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Mostrando entradas de mayo, 2017

Yo no te olvido

Me recuerdas a alguien, algo. Por eso no te olvido. Tierra y carne seca del norte. Retiemble en la tabla el taconeo. Y esas esperas de tarde con café solo en las tardes. Teníamos acordeón y mandolina. Y con eso hacíamos fiesta de la amistad. Yo no te olvido. Generoso primer beso, abrazo en vertical. Y los roces mirando la luna de palabras en la oscuridad. Rojo de vértigo. naranja de fiesta. Cantamos hasta de madrugada. Yo no te olvido espina. Puerco espín. Marranito silvestre. Hicimos nuestra casa con esperanza y sueños. El lor de jardín recién cortado, nos daba la sorpresa. Instituto de la mala suerte. Hagamos algo, propuso uno. Yo me acordé de la base y el conjunto.

Me acostumbraste

Me acostumbraste a la luz. Y con ella a echar a tirar mis redes mas allá de la imaginación. Gatos negros o pardos. O el gato azul. Al sonido. Las notas musicales encabalgadas para el hechizo. Y en tu voz. Como canto de pájaros. Me acostumbraste a mirar la luna y a vibrar mientras tanto el alma. Arma de la carne. Para estar presente cuando el ser. Y a vibrar sonatina la piel. Percusiones de aliento con el corazón. Es un decir. Andábamos sonrientes. Cansados. Sudorosos. Las nubes fueron siempre una bendición por la esperanza de la humedad. Me acostumbraste a pescar aliento en el desaliento. Y a remontar en la montaña. Los sabores descubrí temprano. Ya sabía el de la tierra. El durazno. La guayaba. El mar fue un refugio para el barco de vela. Anduvimos canturreando como gitanos, bailando al son de pedido recíproco. Me acostumbraste a la espina, la zarza, el cardo. A esta vida que de a poco me mata.
Es el amor. El agua fresca. la belleza en los poros y pupilas. Sin amor no hay pedagogía. Sin la poesía, por ejemplo. Los viejos libros ajados. O el olor de tinta nueva. La escuela siempre será atractiva si hay verdadera pedagogía. La manera bella de enseñar. Con pasión. Es el amor que me hace ver. verte en la sombra o la luz. Admiro la neblina de la mañana. Y recuerdo el polvo de gis. Los gritos de algarabía y júbilo al terminar las tareas. las tantas tareas. El corazón no descansa, ya ves. Seguimos de fiesta. la vida es una fiesta. hasta la vez última. En que aparezca el game over. Y a otra cosa mariposa. Sin poesía no hay pedagogía. porque enseñanza es amor o no lo es.

A esta hora

A esta hora. El viejo pan francés. Aznavour. Venecia sin ti. Y ella. Ella. Con ese tono de los 70 vigente. Bohemios del mundo uníos. Somos exactamente en la flor efímera del tiempo. No hay otro tiempo jazmín. A esta hora nada de nostalgia. Recreación de una obra repetida en generaciones. Caminamos por París. Alegoría del instante. No estamos. O estamos. En resumen es lo mismo. A esta hora sacamos cuenta. Balance de los idos. Y lo por venir. Un gran burdel de palabras. Cabaret de noche. Y si acaso las luciérnagas se queman en el neón. A flor de la oscuridad de la noche, el corazón. A esta hora, acaso, es un sueño. Como la vida misma.

Salvo que llores

Salvo que llores. Yo no me he ido. Al contrario: me vengo. De venir. No de vengarme. Paz y amor a contracorriente. Con el cartel a la luz se entiende todo. A pesar del olor a pastiche o guayaba.
Me tiras a dulces luces como posibles. El arco se forma con la recta. Y el gallo sigue logrando amaneceres. Ya ves. Te he pedido luciérnagas. Para seguir la ruta. Y seguimos a oscuras en las mismas.

Sucede

Sucede que evoco un tiempo. Esbozo dibujo de futuro. O me tiro en la arena de playa para soñar. Todo sucede en este brinco de vida. La chispa salerosa del baile. Por ejemplo. Y echamos marometas. O caminamos por pasillos estrechos. Dame pan. Paz. Poema. Sucede que retrocedo cuando avanzo. Es un concepto vago. Las deudas del banco. Las malas noches. Y seguimos una ruta escrita por manos desconocidas. Me preguntan mi nombre. Estado. Lugar. Y la clave. Yo me quedo sorprendido de las preguntas. Y canto. O declamo poemas leídos. Esa memoria. Hacemos rodeos. Damos explicaciones que nadie pide. Sucede que me voy o vengo. Nadie sobre relieve. O la gata de Ankara posa. La revista de modas es vieja. De mas de cuarenta años. La historia es la misma siempre. Vanidad, orgullo, prejuicios. Y los rostros son siempre los mismos. Lo he dicho. Sucede.

Hambre

Hambre, dijeron lánguidos los hijos del fakir. Este recordó su infancia de juegos en pobreza. Y no vio menos ni más ahora, años después, que pobreza. En ese extremo de su casa los niños le miraban. Eran tres. Hermosamente tres. Y había un pan. Agua también. Suficiente agua. Tengo hambre. Reiteraron. "Coman fuego y alambre" Y rieron todos. El fakir multiplicó el único pan que tenía. Y ya eran tres. Y él inició su ensayo una vez más de comer fuego y alambre.

Sois profesta (2)

He vuelto dijo muy despeinada. Eres el mismo profesta de siempre. Te he leído. Quizo decir quizás poeta o profeta. Voz pastosa. Hay aves que cruzan el pantano. Y oh, perdón. Manchan más el pantano. Dijo llorosa y riendo. Bipolar, sí. Yo estaba entre aturdido y tumefacto. La escuchaba. Ruinas admirables. Silicón no, me dijo a carcajada suelta. Ya lo sabes. Y sigo siendo templo. Antiguo, pero templo al fin. Yo tomaba café con galletas de animalito. Ella se animaba entre humo sedado. Colillas. Libros de viejo. Y tú sigues siendo mi profesta preferido. Yo intentaba explicarle. Del filoso y filósofo tiempo. De que nos vamos yendo de a poquito. Ella encarnaba la bestia y la bella a la vez. Aduladora. Y sensual. He mandado cartas. Y no respondes. Te llamo y nada. Reclamó entre hipos y  sollozos. Mientras hacíamos con dibujos y recuerdos el amor. La amistad serena y clara.

Reconoced el cielo

El cielo no es sueño ni utopía. Es reconocerse en el gusto por la vida. Los discos de vinilo. La usb campante memoria de amaneceres. La sensación del éxtasis en el amor, la carta o el beso. El fruto en flor. Y los amigos. El paraíso es la palabra. Melina griega. Zhivago con Larissa. Muriat y sus sentidas melodías. He de comer el durazno. El cielo no está en otra parte. Está en tu pensamiento y el polvo de tu cuerpo. El límite son las imágenes que construyes, las palabras que utilizas. Y la manera de esbozar los sueños. Y vivirlos en la utopía del tiempo. Reconoced el cielo por su boca y la luna. Y en el dar sin condición. Reconoced el cielo. Las altas verjas de flor. Los alelíes. Los aceites untuosos. Y el vestido de domingo. El poema fijo a la puerta de la entrada. Y el olor de la sonrisa. He allí el cielo.

Distante la tarde nublada

Distante la tarde nublada. Grises por todos lados. Y la carcajada certera y abierta. Es como un resorte que se mueve de pronto. Y aparece la risa. A veces discreta. Segura de sí. Y otras veces a carcajada suelta. Aroma de tarde la humedad. Hoja para carta. Las palabras solícitas. Disponibles. Escucho a Debussy y se antoja un café. Y busco entre los libros una señal de juego en luces. Un boleto viejo escondido. Alguna nota no enviada o recibida. La tarde se ensimisma. Cantar de pájaros. la brújula sigue señalando el norte.

Tormenta

Aunque parezca que mucho está confinado al olvido. Sucede sí. Hay circunstancias que ayudan a que lo pasado ande entre el recuerdo y el olvido. Y uno u otro se presente. De acuerdo a circunstancias específicas. Así. Como si nada. Por ejemplo. Hoy hubo tormenta. Y me acordé de ti. Y dice la canción; y nada más. Y nada más.

Estos días

Estos días. Luz y sombra. Común discernir momentos. La onomatopeya. Alguna metáfora. Y los besos. Si los hay. O el durazno. Apuntes para dejar escrito. Si algo hay o habrá. Cosas de la fortuna o el infortunio. Lee. Tiempo de rosas. Fuimos por el pan. Y las pocas piezas apenas alcanzaban. Tomamos café. Cantaban los pájaros. Estos días. Claridad en la penumbra. Esos discursos dichos en sueños. Modelo del instante. Como para escudriñar si es precisamente eso que decimos. Al alba. Cara o cruz. Como definir en ruleta el momento que sigue. Y la risa. Válgame Dios. No ha pasado nada. Suele suceder que esperamos. Y así nos vamos. De a poquito. Esperando que suceda algo nuevo. Modalidad de lo que no conocemos. Y estábamos bien. Hasta que entraste al olvido. Y de allí sí, ni qué. Estos días me recuerdan mucho.

Los años aquellos

Los años aquellos son también estos momentos del presente. Oye el violín en el solo de orquesta. Se te queda grabada la imagen. Algo une con hechos, datos, circunstancias. Y luego. Cuando pasa el tiempo que parece eterno. A la sombra de un árbol. Echamos la mirada atrás. Un piano. Y el violín dictando cátedra de vida. Y una manos tocadas en lo sublime. Un cuerpo ardoroso y sonriente. Que ya no existe. Solo en la memoria. Réquiem. Ahora aportamos datos para otros tiempos de nostalgia. El violín sigue con sus notas. Las anclamos a este durazno, unos besos. Y el tiempo ido. Buenas noches.
Porque nos vemos y nos vamos. Siempre dispuestos a tomar un café. Y seguir con las palabras hiladas. Aquí van las imágenes construidas y por construir. juntos. Todos. Hay un espejo donde nos reflejamos. Hay sueños donde se traman despertares. Y buscamos refugio en rincones donde haya luz. Por si se ofrece en esos momentos extremos. Las sombras tienen movimientos autónomos. Se separan de nosotros. Y van a circular. Hacen su propio destino. Lo cumplen en las hojas del paisaje. Verdor húmedo. Lluvia. Y las hojas secas que arrastra el tiempo y viento. Material de sueños. sombras. Configuración de lo que somos. Y el café se enfría.

Un tren en movimiento

Dentro de un vagón en rítmico movimiento me asomo al exterior por pequeñas rendijas. Es de día sin saber si es mañana o tarde. Siento mi cuerpo y la parte que alcanzo a ver. Me veo como si fuera otro.. Plena salud. Solo que el vagón está cerrado. Y el tren sigue en movimiento. No me nace escapar. Mas bien, despierto. Al despertar voy caminando por una calle conocida de la infancia. Humedad al paso de la lluvia. Y veo monedas. De valor. Y las recojo con la seguridad de ser en la realidad. Y aparecen otras y otras. Felicidad. Y aparecen otras y sigo en mi actividad colectora del metal. Lo siento tan real. Es entonces que despierto. Estoy en un vagón de tren en movimiento. Solo.

Nombres

Nombres con perlita de apodo. Con luz de neón en lo personal. Con anzuelo como dije. Los nombres son la manera de asomarnos a la mirada y al corazón. Nombres de suave marea. De viento fresco del norte. Nombre con tierra de aluvión. Con esa esperanza bruñida al sol. Yo te espero a la hora que llegues. Si has de llegar. Mañana, tarde  o noche. O el año nupcial. Han caído ya las cuentas. Del norte a la esfera sur. Los nombres están dudando si se meten en globo. O si se doran al sol. Nombres con alebrije incluido. Nombres con sueños mar. Aquí va mi guiño por nombre. O has de quitarme razón.

Un niño se asomó

Un niño como yo se asomó a la esfera antes de nacer. Piélago del tiempo. No dijo palabra alguna. Mas se asomó. Su mirada fue discreta. Era la imaginación. Era un café el lugar. Dijimos las palabras comunes. Las lágrimas de ocasión. Que el tiempo cura. Historias siderales en complemento. Células del amor, el tiempo. Millones de circunstancias coincidentes. Un niño hermoso se asomó. Entodo lugar de las generaciones. Fue la víspera del encanto. Edad promedio del sol. Azar y circunstancia. Canción de buenaventura. De otoño en primavera. Lágrimas al libro del amor. Del nostálgico amor. Otros en aquella ocasión. El momento merecía un brindis. Mas fue un café. Y un batiente amor. Luego sucedió el inicio de la historia. Hablamos de la prehistoria. La vida en caverna. La recolección de frutos. Y en las paredes la belleza de la vida cotidiana reflejada en pinturas  rupestres. De cierto: un niño.

Un café

Un café da inicio. O termina. Lo que habrá. Lo que hubo. Motiva a las palabras. Y miradas. Nunca faltan las palabras. Que las hay, dispuestas. Y no faltan si no las hay. Las miradas hacen su parte. Y bajo la mesa los pies. Un café potencia los buenos deseos. Nadie invita un café para avivar la pugna. Preciso un café. Ya vez. Porque fue en un café. Aquella vez. Y vendrá un café. Como las cien mil posibilidades.

Otras pequeñas cosas

Un blog para escribir. Excesos. Basta a veces maravillarse. Y solo eso. A veces es el sonido. El color combinado. O una gota de agua. Y no escribir. O escribir ese detalle. Y seguir distinto. Las pequeñas cosas. Donde la belleza mora al natural. Un buen día. Con el respirar pleno. Y la mirada. Nuestras miradas. Las de todos. Fijas en puntos que se mueven. Lo líquido.

El texto

El texto es un amor complejo. Dispuesto en cada palabra a abandonarte. O lo contrario. Fidelidad a toda prueba. Produce apego. Y allí estamos adorándolo a cada palabra o signo. Revelado o en paz fue dictado para asombrarbos. Lo logra con la lluvia. O con el penitente sol. Acompaña en delirios de grandeza. Sugeridos, por supuesto. Y habla de la divina garza. Y de los gatos con loción a tono. Yo me disculpo porque me voy. Mientras me vengo. Datos. Palabras. Sueños. Y hay indiferencia al texto aquel que se burló de mí diciendo cualquier cosa.

Una aguja

Una aguja pincha globo, ego y universo. Con su aguda punto simboliza la pequeñez del hombre. Y con el hilo en el unir de tela el destino del hombre. En fin. La mano que que hila la mueve un Dios todopoderoso. Para quien no existe prisa en el tiempo. Ni notas pendientes para las hojas en blanco. Una aguja en un pajar es un reto. La honradez buscarla en el pajar, como la aguja, diría Diógenes con su lámpara. A semejanza de un dios mineral con otros fines el alfiler pincha, une provisional y fija. No hay otra manera mas que el ojo que les mira. El ojo no busca punta de alfiler. A veces la encuentra en la luz.

Certeza e incertidumbre

Hay certeza sobre los muertos. La incertidumbre de lo que viene es de los vivos. Y no de esa especie que va como el rey desnudo. No. De los que respiran y suspiran. Por un amor. Por la verdad. Por si acaso. La filosofía nos da claves. Y errabundos vamos. Sonrientes, solícitos.

Tren

Pasa el tren del amor y la alegría. O el de la tristeza o hastío. Decisión propia a cuál te subes. Al del amor o del odio. Héme aquí. Sin tomar la decisión. Solo que el tren viene como el tiempo. Y se va como el tiempo. No se detiene. Y te subes o te quedas. A subirte en pleno uso de tus facultades. En esa oquedad de pequeñeces. Eso de esperar el que no llega. O belleza literaria como soy Penélope. El tren de la vida y muerte. Ataviada con llanto o sonrisas. Y el tren de los besos. Y solo tú decides: te subes. O no. Simplemente eso.

Canción

Escuchas una canción del pasado. Donde moran momentos claves de la vida. Un tiempo lejano, otra ciudad. Y las manos entrelazadas. Cuando se sueña un futuro. Con esperanza de lo posible. Sueños de que todo sea mejor. La revolución, por ejemplo. Distribución mejor de poemas y carbón para el frío. Escribimos nuestros apuntes. Como prueba para el futuro de nuestro pensamiento. Y de que no íbamos a cambiar. De sueños, sobre todo. Hablábamos del pensamiento pequeño burgués. Del pan y la sal. Y a desalambrar. Sueños juveniles, que se mantienen en el otoño, Aunque con menos esperanza de realizar. La utopía perseguida por lebreles. La canción que escuchamos. hasta siempre, comandante. Nos hace recordar. ¿Que ha sido de todos ellos? Incluyéndome a mí. Mantengo mi fe en la amistad y el amor. Y de allí se desprenda lo demás.

Islas (1)

Somos islas. Con puentes. Islas al fin. Encerradas en sí mismas. Rodeadas de lágrimas como mar y silencios. Con gruñidos y gemidos para arrullos.  Besos por carta. Guiños certeros. Flechas con puntas de goma. Con arrecifes balcánicos y playones. Islas al fin. Desiertos calcinantes. ´Palmeras. Somos lo que hemos construido, Civilización rupestre. Barbarie ilustrada. Un cuchillo y el por favor que le acompaña. Islas sin armonía. Fervor por vivir eternidad sin saber para qué. Corrientes internas comunican deseos y anhelos. De vez en cuando se forman archipiélagos. Y la edad de hielo consagró puentes. Para hacer el milagro. Reproducción. Y el tiempo escribe la historia. Nuestro paso es efímero. Mientras tanto somos islas.

Islas

Tarso e Islas. Película. Del cielo cayó el Diablo. En esas tardes en la que, cansado, a la mano tienes el control de tv. Y la enciendes. Y en De película Ignacio López Tarso comiendo fuego en la calle para ganarse la vida. Tierno e inocente López Traso en su personaje de Emeterio. Y Chachita vendiendo pollo. En una vecindad donde también vive Islas, Claudia. Recomiendo verla. Ternura. Amor. Desesperanza. Y volver al mismo sitio luego de los desengaños.

Canta el gallo

Ya es entrada la mañana del domingo y canta un gallo. Sonoro y rotundo. Con esa seguridad de que su canto hace el amanecer, fin de la penumbra. Lo escucho, Y melancólico recuerdo la desesperación de los gallos cuando se prolongó el amanecer por las cenizas del volcán Chichonal en 1982. Cantaban y cantaban desesperados hasta quedar roncos. Ha cantado este gallo de domingo dos veces. Que no cante la tercera. Me negarás las veces que sean cuando te pregunten por mi nombre. No importa.

Genial, Borges

En el libro Oficio de escribir, el exacto Borges detalla sobre uno de sus cuentos. Por cada párrafo, va indicando el origen de los pormenores de lo que le contaron y él cuenta. De lo que él inventa. De lo que él le agrega. Y alguna anécdota relacionada con esos detalles. Lo anterior en una conferencia ante alumnos de literatura. El formato de dicha conferencia es que el presentador vaya leyendo el cuento. Y Borges interrumpe para aclarar de dónde surgió ese detalle. El cuento es La apuesta. Dos que se odian sin saber por qué, al final acuerdan que al ser degollados ambos (batalla entre blancos y colorados, los que ganan degüellan a los perdedores), intentarán correr y el que quede adelante es el que gana. Excelente el libro, con esa prosa platicada y brillante .exacta. de Jorge Luis Borges.

Deja a mi cuenta la tarde

Deja a mi cuenta la tarde. Las monedas están sin valor. Los cuentos viejos fueron dichos y creídos. Pero ya. La tarde tiene su sentido en la conciencia. Referencia de lo que se va irremediable para que llegue la mejor noche. Pardos los colores. Nítidos ah sí, para la fotografía donde los rayos en retirada se encajan. Deja a mi cuenta la tarde. Ya me voy. La noche traerá las estrellas. Bombo y platillo. Canciones queso y vino. Cursi en la retirada. Los geranios han florecido. Naranjas en su punto. La tarde se ha ido.

Indicios

Indicios humo. La señal de humo nuevamente. Convocatoria para reír o abrazos. Alentaos. Hay vida aún. La hoja seca será humus. Y la humedad es la del origen. La misma. Aquella. Otra. Y el sol para todo, todos. El circo es otro indicio. Animales liberados ya. Fueron parte de esa vida errante. Ahora no. En el circo ahora el hombre. El síndrome del circo. Ojo, no ajedrez. Caballitos de batalla. Baja estatura. El gigante. Y el mago rutinario que saca la Paloma querida. Histerias. Indicio es lobo viejo que sigue guiñando a la luna. En fin. Las pequeñas cosas como el disco. El dial del viejo radio. La cortina roja. Camaradas. He dicho.

Por lo de menos

Por lo de menos, el recuerdo. Animo camaradas. El río sigue su curso. El libro ya está en prensa. Vamos a ver. El colibrí muy orondo en su libertad hacia la miel. Lo miro. Lo de menos es dejarlo. Regar las plantas para que haya flores. Así onomatopeyas. Escribimos para ser fiel al pensamiento. Y a lo observado. Ruidos. Notas musicales. Llantos. Tod ayuda a comprendernos. Lo que somos. Las razones de existencia. Sembramos vida. Y volamos para ver los frutos desde lo alto. Lo de menos es cruzar los brazos. Escribir todo diario. El mínimo detalles. El árbol. Ese vertical abrazo por primera vez. Rotundo el canto de las aves. Cruja la rama. Y vuele. Vamos a ver. Lo de menos es escribir o no. La vida sigue su curso.

Por lo demás

Por lo demás. No perdimos. Cada quien a su manera respira y suspira. El perfume de la vida continua. Y la alegría por los tantos momentos. Tomo café o té. De acuerdo al ritmo del corazón. O agua simple. Recorro calles o lugares emblemáticos nuestros. El galerón y la vieja casa de Hacienda alquilada. Los naranjales y el olor de azar. Y sigo pensando en la carne asada con guacamole y canciones. Has de ver. Por lo demás que escribo y leo. Porque miro y admiro la belleza de la vida. Por lo demás. Por lo de menos. Nosotros.

Adiós

Adiós es el preludio de viaje, de llegar. Arropar los nuevos sueños y anhelos. Y descubrirse feliz a cualquier hora del día. El espejo del corazón lo dice. En su rítmico vaivén. Y acrisolado el ambiente. Para las cien mil imágenes que se forman. Si, por ejemplo, digo muerte. Al instante se espantan las buenas costumbres. Y si digo madre,  al instante aparece la palabra amor. Y de cierto que el amor acerca para alejar en el momento preciso. Como este adiós que huele a flor de bienvenida.

Tu nombre

Tu nombre, en la penumbra, de la incertidumbre. Fanático de los buenos deseos. Sombra que me sigue en el alumbre de los míticos recuerdos del pasado y futuro. Luminoso e iridiscente. Tu nombre transcurre como el tiempo o la filial del agua en tu boca de flores.Tu nombre, que no recuerdo. Bien anclado en el reconfortante olvido.

El tiempo libre

Entre todas las prisas por el día. Y el dormir las horas suficientes y necesarias. A pesar de los afanes por cumplir las rutinas, faenas de lo diario. Y que dejas para el fin de semana algunos pendientes. Y queda la sensación de agotar el tiempo y nada personal. Entre todo eso que es como bruma. O cerrado follaje de selva que impide la luz. Entre todo ubica tiempos libres. El que te quede es grandioso. sea una hora o un día o acaso sean solo minutos. habrá un tiempo. eso es seguro. Que nada quedará de tu vida. En ese game over donde todo ha terminado. Ese tiempo libre sonríe. Embriágate de poesía o vino. Embriágate de belleza. Sí, lo dijo el poeta. Mas queda al caso. Para el disfrute de la vida. sea en el tiempo libre. O en todo el demás tiempo que nos queda.

Ese tiempo que nos queda

Ese tiempo que nos queda. Absurdo, lento y poco. Albricias. Si hay conciencia tiempo. Si hay conciencia es muestra de vida. Un suspiro tras la puerta o al aire libre. Debido empeño por descubrir en el rostro lloroso. La huella de risa. Preciso entonces acomodar los papalotes de la uva e ira. Y mandarlos a volar.

En qué sombras te escondes

 En que raras sombras te escondes. En qué luces te apoyas para deslumbrarme. Moneda antigua con valor escrito. Billete roto que nadie cambia ya por palabras. Gracias o con permiso. Anoche por ejemplo cuento sueños. Y recuerdo las palabras de la tarde. Gracia plena por la música. Mangos en almíbar. Entre nosotros la confidencia. La tarde se va. La noche es preludio del nuevo día. Con sus cortes nupciales y sus mieles con limón. Si escribo una carta me preguntan destinatario. Si dicto palabras buscan esas intenciones que no existen. Precisa entonces la pregunta. En qué raras sombras te escondes. En qué pozo sin luna aparentas pasarela. La moda es rescate efímero de lo antiguo. Esa hoja de parra sigue teniendo la misma forma. Para la humedad basta un nombre que no se nombra.

Hace estragos el tiempo

Hace estragos el tiempo. A mil por hora. Desdeñando sueños de lozanía y juventud eterna. Nunca breve ni confuso. El tiempo es metódico y firme. Incansable. Mete preocupaciones por olvido y pliegues nuevos en la piel. Carnicero persistente y devoto. Resequedad en labios que ni besos humedecen. El dictador tiempo es paciente. Rumia amaneceres. Modela el día. Y en las noches de sueños transitan los ecos del recuerdo y el olvido. De pronto ha pasado el tiempo nuestro. Entre divagaciones y necedades. Aquí vamos, piedras rodantes. Cuerdas rotas de guitarra. Y altavoces vendidos como chatarra.

He tomado un café

He tomado una taza de café. Como decir que me siento bien. ¿A estas alturas del partido qué puede causar bruma? Escribo a llanto y risas; a como es la vida. Evoco algo de lo que olvido a diario. Río como río amar. O a mar. Respiro a conciencia. Reescribo historias. Y lanzo la red hacia las sombras. Algo cae del pez pescado atrapado en el glamour de lo pequeño. He tomado un café y el día es normal. Calor del trópico. Leo que hay que leer. Damos gracias a la vida. Hago ejercicio para despertar mejor. Recibo palabras de amistad. Y lanzo dardos de goma hacia las miradas furtivas. De reojo miro el verde de las hojas. Y encuentro la miel de la vida en las sonrisas.

A dónde van los recuerdos

A dónde van los recuerdos cuando el olvido. El vivir no es una inercia. Es un plan de inicio. Con cambios en las rutas, según las circunstancias. Y hay memorables momentos. Éxtasis. Inquietudes. Tormentos. La pasión dura eternidades que terminan. Es un dulce demasiado dulce que termina en el infierno. Las más de las veces el amor queda colgado como ropa limpia. El eterno amor jurado también termina. Quedan un sin fin de recuerdos irremediables. Y también irremediables van al olvido. En retirada se presentan en sueños, desesperados. Hasta que desaparecen formal e informalmente. ¿A dónde van esos recuerdos hechos de material intangible? El olvido es una medicina que aporta indudables beneficios. Y a volar hacia los nuevos hechos, para los nuevos recuerdos. Notad que recuerdos son pasado. Y al  pasado y al olvido los une el inefable tiempo.

A salto de mata

Tragedia moderna. A salto de mata los valores. Escondidos en rincones. A la espera de mejores tiempos. Esperanzados, se dan aliento. Perseguidos por rabiosos lebreles. Con las prisas del desvarío.  En el tiempo remoto del devenir. Joyas de lo humano. Con los mejores recuerdos de tiempos idos. A salto de mata como criminales. Siempre dispuestos a estar presentes en todas relaciones, en las que se pregona como bandera lo humano.

Educar no es sencillo

El ser educador no es un trabajo sencillo. Y mucho menos un trabajo común. Se requiere aparte de vocación, que ya es bastante, una actualización permanente, por los avances en ciencia y tecnología y el desarrollo meteórico y constante del internet, con sus redes sociales y aplicaciones.  Solo la familia de los maestros y sus familiares, saben exactamente lo difícil que es el trabajo, sobre todo en los inicios. Que por ser la educación un trabajo que tiene que ser cubierto en la magnitud y dificultad de la geografía, para que todos los niños y niñas tengan esa oportunidad grandiosa cada día de edificarse, de desarrollar un pensamiento con más conocimientos, sí, pero con lógica y coherencia, para tomar mejores decisiones en su vida. Decía de la dificultad de trasladarse a su centro de trabajo en caminos rurales, en ocasiones caminando algunos kilómetros. Y en los inicios trabajando en palapa. O con condiciones de calor. O con las carencias económicas de las familias de los alumnos...

Si yo fuera profesor, intentaría ser maestro

Si fuera yo profesor Unos niños jugaban entre ser profesor o bombero, malos, buenos, ladrones o policías, que en esa edad no es un reto, saber la diferencia. Dijo uno, el más calladito: si yo fuera profesor, digo, trataría de ser maestro. Que parece como sinónimo, pero hay una gran diferencia. Enseñaría de las nubes, con las nubes mismas. Y el huevo y su yema conocerían con lo mismo. Y haríamo s brotar las semillas. Y mariposas estudiaríamos en dibujo, no disecando. Lo mismo con las ranitas, conocerlas en su salto. Y saludaría con gusto, a los alumnos, como si fuera por fiesta. Y el lunes en homenaje. Hablaría de las casas y calles, como hablar de la patria. Y los héroes serían los trabajadores del barrio y los funcionarios honestos. Ah, y la gente sin duda, que barre el frente de su casa. Y sonreíría al dar la clase, como si estuviera cantando, en fiesta con un karaoke. Y leería un sin fin de libros para contar buenas historias. Y dos o tres guitarras para alegrar más la mañana. Y en ...

De qué estamos hechos

De agua en carne y sangre. De leche con miel. Hechos de una materia intangible llamada tiempo. Amanece y oscurece a cada instante. Donde vemos luz hay sombra. Y donde la sombra está también la luz. Lo dicen las estrellas explotadas hace ya millones de años. Estamos hechos de música. De vibraciones. De explosiones del universo. Material de goma. De ese polvo al que nombramos de manera común. Lodos. Hechos de sueños, de palabras. Apenas. Ese Dios me hace en todas partes y me mira desde todos los ángulos. Desde todas las partes.  Hechos de nada. Polvo cósmico llamado nada.

Cría ojos

Fue como en un sueño. O no. Real en el sueño. Realidad como sueño. Lecciones en escuela sobre guerra. Manejo de armas. Educación para perros de "raza". Domesticación de cachorros. Juegos infantiles vinculados con el desprecio a los otros. Pierdo un zapato. "No os preocupéis", me dice Javier, que llega, cordial, a ofrecer desayuno. Jugo de naranja. "Utiliza ese otro zapato", me propone seguro. Y yo me pongo ese otro zapato. Me queda. Uno negro. El otro café oscuro. Todo tan real. Miro entre las maestras de inicial a amigas, ex compañeras de estudio. Un saludo desde lejos. Y miro con atención los detalles de esas prácticas lecciones para la guerra. La defensa y ataque. Encuentro al fin mi zapato extraviado. Cría ojos para que se especialicen en ver los cuervos.

Agenda

Ser feliz. Así, sin ambages. Con lo que se tiene. Con lo que se dispone. Con lo que se presenta. Si la felicidad es concepto o no. Secundario. Mi agenda está definida por único tema: ser feliz. Y variará el contexto. O cada quien tendrá resultado distinto. Por ejemplo si leo o camino. Si como fruta o un pan. Si saboreo café o agua fresca. Si camino o me siento en banco de parque. Si leo o escribo. Contemplo por ejemplo viaje permanente hacia el interior de mí. Las tantas maneras de la felicidad. Los tantos rostros. Ajeno sí a las circunstancias. Si el agua toma forma del recipiente que lo contiene. Mi felicidad es esa agua. Metáfora de lo cotidiano.

Este día

Este día, como otros. Oportunidades. De encarar al viento. De huir con la sombra. No hay más por el momento que el presente. El día que inicia con los sueños de madrugada. Con ese despertar antes del amanecer. Para ubicarnos en la linea del tiempo. En este día. Y volver a conciliarnos en el sueño. Y despertar luego en este inicio del día. Peculiar luz que devela. Y lanzar los variados proyectos. Sin la grandilocuencia de lo superfluo. Lo banal. Enfoquemos en las pequeñas cosas este día. El café, las palabras, la sonrisa, los libros. Este día es de felicidad. No por razones externas. O por factores necesarios. Felicidad exacta. Fuera de paradigmas. Sea noción de flores.

Por las mañanas

Por las mañanas, no sé usted, uno de las mejores referencias es un aromático café. Afuera amenaza la lluvia con lo nublado. Y el café afina el gusto por la vida, la emoción por lo que deparan las horas. Evoca uno. Como entretenimiento. No para anclarse en recuerdos que a nada conducen. Por eso la risa. La búsqueda de palabras. Y el café. Los noticieros no se andan por las ramas. Los entrelineados a veces son silencios, omisiones deliberadas. Mas la realidad se impone. Con ideas e ideales. La metáfora nombra dos realidades distintas unidas. La sed de andar por los caminos a pesar del plomo. De las piedras. Atentamente. Por las mañanas nos ponemos la sonrisa nueva. Y transitamos el día. Siempre con la esperanza del camino, la aventura, elementos para leyenda.

Posdata

Lo que no dije en su momento, por las prisas. Por no encontrar la linea precisa. La palabra correcta. El momento adecuado.Lo digo ahora en esta breve posdata. Me asomo al pozo de agua. Y me refleja el rostro conocido. Junto a mí la luna. Y ruede la fortuna. De los cien mil rostros de la dicha. En el amparo mejor. De la luz y la sombra. Nos veremos mañana. Cuando el destino se decida. Esta no es despedida. Del encanto aprendimos. La miel no es para la hormiga. Esto es el derecho a la posdata. Sólo que sea por eso.

Vamos

Vamos. La tarde es un suspiro. Como suspiro ha sido la mañana. Las palabras se han renovado. Como las aguas del río abajo. Ejercemos razones de prisa en las horas vivas. Y pasan a ser horas muertas al instante. Un pasado para los recuerdos. Un presente que se escapa ipso facto. Y el hombre discutiendo en razones de existencia. Buscando los tres pies al gato. Como uñas a la pared del pozo. En caída libre, por el tiempo que se escapa. Vamos al recuento. Y que el recuento no ocupe nuestra vida. Que la tarde sean elementos nuevos para el recuento en la llegada al andén último. Vamos. La tarde es apenas un suspiro. Y se va también. Para la llegada de la noche.

Aamanecer

Luz y canto. El nuevo día evoca palabras como si fueran pronunciadas por primera vez. Y las miradas buscan. Nuevas cosas que son las mismas. Filosofa el pájaro y la rana. Todos los animales del monte. Nuevo reacomodo de relaciones poéticas. No más ira. Dulces para todos. Concierto en la selva. Nuevo día. Para jugar a desconocernos. Y a conocernos. Interpretar los códigos de manera nueva. La etiqueta. Ropa y las palabras escritas. El tiempo de los juglares. Noticias en verso. Se renueva el universo. Como las nuevas hojas. Y en especial las del olmo seco. Hendido por el rayo. Dice el poeta. Profeta del destino del hombre. En este lo nuestro es pasar. Te has tardado, azul. Lo nuestro es buenas noches. Para admirar las lun y estrellas. En evocaciones.

Tarde ya

Tarde ya cuando evocas un pasado de rutina. Cuando ya trascendido el ojo en la mirada. Y los recuerdos andan ya en ruta olvido. ¿A dónde se van los recuerdos cuando nadie piensa en ellos? Cuando el abandono de mirada es la constante. Aúlla el lobo a la luna. Y las cuerdas de la guitarra están rotas. Es imple: describimos la vida con nuestros actos. He sembrado semillas de tomate en la maceta.

La esperanza

Fueron muriendo. De uno en uno. El cura. El sacristán y el velador. La vecina de enfrente. El niño vendedor de papeles. El carpintero. El vendedor de billetes de lotería. El artesano. El escultor de cuerpos de plástico. La vedette. El hortelano. Y el usurero. Luto por todos. Solo quedó la esperanza al final. Y murió también. Nada queda ahora. Mas que el libro. La libreta de apuntes y un lapicero. Se cumplió el dicho ese de que la esperanza muere a lo último. No hubo nadie que le auxiliara.

Entonces la felicidad

Entonces la felicidad no es un concepto. Ni requiere rima  metro. O palabras dulces. Es la sensación de sentirte ligero. Y mirar bondad en los rostros adustos y fieros. Las palabras a tu alrededor son concierto de ángeles. Aunque banalidades digan o hablen de consejos para edificar ayuda del alma. Y sientes que los campos floridos traen perfume. El vino barato, elixir de los dioses. La felicidad no es un golpe de suerte. Es construcción con base interior. Y los resortes de la alegría hechos con amor. Albinoni mueve tus pies. Y en otro momento a lo lejos escuchas notas de un piano que reconoces cerca del corazón. La felicidad es un concepto sin definiciones. Las más de veces no le reconoces sus tantas caras. Y esperas a la sombra de un león a que llegue esa paz interna como la buena suerte en la lotería. Entonces a la espera mueres. Es de rutina en la vida.

El huizache de la casa

Un árbol en la parte trasera del patio de la casa me espera. Es un huizache viejo que nos ha dado sombra desde hace muchos años. Sus vainas dulzonas desde niños las masticábamos. Mi padre ponía columpios que nos alegraban la tarde. Y bajo su sombra dijimos de todo y tanto. Nada especial. Solo de la vida cotidiana. Las tantas anécdotas recordadas. Sueños y anhelos. Y al sentarme junto a él irremediable me viene la canción Mi árbol y yo. Allí sigue. Grande, fuerte y viejo. Verde de tan verde. Y corrioso gris café su tallo.  Testigo de la sencillez y palabras buenas. Ese  huizache sabe de penas y alegrías. De soledades y angustias. Por allí creo mirar o miro a mis viejos. Y a mis hermanos.

Detalles

Todo ha quedado atrás. En ese pasado infinito donde nada vuelve. Si acaso solo en modo recuerdo. Para referencia de lo que fue. De lo que ya no es. De lo que no será. Juguemos al amor entre un gran y otro gran amor, aconseja Fonollosa. No. Sucede que escarbamos en tierra. hacemos pozo profundo. para refrescar esos pasajes de vida. Sueño azucarado. Pez a anzuelo. Nubosas flores que lleva el viento. Azucaradas palabras. Gelatina con frambuesa de tarde en parque. carreras en la playa. de ensueño. El reloj iridiscente. Todo ha quedado atrás. hasta la manera de escuchar música. Con esa letra de abandono y esperanza. Y otro fuego de abandono y esperanza. Mientras los profetas marcan destinos que se cumplen solo en la tragedia. Detalles que vienen en segundas vueltas.

El exterior

El exterior. Los caminos. La luz. Los objetos concretos. Todo lo que me rodea lo relaciono. Conceptos sobre piedra, árbol, viento. Y cada uno de ellos tiene su propia historia. La historia natural de las cosas. Me asomo al exterior. Vaga idea de lo que somos dentro de todo ello. Cruza un gato. Vuela una paloma. Y me quedo a al espera del mensaje cifrado. Por las noches, ejemplo, miro las estrellas. Que nada me dicen. Observo. Y sé que hay algo más allá de esas luces que evocan un pasado que me llega en dato disfrazado de presente. El avestruz esconde la cabeza en la cantina, el teatro, el parque. Yo me asomo al interior que es exterior para otros. He allí la clave.

Me dicen

Falleció ayer el abuelo. El tatarabuelo. Y en abril mi padre. Así iremos todos desfilando ante la muerte. De generación en generación. Así morirán un día los hijos, los nietos. Atinado el tiempo de la vida y de la muerte. En el momento preciso. Atragantado por las palabras. Los sueños. Los anhelos. Los ritos aprendidos. El disco olvidado. Mi pésame que sabe a niebla y humo. Así murió el padre y el hijo aquella vez. Los cementerios son los colgotas de nuestro tiempo. Y de los tiempos que vienen. No hay ni habrán actos solemnes de las despedidas. Nuestro tiempo es una falacia para aderezar la conciencia. Antes y después la melodía de las despedidas. Las hojas secas tienen el raro encanto de la nostalgia. Y ni eso a veces. Canciones olvidadas en la memoria. Me dicen que falleció en La Habana el abuelo de mi amigo. Tatarabuelo de sus hijos.

Somos mientras tanto

Blanco fácil de la memoria. Lo que somos. Lo que hemos sido. Que se traduce en recuerdos.  Lo más cercano. Somos, mientras tanto. Vamos siendo mientras dura. Como el fuego que consume el delgado palo del cerillo. Apenas un palmo de mirada de cíclope. Que habilitada tiene solo una mirada totémica. Ajustamos cuentas al calendario. Míticas exploraciones del pensamiento. Donde se confunde el todo con la nada. Fuera por adentro. Luz con oscuridad total. El agua transparente es la medida de lo nuestro. Con forma y fondo diferente. De acuerdo a la sustancia del día y la circunstancia de lo que nos rodea. Me habita el fantasma de la nostalgia. Melancolía a veinte voces. Desesperadas. Donde no se escriben versos libres o tristes. Garabatos torpes en papel para dejar constancia de conductas y temas de moda y modo. La filosofía, lupa que integra el telescopio vivaz. Somos mientras vamos siendo. Punto final.

Miro la foto de mi madre en la pared

Miro la foto de mi madre en la sala de esta casa que no conoció y que visita regular y entrañablemente. Esboza apenas una leve sonrisa. Tomo la guitarra. Canto dos canciones : Soneto a mamá y cariño verdad. Pocas veces Doña Leonor se dejó fotografiar. Un año antes de su muerte logramos que cediera en esa rara costumbre de su ego: no quiero fotos. Para qué. Aducía siempre segura de sí misma. Miro la fotografía y celebro su vida. Generosa y sencilla. Afable y tranquila. Se fue en el momento necesario. En el tiempo justo. Nadie nunca nada. O más : sin ese viacrucis del último andén. Donde la mirada se va al vacío. Donde la despedida es una desmemoria piedra. Y los pies son solo plomo. El día menos pensado se fue la esencia de lo que era. Nos dejaba la imagen de su cuerpo y rostro. Se había transformado en parte de la eternidad permanente. Lo que se es ya no siendo. Miro su foto de lo que ella fue. Imagen y semejanza de lo que somos. Apenas brizna. Chispa fugaz. Un sueño amado.

Apuntes para los maestros

Hay fechas emblemáticas en nuestro calendario relacionadas con el trabajo escolar. Uno de ellos es el Día del Niño, razón y ser de la enseñanza, y se complementa en la enseñanza misma, con el 15 de mayo, Día del Maestro.Y hoy, en este homenaje del mes de mayo, el tema central lo dedicamos a quienes han dejado huellas de inspiración por el aprendizaje en el alma y memoria de los niños y niñas. Ustedes representan hoy al magisterio mismo. Y en el reconocimiento que les hacemos reconocemos al magisterio todo. A quienes han dedicado su creativa vida a transformar a la sociedad mediante la enseñanza de los individuos. No hay condición de la enseñanza que ustedes no conozcan. Por más difícil que esta sea. Ustedes como todo buen maestro conocen del encuentro jubiloso  con ex alumnos. Ustedes buscaron en sí mismos, en su interior,  una fuente de inspiración para cientos y miles de alumnas y alumnos que estaban en la escuela, a la espera de palabras de aliento, para orientar su br...

Miel

Miel como astillas los recuerdos. Dulce tormento l vida misma en pasado. Abismos y nubes. O Montaña rusa. Como andar en globo sin fuego de pronto en las alturas. Miel. Sereno dulce que hace evocar sonrisas. Por eso que fuimos. Ramo. Hoja. Follaje. Fruto maduro que cae al abismo en el amor o incienso sin vuelta. Miel suave. Como astillas el recuerdo. Dulce. Tangible en ese plano del entendimiento azul como nostalgia. A soñar. Pasado que sigue haciendo grande el juego de los tiempos. 

Busca

Como caminar, también busca. Elige qué, pero busca. La vida en rutina simple es gris. Mira las alturas y sentirás vértigo por lo que imaginas en grandeza el universo todo. Y ha de ser más grande. Qué mente pudo concebir. Y hacer con paciencia tanto. Lo inmenso. Entre todo ello la vida. Los sentidos. La palabra. Por eso busca. Esto no tiene sentido. El amor es anzuelo y carnada. El arte, manera de entretenerse. Pero hay algo más que no sabemos. Reducido todo a un Dios. Al progreso de la ciencia. Es banal. Simple. Por eso busca. Dedícate a buscar para encontrarle sentido a este bello cuento de la existencia. Uvas y durazno.

Mientras tanto

Mientras tanto. Mientras llegue lo que esperas. O llegues a donde vas, vive. No hay manera de transferir parte de la vida a otro momento. La vida se integra por instantes. Nada sucede de improviso. Todo va concatenado. Puntos anteriores se entrelazan con los del presente. No se vuelve a ese pasado reciente o remoto. La canción de moda pasa. La nueva canción se escucha. Al llanto sigue la calma. Y entre tanto la sonrisa se cuela. Ha pasado el temporal. No esperes. Anda allí. Dirígete allí. La uva, el durazno. La hoja escrita o en blanco. La llama fulgurante. Mientras tanto vive. No hay segunda oportunidad. Y mucho menos como dicen que el gato sí.

Ser

Videntes. Estar es una forma del ser. La unica quizá.  Digamos que no lo sé. Por ejemplo estoy en un café. He comprado un disco. Me visto de blanco y rojo. Sueño. En los sueños despierto. Y vago en pueblos antiguos. Pinto mi raya en la comarca. Resuelvo crucigramas. E intento melodias. Doy respuestas a preguntas que nadie hace. Me equivoco mucho visitando lugares donde me incomodo. Y a pesar de todo sonrió. Escribo discursos que nadie lee. Pienso en la vida y muerte. Paradojas. Habito el durazno y el melocotón. Guardo silencio. Guardo silencio. Ensayando ese estar donde ya no se es.

Estar

Estar en el ser. Hay cantos que subliman. La sonrisa supera todo. Hay palabras que elevan y las que hunden. De ciénaga a las alturas hay su diferencia. Escribimos para dejar constancia del humo que somos. Del polvo. Ensoñaciones. Estamos radicados en el ser. Lo que exacto somos. Laberinto de palabras que enfocan el conocimiento del pequeño mundo que nos ha tocado en suerte. Vislumbres en sueños de otros mundos. Magnificado el sueño. Ego de por medio. El plástico endiosado. La publicidad: escultor de cuerpos. Bagatela simple. Pamplinas. Manhatan tiene sus torres. Sus amplias avenidas. Puentes y frondosos árboles. Sus soñadores. Bohemios de corazón.  Para abril o mayo. Sol con anuncio de elocuente lluvia.

A razón de lo mismo

Una canción es un imán. Atrae. Y las tantas voces que la cantan, lo son también. Si hablamos de flor. De inmediato la imagen viene a nosotros. Y la sentimos real. O cualquier otra imagen. Un rostro amado. Un poema. O un solo verso. O la imagen aquella del beso y del abrazo. El primero o el último. A razón de lo mismo. Una sonrisa es un imán. Y la fruta madura. O la eterna flor nenúfar. En proporciones iguales. Nos vamos atrayendo al escuchar el canto de sirenas. Y nos atamos a la razón. La lógica. Y es cuando se rebela el sentir del corazón. Nos escribimos cartas. Llamadas. La ola al mar. Y vamos bajando o subiendo. Lo mismo da en el caminar. A razón de lo mismo. Un buen día la vida se va.

Mismo fin

Copiado de face: la lluvia y yo te andamos buscando con el mismo fin.

Ahora mientras llueve

Afuera llueve. Adentro llueve. Pan y café. Y recordando amigos con el tema del prodigioso ajedrez. Esas jugadas eternas para la buena construcción del pensamiento. Dialogamos. Extrañamos. Vibramos. Es viernes y llueve. Leve lluvia que nos recuerda el origen. La esencia de las cosas. La verdad asumida, reconocida. Y en consecuencia. De niños la algarabía por la lluvia. Ahora miramos la piel reseca, la tierra reseca, las plantas resecas. Por eso la alegría por la lluvia. Que recibe el limonero. El trigo. La higuera.

Dicen que lloverá

Lloverá. Caerá suficiente agua para llenar otro mar. Y sería de agua dulce con algo de ácido. Unos cuantos poemas húmedos vienen bien. Caminaremos bajo la lluvia. Y cantar es muy probable. Lloverá. Propicio para la suerte de encontrar rescoldos de dicha en la humedad. Nos hemos dicho tanto. La muerte ha estado al acecho. La vida única se va. Y sin embargo nos sentiremos cercanos con la lluvia. El pronóstico anuncia copiosa lluvia. Y recordaremos aquellos cantos para atraerla. Cuando la sequía levantaba polvo. Había grietas. Resquebrajada la tierra del semidesierto. Las planteas resecas. Las hojas casi muertas. Y nosotros clamábamos con risas y gritos fuertes para que lloviera. Y de pronto se empezaba a nublar en coincidencia. Y caía en conciencia la lluvia. Y al día siguiente radiantes las hojas. Los frutos casi a punto de madurar. Y nosotros felices como pequeños dioses que creíamos tener el poder de bajar la lluvia. Copiosa lluvia anunciada para mañana. Y a cantar la humedad de vida.

Un nombre

Un nombre. Universo. Tiempo. Vasto mar. Los puntos específicos de comunión y confluencia. Un solo nombre que aparece de pronto por la ventana. En grito o murmullo. Trae el viento rumores. Aparece el nombre a la vuelta de la esquina. O en una conversación. Un nombre que mencionan y que he olvidado. Que no recuerdo. Y pasan las horas. Y busco algún dato de identificación. Alguna señal. Un nombre que anda entre penumbras. neblina. Entre nubes. Uno que debió ser flecha. Espina o flor. Verso o blasfemia. Un nombre como el mío. Como el vuestro. Ahora que trascienden los momentos. Y vaga o divaga el pensamiento entre fortuna e infortunio. Mencionan un nombre. Un nombre sombrilla. Sol. Sombra de prodigioso árbol. Leche tibia. Como diluvio de estrellas. Un nombre. Olvido.

Apuntes para los nuevos colegas

Veo muchas caras con alegría e incertidumbre. Alegría por el logro que alcanzan. E incertidumbre por el lugar geográfico que les va a tocar en el inicio del ejercicio docente, un trabajo de lo más noble, de lo más importante para la sociedad, porque es en las aulas, es en la escuela donde se forma el buen. ciudadano. Con el trabajo del maestro y con el trabajo del colegiado escolar en su conjunto.  Nuevos colegas. Hoy es un día muy especial para todos. Para ustedes porque hoy recibirán su plaza para el ingreso al servicio docente y a otros a la promoción. Y esto es por su propio mérito y el apoyo de sus familiares. Y es especial para nosotros como institución, porque cumplimos con la ley del servicio profesional docente, derivada de la reforma educativa del 2013, que es en una de sus partes, la entrega de plazas mediante un examen nacional de oposición y por lista de prelación. Bienvenidos a esta noble carrera. Me permito reiterarles dos cosas: una, que el servici...

La raya del tigre

Pintar una nueva raya al tigre. Y así lo hizo en sueños. Estaba la nieve en Roma. Y atrapó al tigre. Y estaba preparado para acometer con tinta permanente la osadía. Pintar una raya nueva al tigre. Y había nieve. Durante el sueño pasaron escenas importantes de su vida. La lectura de un poema en una biblioteca vieja del barrio de la ciudad. El encanto miel de mar. Y ahí estaba, con el tigre en paz. Y dibujando no una sino tres rayas nuevas al tigre del amor.

Paréntesis

Explicándones levantamos la mano e interrumpimos. Pedimos permiso para hacerlo. Y rompemos una lógica. A veces la redundancia. Y decimos un nombre. Hablamos del hambre. De lo injusto. Y el paréntesis se alarga o acorta. Según la locuacidad. O la impertinencia. La vida viene siendo un paréntesis. De alguien que en alguna parte. Levantó la mano. Y pronunció el nombre que llevamos. Para un inicio. Entrada en escena. Y el paréntesis se cierra.

Indiferentes

Ver sin ver. Leer sin comprender. Apuntar por rutina una ruta. Seguir un trayecto vegetal. Cerrar los ojos ante lo injusto. Ilógico. Lo incoherente. La luz se cuela por la rendija. Mas no en el corazón del indiferente. La luz no despega los ojos. Aún en las circunstancias de lo evidente. Abrazar el día. Reconocer a los caminantes. El poema es la vida bella misma.

La muerte chiquita

Yo no quiero una muerte adulta. Crecida ya. Sin mayores datos que su biografía personal de grande. Viciada de origen. Experta. No. No la quiero así. Yo quiero una muerte chiquita. Que crezca poeticamente conmigo. Que se lleve mis datos. Que aprenda de mi música. La que llevo dentro. Una muerte chiquita que me siga y la siga.

La muerte relativa

Hasta poética es la muerte. Va por rangos de edad. La referencia es de reflexión. Pretexto. Nada especial. Antes morían los abuelos. Y andábamos los nietos tristones. Luego los padres de los hijos."Ha muerto el papá de..."  Y escribimos sentidas elegías a los padres. Ahora mueren los amigos. Cambia de objetivo la muerte. Quizá por el calentamiento global. O el consumo. O, más aún, el afán de lucro. Un amigo dice: "ya es para pensarlo. He venido en este mes cuatro veces al recinto memorial. Ya hasta miedo tengo. No sea que en una de esas me quede".

Ensayo

Hagan un ensayo. Así ordenó suave el profesor en la clase de literatura. O metodología. Proyectos con plan. Estrategia. Etcétera. Acomoden las ideas al esquema. Ortodoxo, señaló preciso. Al día siguiente enfrentó la avalancha de textos. Leyendo cada quien su ensayo, tardaron varias clases. Con comentarios críticos al trabajo de los compañeros. Dictaba el dictador la sentencia calificativa. Excelente. Soberbio. Brutal. Le falta, le falta. Aducía el mentor. Faltaba uno. Del rincón aquel de siempre. Diminuto en la estatura. Y a su edad. Se presentó a sí mismo. Soy un ensayo de vida. Dijo. Pieza de un ajedrez que no comprendo. El maestro guardó silencio. Y todos los compañeros le aplaudieron.

Te miro

Te miro en el aleteo de mariposa o colibrí. En el deslizare de nube. En esa mágica fórmula de lo humano y de la perfecta vida en general. En cada pieza y jugada del ajedrez.  En la palabra escrita o pronunciada. En el exacto poema que es el universo. En cada mirada dulce o tierna. En cada canción. Te miro en la espuma del chocolate o vapor del aromático café. En la neblina y el rocío. En el color de los pétalos y en la espina. En los distintos sabores y saberes. En la humedad primigenia. Oh pedernal, roce para el fuego. En las pinturas rupestres. En la manzana de Eva y Adán. En esas miradas donde se plantea todo para planear el todo. En los sueños de futuro, visiones del deber ser. En la historia breve de las cosas sencillas. En las zapatillas del ballet. Te miro en la sonrisa del niño o viejo. En el izar banderas blancas de la paz. En la persuasión. En los cuartos de hotel donde se dibujan las rayas del tigre. En la nieve saboreada del melocotón. En los templos donde se ora por el...

A veces me distraigo

A veces me distraigo. Y olvido mis documentos de identificación. En mi propia ciudad me siento extranjero. Es decir, bien, ante lo nuevo en el viaje. Evito hacer fila en el supermercado. Y para distraerme tomo un libro de ayuda cuando busco uno de literatura. Me distraigo y no encuentro las llaves bien guardadas. Todos me señalan por distraído. Y yo guardo sereno silencio para no gritar en mi defensa. Mal plan discutir por todo. Si el distraído soy yo. Bien consciente estoy de ello. Olvido los cumpleaños. Las fechas memorables. El preciso instante de coincidir en la sonrisa, en el guiño. Olvido los nombres o autores de canciones. Cien años de soledad es de GGM. Hamsum, autor de Hambre. En literatura algo así me defiendo. Mas en la vida cotidiana desespero. No contesto cartas. Las llamadas las dejo al olvido. Me preguntan por alguien y es nombre que no recuerdo. Hechos. procesos y procedimientos. Borrado todo eso. Bienvenidas esas notas musicales que no coordino. Palabras de familias di...

Ahora barco sí

Ahora barco sí. Como ayer quizá, el viaje. Permanente a la mar. El áureo barco permanece en movimiento. En razón de las olas. Tranquilas o agitadas. Entre tanto y todo. El diario devenir de las cosas. Una rosa aquí junto a la espina. Rosas en el mar, Aute. Sí. Noches de turbulencia. Y días agitados con sol. En la noche las estrellas también. Y en el marco oscuro destaca la luna. Recordar es vivir. Y trazar planes es vivir. Mas empujar en la nada. En el muro o en su caso rodear. Y seguir adelante. Un verso al caminante. Por el bien sonreír. Barco, seguimos. También saquemos baraja y vino. Y sigamos en el camino. Del proceloso mar como destino. Dejad las rimas.