Generación espontánea y los bárbaros
1. Desde que lo escuché por primera vez, siempre me llamó la atención: generación espontánea. Refiere esa expresión a que algo puede nacer de la nada. Sea lo que sea: Macondo, penicilina, ser humano. Es decir que algo puede generarse sin antecedente alguno. Lo cual, al parecer, no es posible.
2. Esa expresión, arraigada en el pensamiento, genera los extremos: que creamos todo, que no creamos nada. Lo mismo que no relacionemos una cosa con la que lo genera, o simplemente que creamos que no hay causas o antecedentes generadores de un hecho concreto.
3. Cuando menos, Santiago, el fatalista, personaje de la novela del mismo nombre de Diderot, consideraba que todo lo que sucede no es ajeno a la mano De Dios. Decía, porque "todo está escrito arriba". Y así, ante cualquier suceso, repetía como estribillo que absolutamente nada es al azar, sino que está escrito allá arriba.
4. Bajo este prolegómenos puede uno discurrir cualquier tema, siempre y cuando nos asomemos a su antecedente, sea que lo sepamos, sea que lo investiguemos. Y no siendo necesario saberlo, basta que sepamos que detrás de un hecho, siempre hay algo que lo generó, que lo impulsó.
5. Si un avión o helicóptero cae en pleno vuelo (y cae en el río Hudson). Si un techo se derrumba (discoteca en la Dominicana. Si hay un odio generalizado contra alguien (Racismo, discriminación). Si hay pobreza extrema en millones de personas (generada por al explotación). Si hay prisas, angustias y pesadumbres en una generación. Si alguien considera que tiene mala suerte. Etc. Hay explicaciones lógicas. Y las encontramos siempre y cuando queramos o necesitemos saberlas.
6. Me desperté y agradezco. Antes no lo hacía. Me levanté hoy con tranquilidad. Y hay motivos. Escribo a diario y tiene su explicación por qué lo hago. Una planta de granada se secó, por ausencia de agua. Atropellaron a un hombre anoche en la carretera: cruzó sin fijarse. Y así podemos seguir enumerando.
7. Solo que relacionar hechos con sus antecedentes, requiere pensar, razonar lógicamente, este cierto, cierto esfuerzo, aunque sea el mínimo. Echar a un lado la basura propagandística. Las noticas con sesgo. Y a esto rehuimos. Es más fácil dar por sentado lo que escuchamos, lo que leemos en las redes. Todo lo que no requiere esfuerzo es más fácil que nuestra mente lo acepte. Y allí vamos, argumentando bajo supuestos, pero lo hacemos con énfasis, como verdades.
8. Me serví café aguado, no té. Café de Coatepec, no Bola de oro. No hay pan. Pedí a Alexa que pusiera música de Debussy. "Claude Debussy", responde y pone "Claro de luna". Y esa melodía me transporta a 2014, toda una historia, novela de vida. Calla, Alexa. Todo lo que sucede está relacionado con algo anterior, que lo causa, lo genera.
9. Amigos han perdido su empleo. Miles lo buscan como aguja en un pajar. Los periódicos impresos han disminuido. La comunicación vía internet es instantánea, no como las cartas de antes. Y ¡yo no tomo café instantáneo! Amigos platican con "amigos" cibernéticos. Otros tienen muñecas de plástico inflable en casa. Muy pocos platican de sus sueños. Muy pocos sueñan. Han disminuido las ranas y los sapos; ya casi no se escucha el croaerío luego de las lluvias. De años acá los radiadores de los autos ya no se llenan de insectos como hace diez, veinte años, en viajes por hora en carretera. Etc.
10. Nada es por generación espontánea. Ni los divorcios. Ni los alejamientos. Ni la estabilidad del dólar. Ni la violencia. Absolutamente nada. Siempre hay causas de los hechos y causas de las causas. La punta de la madeja parece inencontrable. No encontramos la salida al laberinto del caos, porque no tiene entrada ni salida. Y así vamos creyendo en Los Santos Reyes. En los discursos de cualquier ala política. Y estamos a la espera de los bárbaros, como escribió Kavafis en un poema ("Esperando a los bárbaros"). Solo que ellos, de existir, anidan en nosotros mismos. Solo que sea por eso.
11. C. Cavafis: "...-¿Por qué no acuden, como siempre, los ilustres oradores/ a echar sus discursos y decir sus cosas?/ Porque hoy llegarán los bárbaros y/ les fastidian la elocuencia y los discursos./ -¿Por qué empieza de pronto este desconcierto/ y confusión? (¡Qué graves se han vuelto los rostros!/ ¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían/ y todos vuelven a casa compungidos?/ Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron./ Algunos han venido de las fronteras/ y contado que los bárbaros no existen./ ¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?/ Esta gente, al fin y al cabo, era una solución."
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