Martes
Martes con máscara del no sucede nada, como cualquier día. Como esos donde el fútbol se arrellana en el centro de la tierra como imán del frenesí y la algarabía. Martes para escribir silencio en piedra y pensar en todo y no decir nada como ruta para el poema sin palabras, donde no habrá poema. A este martes lo condeno al olvido, salvo Debussy. Salvo estos minutos con el cometa Debussy para andar por la nube aún en la nostalgia. Al incierto martes, inevitable, le dedico mis horas, para el café en el limbo, antesala del olvido. Y pensar en un nuevo sauce con sonrisas y mi guitarra roja, siempre a la mano.
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