Amor eterno

Él, delgado y no alto, se le acercó a ella, más desarrollada, con notorio desarrollo de mujer, y se le plantó para decirle con seguridad: "Tú me gustas mucho". Ella, acostumbrada a ese tipo de declaraciones, lo vio esmirriado, y menor en peso y estatura, y le dijo: "?Qué valor tienes, no te da miedo mi papá?" "No soy de miedo", fue su respuesta. No había mucha diferencia en edad. Él tenía 13, ella 14. Un año no se nota a favor de uno u otro. 

Hasta allí la cosa. No pasó a otro episodio. Y al paso de los dos cada quien tomó su rumbo. Ella se quedó en el pueblo. Y el salió a estudiar fuera, no había de otra cuando se quiere sobresalir. Esto es algo tradicional en los pueblos. Se limita a la mujer a seguir la ruta de lo cotidiano en las casas. Este no lo saben ellos, los adolescentes de los que se habla. Peor lo asumen de manera tan natural. Como que así son los destinos de hombres y mujeres.

Los años pasan. Pero no se olvidan los momentos. Y no se sabe lo que significa de manera distinta para uno u otro, lo que se quedó grabado, la consecuencia en el desarrollo de posteriores acontecimientos. Él


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