1. No me cabe duda que abrirían campos de concentración quienes quieren que pensemos como ellos. Y no, pues. Cada uno tuvimos nuestro origen y las circunstancias que rodearon el mismo. Pero quería hablar del Selecciones del Reade´Digest. ¿Qué le puedo hacer si fue una suscripción que me regalaron por dos años? Cada mes me estuvo llegando vía correo, y me la pasaba leyendo las lecturas que contenía. Y eran desde historias sentimentales, así como de triunfos y fracasos. Me acuerdo de un vendedor que tocaba en cada casa, y parecía rendirse, hasta que finamente triunfaba en las ventas. Al final venían chistes anodinos, blancos.
2. Es claro que la persona que me la regaló no veía en mí a alguien para adoctrinar, ni tampoco pensaba que era una revista de entretenimiento y adoctrinamiento. Yo empecé a leer otro tipo de libros. De otra ideas, empezando por los "para principiantes" de RIUS, que me llevaron a ver los temas desde un punto de vista, equilibrado. Pero no dejo de agradecer a la señora que me regaló la suscripción. Porque es la misma persona que me dio dinero para que viera la película Papillon, como un ejemplo de que hay que buscar la libertad a pesar de todas las circunstancias en contra.
3. Claro que a esa edad yo me sentía especial por recibir la Selecciones del RD. ¿Quién más de mis compañeros de tercero de secundaria la estarían recibiendo? Y Quién más de mis compañeros de la escuela Normal? Seguramente quizá uno que otro. Pero de los pocos yo entre ellos. Y traían un cupón para regalar una suscripción a otros persona. Y no recuerdo si hice caso omiso de la misma. A veces alguna anécdota de la Segunda Guerra Mundial. Un hijo o esposo que desapareció por años y regresó. Historias con final feliz. Solo eso.
4. Somos lo que hemos leído. No le quito ni le pongo demás. Sin duda los libros de lecturas de español de la escuela primaria. Luego el apéndice azul del libro de Español de secundaria, donde venían poemas, cuentos, fragmentos de novela, el periódico El Gráfico y la Opinión de Matamoros. Y algún libro que mi padre recogía de la basura y me lo acercaba, porque veía que me entretenía leyendo. Y aunque mi padre apenas sabia deletrear y se enteraba de las noticias, sabía que en la lectura d libros había algo que desarrollaba a las personas, aunque él exactamente no supiera qué.
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