Dónde
Dónde andará. En qué reino. La historia personal se escribe con actos y omisiones. Con las miradas. Palabras. Silencios. Yo me refugio en la caverna morada, techo de zinc, y luces de neón, para escuchar el ruido de la lluvia. Yo escudriño en los rostros. En la fortuna. Y busco la respuesta con las gitanas. Esta o aquella es lo mismo. Me miran sonrientes aunque con lástima. Me leen las cartas o la palma de la mano. Me dicen dos, tres mentiras, que van hacia mi ego y oxigenan mi esperanza. Yo les doy lo que me cobran. Y se van contentas. Mi lengua queda rasposa porque allí se estacionan las palabras. Mitigo mi sed. "Usted es feliz sin darse cuenta. Desperdicia el tiempo. Y a su pregunta, lo cierto es que ella, por la que usted escribe, está en ella misma, el lugar no importa. Importa lo que siente y piensa. Y ella le ama". Como llueve. Y cómo mienten las vibrantes, sonrientes y sugerentes gitanas.
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