Volver a casa

Volvamos a casa. Es necesario. Y justo. La vida es un conjunto de detalles. Volvamos a las frutas de noviembre. Los higos y los nances. Las sonrisas. La cocina de la vieja con los olores a tomillo y a comino. El azafrán. Volvamos que vendrá el tiempo del café bajo la suave sombra de los brazos. El anafre con sus brasas que deslumbran desde las aceras. Doremos de nuevo las tortillas con la salsa de la querida vieja. Volvamos a casa. Lo tibio. Lo húmedo. Enterramos el tesoro en el patio de atrás de la casa. Unas cuantas monedas se fueron al olvido. Los canales para ríos construimos. Volvamos. La casa de la infancia nos espera aunque sea otra. Con los escondites. Con los llamados de los ángeles. Y los columpios. Somos los mismos. Nuestras almas se agitan ante la tormenta, firmes. Anoche en sueños estuve en la casa de ladrillos rojos. El cuadro en una pared cerca casi junto de la ventana. Y el amor en la penumbra del ojo por donde se cuela la luz. Para integrar la razón de la mirada.  Volvamos.

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