La esperanza

Fueron muriendo. De uno en uno. El cura. El sacristán y el velador. La vecina de enfrente. El niño vendedor de papeles. El carpintero. El vendedor de billetes de lotería. El artesano. El escultor de cuerpos de plástico. La vedette. El hortelano. Y el usurero. Luto por todos. Solo quedó la esperanza al final. Y murió también. Nada queda ahora. Mas que el libro. La libreta de apuntes y un lapicero. Se cumplió el dicho ese de que la esperanza muere a lo último. No hubo nadie que le auxiliara.

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