Tren
Pasa el tren del amor y la alegría. O el de la tristeza o hastío. Decisión propia a cuál te subes. Al del amor o del odio. Héme aquí. Sin tomar la decisión. Solo que el tren viene como el tiempo. Y se va como el tiempo. No se detiene. Y te subes o te quedas. A subirte en pleno uso de tus facultades. En esa oquedad de pequeñeces. Eso de esperar el que no llega. O belleza literaria como soy Penélope. El tren de la vida y muerte. Ataviada con llanto o sonrisas. Y el tren de los besos. Y solo tú decides: te subes. O no. Simplemente eso.
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