Este martes
Este martes pasaba por aquí. El bullicio, los ruidos. Caminé un poco entre lotería. Los zarpazos estaban a la orden del dìa. Esos años. Ni se diga las piedras con trayectoria de ida y vuelta. Y por supuesto, con cantos de sirena. Un buen día me detuve. Y me asomé a los rostros con prisas, desolación, vacíos, y también en algunos serenidad y transparencia. Respire profundo, me ordenó suave el mentor. Y con este entresijo de inhalar con suspiros, encontré sonrisas donde no estaban. Entonces desperté. Dime un número al azar, me dijo la gitana. No sé por qué, me apareció en la mente y dije seis. Y ella empezó a reírse. Me dijo pasa al cuarto del fondo. Hay una tómbola y me esperas. Y allí estuve escuchando el bullicio del exterior. Músicos de pueblo. Perros, sobre todo. Claxon y bocinas con ruido de ofertas. Y la gitana se asomaba a la ventana a verme sentado en un mullido sillón a la espera. Fue entonces que desperté.
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