1. Ya estamos en el taller literario, previo a la charla de Audomaro Hidalgo, él presente ya. "¿Usted qué escribe?" A la respuesta de cuento, poesía. "Qué cuentista lee?", "¿Qué poeta lee?". De entrada, es la carta de presentación de nuestro invitado especial. La pregunta, para dejar implícita una recomendación necesaria a quienes inician como escritores. Y que quienes coordinamos talleres la reiteramos: la lectura nos permite dominar cada vez más nuestro lenguaje, y no solo por mejor el vocabulario, sino también porque se miran otras muchas maneras de escribir, otras estructuras de pensamiento que escriben las más bellas páginas de literatura, y otros modos de crear nuestros textos con las palabras.
2. Estamos en el taller literario por ahora sin nombre, que recién empezamos en café Parissi, de Villahermosa. Y anuncié que llegaría Audomaro Hidalgo, amigo. Le había hecho la invitación luego de la plática que hizo juntocon Sergio Ávalos (ambos poetas y traductores tabasqueños radicados en Francia) en el Centro Cultural Villahermosa, el miércoles 6 pasado. "Claro que sí, Antonio. Nos vemos allí a las 4. "Me regreso el domingo", me había dicho y exploré la posibilidad que nos acompañara en el taller literario para motivar a los asistentes. "¿Cuál es la dinámica?" "Platicar sobre el trayecto personal como escritor", le dije.
3. Puntual, llegó apenas minutos antes de las 4. Ya estaban dos mesas juntas, como el espacio específico para tallerear. Pedimos café. Luego llegó Nancy. Balam. Mario Ávila. Estábamos en la charla del prolegómenos. Yo esperaba que llegara alguien más, para aprovechar la plática. Ya estaba también Edgar. "Empecemos", dije. "Espérenme, para comparar un helado", dijo Edgar. Hacía calor y se antojaba. Ya iniciada la charla de Audomaro, llegó Isaías y Eddy Barrera.
4. "Audomaro Hidalgo es autor de varios libros...", inicié presentándolo... "no tantos, apenas 4. conozco varios escritores que a mi edad anuncian en las presentaciones que han escrito más de veinte libros, y me sorprende. Yo apenas 4", dice contento, satisfecho con su obra hasta ahora publicada. Nos muestra uno de sus libros, traducidos al francés. Pasa de mano en mano. Le tomo foto. "Les desseins de l´intempérie", traduit de léspagnol (Mexiqué) par Gaetane Muller Vasseur. Y en la parte superior el nombre del autor, quien nos acompaña en la sesión del taller.
5. Audomaro radica en París Francia. Y se está ganando a pulso un nombre entre el cerrado círculo de escritores parisino. No sin vicisitudes. Nos cuenta de su decisión de dejar todo e irse. Todo: familia, trabajo, amigos, etc. Ya lo había hecho una vez desde muy joven cuando se fue a estudiar la licenciatura en Santa Fe, Argentina. Le comento que cuando él asistía al taller literario de El Jaguar despertado, yo notaba que su mirada estaba puesta en otro lugar, más allá del conformismo y del confort que nos limita, condiciona y cerca. Constriñe.
6. Trabajó en París en varios oficios. Entre otros, mesero y recepcionista de hotel. Se gana bien, pero se trabaja mucho. Las rentas son caras. Seguía leyendo mucho. Y seguía escribiendo en sus pocos ratos libres. Estudió la maestra. Y ahora estudia el doctorado. Trabaja de maestro en preparatoria. Cuenta de varias anécdotas tanto de los alumnos, como de sus compañeros en el posgrado. Cuenta de los pocos escritores mexicanos y de otros países latinoamericanos que se leen en Francia. Habla con entusiasmo de sus lecturas, más con la intención de reiterarle a los talleristas la importancia de leer. Nos obsequia de sus libros y de otros autores. "Se ponen de acuerdo cómo repartirlos", nos dice.
7. Se habla de todo un poco, aunque principalmente de su vida como escritor, de su cotidianidad en París, de cómo empezó a traducir. De los premios literarios. Por ejemplo del de novela Gouncort, que de premioso apenas unos cuántos euros (10 o 15), pero lo importante es que al ganador con dicho reconocimiento se le abren las puertas para firmar contratos para publicar en muchos idiomas. Se habla del salario mínimo. De la discriminación. De que no hay vendedores ambulantes. Aunque sí puestos fijos de comida, atendidos principalmente por migrantes.
8. El café Parissi se fue llenando. Había mucho barullo. Quizá por eso me dijo antes de la charla que ¿por qué no el taller literario en El jaguar despertado (la galería en la que el taller funcionó coordinado por un servidor por más de 15 años. Por qué no en el Centro Cultural Villahermosa. No sé si se pueda en el Jaguar, en el Centro Cultural sí, porque hay amigos, le dije. Aquí es provisional. De pronto en una mesa cercana hubo un conato tipo tabasqueño entre dos senectos (como yo comprenderé). Tipo tabasqueño el conato porque se gritan, se retan, se mientan madre, pero no pasa a mayores.
9. "Baudalaire decía que la inspiración no existe, que lo que existe es el trabajo. Si y no. El trabajo diario sí, pero también la disponibilidad, el estar alerta: de pronto ver algo, escuchar algo, oler algo, y allí está el inicio de un párrafo, de un poema. Pero eso depende de cada uno y de como agudizamos la sensibilidad. La sensibilidad me parece escencial... me parece esencial la labor del traductor; la traducción va de la mano de la poesía; desde hace algunos años me dado a la tarea de traducir. Ya traduje un libro de Pascal Quignard, y estoy traduciendo otro suyo que se llama “La razón”. Ya llevo a la razón 60 70% “. Maro nos comenta asimismo sobre el poeta Jean-Pierre Simeon, y del impacto que le produjo cuando lo leyó por primera vez. Y le dijo a su editor que había qué traducirlo. Y gestionaron la compra de los derechos para traducir dos de sus libros relacionados entre sí: “La poesía salvará al mundo” y “Pequeño elogio de la poesía”, porque la idea era publicar ambos en un solo libro. Y en esa gestión se dieron cuenta que de uno de ellos ya estaban comprados los derechos.
10. Nancy llevó chocolates para compartir. El tiempo se fue muy rápido. De pronto habían pasado casi dos horas. Audomaro anunció que se retiraba, porque quedaron de pasar a buscarlo. Y empezamos con las solicitudes de autógrafos. Contra el tiempo nada se puede. Nos tomamos fotografía. Y nos despedimos, no sin antes agradecerle que nos haya mostrado el rumbo, el derrotero que él siguió en una arriesgada, pero satisfactoria apuesta, por sus logros en ruta de cada vez. El destino de cara o cruz. Por cierto, Mario Ávila le regaló una cruz elaborada en tiempos del encierro por pandemia. "Si no te la dejan pasar en el aeropuerto, déjalas encargadas por allí.
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