dejado muchas tonteras para divertir al público, como esa de que “comes y te vas”, que le aplicó al comandante Fidel Castro, quien lo grabó y evidenció.
Cuatro papilas gustativas tiene el cubano. Y cada uno relacionada a lo único que comen: arroz con frijol, platanitos, picadillo y yuca con frijol. Dice, pero lo dice en comparación a la variedad mexicana que es la 3ª cocina en el mundo luego de la china e hindú. Sobre ella cantó la canción del mole, y contó la teoría suya de que la inventaron madres, muy "alegres", de convento a presión del obispo, y sin saber como revolvieron 25 ingredientes y salió el mole, muy sabroso por cierto.
Para tristeza del público, el admirado cantante cubano terminó el repertorio programado. Y el público se paró a aplaudirle como reconocimiento a su entrega y genio de la composición humorística-social. Pero ante los gritos de “otra, otra”, Virulo regresa para a petición del público cantar dos grandes canciones “El mole” y “Solo amigos”. Esta canción se la escuché precisamente en 1982, en la que la esposa llega ebria, y el esposo le reclama que por qué se besó con quien la fue a dejar. Y ella responde que es un amigo, tan solo un amigo. Entonces sale un hombre de la habitación, y ella se sorprende y pregunta quién es él. Y es también un amigo de su esposo, “tan solo un amigo”, responde él. Y risas.
El programa lo había cerrado -antes del pilón que le pedimos- con una canción apropiada a las ferias del libro: “El colibrí”, raro, que es alérgico a las flores y se va a la ciudad, y entra a una biblioteca. Aquí parte de la letra: "Yo conocí una vez a un colibrí/ Que estornudaba con las flores/ Se intoxicaba cuando iba al jardín/ y le mareaban sus olores./ Azucenas y Vicarias/ le causaban urticaria/ Los Jazmines y Azahares/ Problemas estomacales./ Al colibrí de tanto estornudar/ Se le puso el piquito rojo/ No pudo más y decidió emigrar/ Volando solo por una ciudad,/ Sin ningún rostro conocido./Cuando entro a una librería./ El colibrí de pronto imaginó/ Que eran los libros como flores/... Entre los libros iba el colibrí/ Con su piquito investigando/ Sin darse cuenta como en un jardín/ Los textos fue polinizando./...Se coloreaba la imaginación/ Y florecía el pensamiento./ Todo se iba intercambiando/ Y la vida transformando/ Y la gente que leía/ Poco a poco comprendía./ Y el mundo fue feliz/ Y todo por un colibrí".
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